Nosotros, los familiares de los desaparecidos, hemos decidido unirnos y hacer oír nuestra voz.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha registrado más de 284.000 personas desaparecidas en todo el mundo. Esta cifra no es más que la punta del iceberg, ya que el número real de personas desaparecidas —incluidas las desapariciones forzadas— a escala mundial probablemente ascienda a millones: una tragedia que afecta a todos los países del planeta.
Representamos a cientos de miles de padres, abuelos, maridos y esposas, hermanos, hijos y nietos que buscan a un ser querido cuya presencia nos ha sido arrebatada, sin saber si sigue con vida. El trauma de la desaparición deja secuelas en la salud mental durante generaciones. También sufrimos prejuicios, exclusión social, dificultades legales y económicas como consecuencia de la desaparición de nuestro familiar.
Y, sin embargo, nuestra condición única nos hace invisibles en muchos países. Como si el duelo interminable no fuera suficiente, también nos enfrentamos a riesgos personales y somos perseguidos en nuestra búsqueda, a veces por el propio Estado —cuando es responsable de la desaparición forzada— o cuando el Estado no protege a sus ciudadanos, a veces por grupos criminales u otros organismos. Sufrir el flagelo de la desaparición lo transforma todo, pues ataca los pilares de la familia y la comunidad. Las familias son la base fundamental de la sociedad, sostienen su estructura y conforman el tejido social. Y, sin embargo, casi siempre actuamos solos en nuestra búsqueda. Pero necesitamos apoyo. Del 11 al 13 de noviembre de 2025, en la Conferencia Internacional del CICR para Familiares de Personas Desaparecidas, más de 900 familias de 50 países se reunirán en línea para compartir sus experiencias y debatir el problema de la desaparición.
Hacemos un llamamiento a los medios de comunicación de todo el mundo para que nos escuchen y den mayor alcance a nuestra voz; a las organizaciones de derechos humanos y a los grupos de la sociedad civil para que se unan a la causa y apoyen a los familiares de las personas desaparecidas; y a los Gobiernos para que establezcan marcos jurídicos, elaboren políticas públicas que sensibilicen a la sociedad mediante eventos y lugares conmemorativos para recordar a los desaparecidos, así como herramientas y plataformas de búsqueda en las que podamos participar en el proceso. Esta causa no se limita a ningún territorio, pueblo o religión; puede afectar a cualquiera. La humanidad debe reconocer la situación de desaparición como un problema que exige una respuesta mundial, y que todos los Estados tienen el deber de proteger a cualquier persona que se encuentre en su territorio de cualquier circunstancia adversa que pueda dar lugar a la desaparición. Asimismo, es necesario fortalecer y apoyar a las organizaciones internacionales no gubernamentales y humanitarias que representan a los familiares y trabajan junto a ellos. Es fundamental apoyar y proteger a los familiares en su búsqueda.
Hoy vivimos con recuerdos y esperanza.
Les pedimos que escuchen y compartan nuestra voz, que se sumen a nuestra búsqueda de soluciones. Juntos seremos más fuertes, juntos podemos marcar la diferencia.