Los avances tecnológicos han modificado drásticamente la manera de hacer la guerra desde 1863. Sin embargo, hay una triste realidad que no cambia: el nivel de sufrimiento que deben soportar las personas civiles atrapadas en medio de esos conflictos. El cofundador del CICR, Henry Dunant, escribió lo siguiente hace 160 años, tras ser testigo de los horrores del combate:
casas agujereadas, agrietadas, deterioradas; sus habitantes, que han pasado, sin luz y sin víveres, cerca de veinte horas en las bodegas, comienzan a salir; el estupor que se pinta en sus rostros demuestra el prolongado padecer al que se han visto sometidos.
Estas líneas podrían haber sido escritas por quienes sufren hoy las consecuencias de los conflictos armados en Ucrania, Yemen o Siria. La población civil que ha vivido los enfrentamientos en Afganistán o Somalia en los últimos años exhibe el mismo estupor ante el horror de los conflictos que se libran en sus países.
“Tras 160 años de actividad, el Comité Internacional de la Cruz Roja está en condiciones de afirmar que el mundo ha hecho grandes avances para reducir los daños a la población civil en el campo de batalla. Así y todo, el sufrimiento que se vive en los conflictos armados actuales es inmenso, por lo cual aún queda mucho por hacer para reducir el dolor y la angustia”, señaló la presidenta del CICR, Mirjana Spoljaric. “El respeto del derecho internacional humanitario es y seguirá siendo la única manera de preservar un mínimo de humanidad durante los conflictos armados. Las leyes de la guerra deben ser consideradas como una prioridad política.”
El CICR realiza actividades en 100 países y cuenta con una fuerza laboral de más de 21.000 empleados. En los años venideros, junto con sus socios del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, seguirá ejerciendo su labor para que todos comprendan el carácter neutral, imparcial e independiente de nuestras actividades humanitarias, incluso ante el surgimiento de nuevas armas y tecnologías.
Siempre del lado de la humanidad, el CICR también seguirá promoviendo e insistiendo en un mayor respeto del derecho internacional humanitario, que prohíbe la violencia contra quienes no participan en las hostilidades.
Nota para editores: en su famoso libro, Recuerdo de Solferino, Henry Dunant proponía la creación de sociedades de socorro que pudieran ser identificadas a partir de un mismo emblema, así como la firma de un tratado internacional para proteger a los heridos en el campo de batalla. El 17 de febrero de 1863, esta visión se volvió realidad cuando un grupo de ciudadanos de Ginebra fundó el comité internacional de socorro a los militares heridos, que más adelante pasaría a ser el Comité Internacional de la Cruz Roja. Un poco más de un año después, el 22 de agosto de 1864, doce Estados firmaron un tratado que consagraba la obligación de preservar y proteger a los soldados heridos, así como a las personas y el equipamiento necesarios para brindarles asistencia. Así nacieron los Convenios de Ginebra.
Más información:
Fatima Sator en Ginebra (inglés, francés),
fsator@icrc.org, +41 79 848 49 08