Cinco mitos acerca de los Convenios de Ginebra al cumplirse sus 70 años

09 agosto 2019
Cinco mitos acerca de los Convenios de Ginebra al cumplirse sus 70 años
Sudeste de Alepo en 2016. Fotografía: Tarabishi, Sana

Los Convenios de Ginebra son la piedra angular del derecho internacional humanitario. Se los conoce como "las leyes de la guerra" y su objetivo es disminuir el sufrimiento en tiempo de conflicto armado. Al cumplirse, este año, 70 años de su aprobación, la Dra. Helen Durham, directora del Departamento de Derecho Internacional y Políticas del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), explica a continuación cinco mitos sobre los Convenios de Ginebra.

PRIMER MITO: En la guerra, el sufrimiento humano no tiene límites.

REALIDAD: Desde Siria hasta Sudán del Sur, las imágenes de conflictos y violencia inundan las redes sociales y las noticias. Con toda esta información, es fácil pensar que la violencia no tiene límites en tiempo de conflicto. Sin embargo, los Convenios de Ginebra defienden la idea de que incluso la guerra tiene límites. Sus normas abordan cuestiones como el trato que ha de darse a los heridos y los enfermos, la prohibición de la tortura, el derecho de las familias a conocer el paradero de sus parientes desaparecidos y el requerimiento de que todos los prisioneros de guerra sean tratados con humanidad.

Todos los días vemos el derecho en acción: cuando un militar, al atacar, tiene la precaución de dejar a resguardo del ataque los edificios civiles, cuando se permite que una persona herida pase por un puesto de control, cuando un niño en las líneas del frente recibe alimentos y otros tipos de ayuda humanitaria, y cuando se mejoran las condiciones de vida de los detenidos.

Como Nelson Mandela declaró acerca de los Convenios de Ginebra, "continúan recordándonos con gran fuerza la obligación que todos tenemos de cuidarnos mutuamente, incluso y particularmente, en condiciones que fomentan un comportamiento contrario" (Londres, 2003).

SEGUNDO MITO: Con algunos grupos, no se puede o no se debe interactuar.

REALIDAD: Los Convenios de Ginebra establecen que el CICR debe interactuar con todas las partes en conflicto. El CICR dialoga con unos 200 grupos armados en todo el mundo en relación con nuestras actividades o preocupaciones humanitarias. Nuestras investigaciones han demostrado que los grupos descentralizados no estatales están influenciados por las estructuras de mando y que se puede influir positivamente en los mandos para que respeten los los Convenios de Ginebra.

El mundo de hoy lucha por equilibrar los imperativos de seguridad de los Estados, la justicia para las víctimas y los sobrevivientes, las obligaciones jurídicas respecto de quienes están asociados con el enemigo y las necesidades humanitarias.

El derecho internacional humanitario puede ayudar. No juzga los motivos de los enfrentamientos. Establece que las personas que ya no participan directamente en las hostilidades tienen derecho a recibir protección y deben ser tratadas con humanidad, incluso el enemigo.

TERCER MITO: Los Convenios de Ginebra están desactualizados.

REALIDAD: En 1949, nadie pensaba en la necesidad de definir un ataque indiscriminado o desproporcionado en el ciberespacio. Del mismo modo, los autores y los firmantes de los Convenios no habían previsto que los conflictos armados no internacionales se multiplicarían ni que los grupos armados se volverían tan diversos.

La naturaleza de los conflictos cambia y, a la vez, las leyes de la guerra no son estáticas. Las tecnologías de rápido desarrollo crean nuevas líneas de frente en el ciberespacio y nuevas tecnologías, como los sistemas de armas autónomas. Al CICR le preocupa el potencial costo humano de las operaciones cibernéticas y, por lo tanto, está trabajando para comprender y aclarar los problemas básicos relacionados con las nuevas tecnologías y con las armas, en particular, las consecuencias humanitarias y los requisitos jurídicos.

CUARTO MITO: No podemos actuar juntos para resolver las amenazas a las que nos enfrentamos.

Cuando el mundo se unió después de los enormes horrores de la Segunda Guerra Mundial, la determinación compartida de evitar tal destrucción masiva en el futuro fue tan fuerte que las negociaciones que condujeron al establecimiento de los Convenios de Ginebra duraron solo cuatro meses. Lo que demuestra todo lo que se puede lograr en un plazo tan corto cuando los Estados se sienten obligados a actuar.

QUINTO MITO: Los tratados internacionales no aportan mejoras.

REALIDAD: Desgraciadamente, somos conscientes de que los Convenios de Ginebra y las leyes de la guerra no logran impedir que se cometan horrores en el campo de batalla. Pero cuando se respeta el derecho internacional humanitario, el daño a los civiles se reduce drásticamente.

Desde los tratados sobre la prohibición de las minas terrestres antipersonal, que han contribuido a una reducción considerables del uso de estas armas y han salvado miles de vidas, hasta los Convenios de Ginebra, que nos permitieron visitar a más de un millón de detenidos el año pasado, el derecho internacional ha aportado mejoras a muchas personas que luchan por mantenerse con vida en tiempo de conflicto.

Como expresó el presidente del CICR, Peter Maurer, "el mundo ha aceptado universalmente que, incluso en tiempos de guerra, la humanidad debe prevalecer. Es por completo cierto que estaríamos peor sin los Convenios de Ginebra. Pero es necesario darles más apoyo, defenderlos con más contundencia e innovar para para crear nuevas formas de proteger a las personas en el mundo de hoy, que cambia tan rápidamente".