Diplomacia tecnológica

La transformación digital ha cambiado la forma en que se libran las guerras y sus consecuencias para la población civil. También ha transformado el trabajo de las organizaciones humanitarias, porque ofrece nuevas modalidades de uso de la información digital y de prestación de asistencia digital para crear oportunidades y mejorar la vida de las personas afectadas por crisis. Sin embargo, también preocupan los potenciales efectos negativos de estas tecnologías: el riesgo de que los datos se usen para vigilar, de que las tecnologías se empleen como armas y de que se deniegue información es particularmente elevado en situaciones de crisis.

La tendencia a la digitalización ha obligado al sector humanitario a utilizar cada vez más las tecnologías digitales para su propio funcionamiento, así como para interactuar con las personas afectadas por conflictos. Sin embargo, aún no están claros los efectos que estas herramientas pueden tener a largo plazo.

En la guerra cibernética, se emplean nuevas tecnologías, como ciberataques, drones y robots armados. Su uso crea nuevos desafíos humanitarios y jurídicos.

La comunidad humanitaria debe hallar un equilibrio delicado entre la adopción de los avances digitales y la consideración de sus potenciales efectos adversos. Es fundamental realizar evaluaciones de riesgos y tomar recaudos para estar seguros de que los beneficios digitales sean superiores a los riesgos, sobre todo cuando se trata de proteger a las personas vulnerables. Prestando particular cuidado a la protección y privacidad de los datos, la seguridad de la información y el uso responsable de los servicios y herramientas digitales, el sector humanitario puede aprovechar el poder transformador de la revolución digital y, al mismo tiempo, minimizar los daños que inadvertidamente podría causar a las personas a las que se propone ayudar..