Colombia: albergues escolares, alivio para niños que vuelven a clase en zonas de conflicto
Mientras esta temporada de regreso a clases está llena de padres de familia que vuelven a la rutina y millones de estudiantes que empiezan un nuevo año escolar, en las zonas del país afectadas por el conflicto viven niños que tienen que caminar por horas y sortean el riesgo de artefactos explosivos o minas para llegar a la escuela.
Ese ha sido el caso de los alumnos de la vereda Los Andes, en San Vicente del Caguán (Caquetá). Allí la comunidad no ha podido transitar la zona con tranquilidad. A pesar de que el lugar cuenta con el único colegio que tiene hasta el grado once en esta apartada región, la falta de un albergue escolar adecuado estaba causando deserción estudiantil.
Los albergues escolares son un alivio para los niños que no pueden volver a sus casas todos los días después de clase, bien sea porque viven muy lejos o porque la situación de violencia no les permite regresar sanos y salvos a casa.
“Vimos que en la vereda Los Andes había muchos niños que pasaban la noche en un albergue improvisado, donde estaban muy incómodos o tenían que acudir a conocidos para poder dormir cerca al colegio. Algunos tenían que abandonar las clases por las dificultades que tenían los padres para movilizarlos”, explica Mauricio Méndez, ingeniero del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que estuvo al frente de la construcción de un nuevo albergue para esta comunidad.
El proyecto se hizo realidad en el segundo semestre de 2015 y ahora el albergue escolar puede hospedar a cerca de 50 estudiantes. La estructura cuenta con baños, dos dormitorios, un salón de tareas y una habitación para el profesor que esté a cargo del grupo.
Muchos ya iniciaron carreras profesionales
Construir o readecuar albergues escolares no es una tarea nueva para el CICR en zonas del Caquetá afectadas por el conflicto. En 2010 se construyó uno en la vereda El Guamo, Cartagena del Chairá, que sigue siendo de utilidad para la comunidad.
Así lo relata Nelly Buitrago Torres, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda: “Antes teníamos aproximadamente 23 niños en la escuela, pero muchos no iban porque tenían problemas para desplazarse y para alimentarse bien. Por eso, el CICR nos apoyó con la construcción de un albergue que al día de hoy sigue vigente”, agrega.
El número de estudiantes aumentó a 30 y ahora los niños cuentan con un lugar digno y seguro para pasar la noche. Según Buitrago, la iniciativa no demoró en dar frutos: “Ellos ahora piensan de una manera diferente. Cerca de 60 estudiantes han podido trasladarse e iniciar una carrera profesional".
El año pasado, 2.500 niños se beneficiaron de iniciativas del CICR para mejorar la infraestructura escolar y el acceso al agua en comunidades afectadas por la violencia armada. Conoce los detalles de estos proyectos en este mapa.
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