Día Internacional de las Personas con Discapacidad: recuperar la movilidad y retomar la vida

Día Internacional de las Personas con Discapacidad: recuperar la movilidad y retomar la vida

—Nadie está preparado para perder una parte de su cuerpo, pero a veces ocurre. Puede pasar en un tren, en un accidente de vehículo, y le puede pasar a cualquiera.
Artículo 03 diciembre 2021 México Guatemala Honduras El Salvador

A Pedro le pasó en un tren, una madrugada, mientras perseguía el sueño de una vida más digna. Semanas atrás había dejado Honduras, su tierra natal, y ya en México había tomado cinco trenes para acercarse a Estados Unidos.

—Ya nomás me faltaban como tres días para llegar a la frontera. En eso, como a las tres de la madrugada me caí del tren. Llevaba mi mochila y como hay barrotes bien pegados, el tren pasa rozando ahí... la mochila se me enganchó en un barrote de esos y me bajó.

Fractura en la mano izquierda. Lesiones en la palma de la mano derecha. Golpes en el cráneo. Ese día los médicos pudieron salvar su mano izquierda, pero la derecha estaba tan lesionada que tuvieron que amputarla.

Pedro dice que perder una parte de su cuerpo le puede pasar a cualquiera, "pero lastimosamente a veces es porque a uno le toca emigrar de su país, porque en su país es difícil la vida... y así es la vida".

Rigoberto también tuvo que dejar su país. "Siempre he trabajado en ventas, distribuyendo producto cárnico y lácteos; cuando atendía a clientes y entraba a una colonia tenía que pagar renta a las pandillas. Si no lo hacía nos quemaban las unidades de transporte, o nos quitaban la vida, o no nos permitían trabajar".

Esta situación de violencia y la necesidad de mantener a sus hijos lo hizo emprender un viaje fuera de su lugar de origen para buscar una oportunidad de empleo.

—Mi amputación pasó en Monterrey, Nuevo León. Cuando iba a subir al tren los guardias de seguridad me golpearon con piedras, y al impactarme una yo me solté y caí en las vías. Me pasó una llanta del tren. Cuando me sucedió esto mi vida cambió mentalmente, físicamente y moralmente.

Cada año miles de personas inician su trayecto por la ruta migratoria para huir de la violencia en su lugar de origen, por la falta de oportunidades o para reencontrarse con sus seres queridos que migraron.

Entre otros peligros, en su camino enfrentan el riesgo de sufrir una amputación, ya sea por algún accidente o por ser víctimas de la violencia armada, lo que las deja en una situación de doble vulnerabilidad.

Este 3 de diciembre, en el Día internacional de las personas con discapacidad, hacemos énfasis en las necesidades de protección, asistencia, acceso a la salud y rehabilitación física que tienen las personas migrantes a lo largo de su trayecto en su país de origen, tránsito y destino.

"Me dijeron que no estoy solo"

El día que Pedro se accidentó los primeros en llegar para auxiliarlo fueron voluntarios de la Cruz Roja Mexicana. Lo mismo pasó en el accidente de Óscar, un joven hondureño que perdió el pie luego de tropezar mientras trataba de alcanzar el tren, al que conocen como "La Bestia".

—Me dijeron que no me preocupara, que estaba bien, que me iban a ayudar.

En conjunto, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), las Sociedades Nacionales, las autoridades consulares y de salud asistimos a las personas migrantes amputadas, gravemente lesionadas o enfermas a través del Programa Regional de Rehabilitación Física y asistencia humanitaria. Las personas reciben atención médica y psicosocial gratuitas, y el CICR cubre los gastos de sus prótesis u órtesis.

Pedro recuerda que después del accidente estuvo 21 días hospitalizado, que recibió atención médica para asegurar que sus heridas sanaran correctamente, y que luego inició sus terapias junto con el proceso de fabricación de su prótesis. Después de un mes de tenerla ya podía sostener con ella un vaso de agua, destapar un refresco y, a veces, cerrar un zipper.

Hojear libros, abotonarse una camisa, cepillarse los dientes. Cosas de todos los días que hay que volver a dominar.

Para lograrlo, parte de su terapia es pintar y hacer otros ejercicios, como colocar aros en un tubo de plástico. Cada vez que se le resbala el pincel o que no logra sostener los aros, él lo vuelve a intentar con una determinación que los demás pueden observar en sus ojos marrones.

—A veces uno se pone triste, pero uno siempre le echa ganas. Ahora, ya teniendo la prótesis, se empieza a ver que sí tenían razón: que no debe uno afligirse, que la vida sigue y lo importante es que estás vivo.

"Hay que meterse en la mente que uno puede caminar como antes"

Óscar no dejaba de sonreír el día que recibió su prótesis y dio sus primeros pasos. Avanzaba, mientras miraba hacia abajo para ver cómo se movía: un paso detrás del otro. "Pasitos cortos, pero completos", le decía el terapeuta, al tiempo que corregía su postura y se aseguraba de que la prótesis le quedara bien.

Después de su accidente, Óscar se siente aliviado porque sabe que puede volver a caminar.

—Hay que echarle muchas ganas, sí, para poder caminar normal. Hay que meterse en la mente que hay que caminar como era antes.

Asegura que las terapias de antes y después de recibir la prótesis han sido de mucha ayuda para él. "Ya con la prótesis uno se siente más completo", dice, mientras su rostro se ilumina con otra enorme sonrisa. Hoy agradece estar con vida y tener la oportunidad de volver a ver a su familia y regresar a su país.

"Tocar la belleza en este cuadro tan trágico"

El Programa Regional de Rehabilitación Física del CICR inició formalmente en 2014, aunque dos años antes ya brindaba asistencia a personas migrantes lesionadas. Es parte de nuestro mandato de dar respuesta a las necesidades humanitarias derivadas de la violencia y los riesgos que enfrentan las personas en su recorrido por la ruta migratoria.

"Las personas que han sido beneficiadas por este programa son tan solo una fracción de la población migrante que ha sufrido como consecuencia de los peligros de la ruta migratoria, una realidad que requiere la respuesta coordinada de los gobiernos y sociedades de los países de origen, tránsito y destino. Es un imperativo humanitario crear políticas que mejoren el acceso a la salud integral y las condiciones de las personas migrantes en la ruta", asegura Óscar Alejandro Bermúdez, gerente del proyecto de rehabilitación.

Desde 2014 y hasta la fecha hemos brindado atención a 1323 personas, incluidas niñas, niños y adolescentes; y hemos entregado 1246 dispositivos de asistencia: prótesis, órtesis, dispositivos de ayuda para caminar y sillas de rueda.

Esto ha sido posible gracias a que trabajamos en colaboración con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y con albergues como Casa ABBA, localizado en Celaya, Guanajuato, al centro de México.

Ignacio Martínez, director de este albergue, hace énfasis en la importancia de contribuir a que las personas migrantes conozcan sus derechos y de brindarles protección, especialmente a quienes han sufrido algún accidente en la ruta, pues se encuentran en una situación todavía más vulnerable.

—Ellos vienen con una esperanza, con un sueño, y de repente hay una realidad que les explota en la cara, que es adquirir una discapacidad. Cuando llegan al albergue a veces vienen experimentando el no estar acostumbrados a ya no tener una parte de su cuerpo, pensando que "ya no voy a servir para nada".

Por eso también la atención psicosocial es fundamental en su proceso de rehabilitación.

Ignacio admira la resiliencia de las personas que entran al programa. "Lo más bonito, porque es como tocar la belleza en este cuadro tan trágico, es cuando ellos mismos nos dan las lecciones, cuando se reponen rápido... yo digo ¡wow!, es algo digno de aprender, digno de admirar y digno de imitar en cualquier situación que nos sortee la vida".

Ignacio también encuentra belleza en la relación que se ha creado entre las personas migrantes, quienes colaboran en el albergue, y quienes forman parte de las organizaciones que integran el proyecto: "es extraordinario, que creas amistades y creas vínculos afectivos... eso es tocar la belleza.

Ignacio define esta labor como crear algo bueno, algo que deja un fruto: "así como la discapacidad los marcó, que también los marque que hay organizaciones que se preocupan por ellos".

"Domino bien mi prótesis, camino bien"

Antes de entrar al programa del CICR Rigoberto tenía una prótesis que le había durado 10 años. Cuando se le quebró, la remendó con pasta de carro para que pegara bien, pero nunca le funcionó igual y le lastimaba mucho.

—Empezaba a dolerme. No me desempeñaba bien en los trabajos donde me daban una oportunidad... mi prótesis, si la viera, estaba dañada, quebrada.

Ahora asegura que después de las terapias y de recibir su nueva prótesis, ha encontrado un nuevo trabajo y puede conducir, incluso camiones grandes. "La siento mejor porque es liviana... me dieron de alta y me dijeron que estoy bien. Domino bien mi prótesis, camino bien".

El proceso de rehabilitación física es integral y requiere el apoyo de muchos especialistas: psicólogos, fisioterapeutas, ortesistas-protesistas, cirujanos... todos ellos contribuyen a que las personas que han sufrido alguna lesión tengan las herramientas necesarias para una reintegración social.

Para Pedro el sueño de llegar a Estados Unidos terminó el día del accidente. Los sueños cambian. Con la prótesis de la mano que perdió sabe que no podrá conseguir un trabajo con tareas pesadas, pero uno leve sí se puede. No quiere regresar a su país. "Viajaré a otro, que es España, dice convencido".

Pablo, en cambio, sueña con algún día volver a casa y ver a su familia. "Quiero poder trabajar en México y después irme para Honduras, lo que Dios decida; porque tú haces planes, pero Dios no tiene los mismos planes para ti".