Enfrentar juntos la violencia sexual y por motivos de género

Discurso del presidente del CICR

25 febrero 2019

El mundo enfrenta una grave falla en materia de protección de las personas: no ha podido resolver el enorme daño causado por la violencia sexual y por motivos de género.

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y la Organización de las Naciones Unidas, si bien trabajan a la par en muchos lugares, muy pocas veces tienen un discurso unificado. Pero, como han escuchado hoy, el secretario general y yo, junto con Julienne Lusenge, sentimos la necesidad de hacer una declaración pública contra la violencia sexual y por motivos de género, así como de hacer un llamamiento conjunto para que se tomen medidas urgentes.

Hoy nos comprometemos a hacer más por los supervivientes de la violencia sexual y por motivos de género.

Exigimos que se ponga fin a las atrocidades sexuales como táctica de guerra.

Exigimos que se cambie la actitud de culpar a los supervivientes, y que se responsabilice a los victimarios.

Exigimos mayor protección para las comunidades en riesgo.

Y sobre todo, exigimos que se escuche a los supervivientes, que se los tome en serio y que sus necesidades sean la principal prioridad.

En este año, el del 70° aniversario de los Convenios de Ginebra, pedimos a los Estados que reafirmen su compromiso con el derecho internacional humanitario.

El derecho no deja lugar a dudas: la violación y otras formas de violencia sexual van contra la ley. Esta prohibición es clara y universal en los Convenios de Ginebra y, sin embargo, a 70 años de su adopción, sigue habiendo conductas indebidas y escasa rendición de cuentas.

Tanto el personal como los voluntarios y las voluntarias del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en todo el mundo, están muy al tanto de los efectos devastadores que la violencia sexual y por motivos de género tiene en mujeres y hombres, niñas y niños.

Nosotros trabajamos con los supervivientes de estos actos atroces, entre ellos:

mujeres y niñas entregadas como trofeos de guerra;

padres cuyos hijos han sido secuestrados y violados;

mujeres jóvenes que huyen de desastres y de conflictos y son esclavizadas sexualmente; y con detenidos cuando las atrocidades sexuales se convierten en formas de tortura.

Podemos ver la magnitud y la duración del daño causado por la violencia sexual y por motivos de género, tanto a nivel físico como psicológico. A menudo está ligado a un intento de deshumanizar y degradar.

También sabemos de la existencia de violaciones que no vemos ni escuchamos: la violencia sexual es un crimen que se oculta porque se lo considera tabú. Debido a la culpa y a la estigmatización de la víctima, muchas sienten vergüenza y permanecen calladas. No se denuncia, se encubre, y muy frecuentemente los responsables quedan libres.

Estas violaciones son terribles. Esta realidad nos conmociona pero, en lugar de huir ante la aversión y la incomodidad, debemos tomar cartas en el asunto.

Los supervivientes, las comunidades en riesgo, y sus defensores nos dicen que debemos hacer más. En las comunidades afectadas por la violencia, las mujeres jóvenes manifiestan que la violencia sexual es su principal temor. Nos piden que hagamos algo al respecto.

Nosotros escuchamos, y debemos responder de manera urgente. Las comunidades solicitan protección y seguridad, acceso a los servicios de salud, y que se trate a las y los supervivientes con respeto y dignidad. Hoy nos comprometemos a hacer más.

Reforzaremos nuestra interacción con las comunidades, y nos guiaremos por las necesidades y los deseos de los supervivientes. Es común que haya falta de inversión en los derechos, la resiliencia y las capacidades de los supervivientes.

Seguiremos apoyando a los supervivientes y a sus organizaciones locales. Reconozco la valentía de la Cruz Roja, la Media Luna Roja, los trabajadores de Naciones Unidas, las ONG locales y los defensores, como Julienne, que continúa ayudando a sus hermanos y hermanas a pesar de recibir amenazas por realizar una actividad que implica ir en contra de los desequilibrios de poder y las prácticas sociales dañinas. Mi mensaje para ustedes es que su trabajo es valorado y es esencial; continúen esforzándose para mejorar la vida de muchas personas.. Nuestro apoyo a ustedes continúa.

Como respuesta a las necesidades de las comunidades, estamos incrementando los servicios de salud mental y apoyo psicosocial, así como la ayuda económica. Estamos trabajando con los supervivientes que nos contactan, y llegaremos a las comunidades para encontrar a quienes sufren en silencio. Guiándonos por los principios humanitarios de neutralidad e imparcialidad, trabajaremos con menores de edad y con adultos, sin tener en cuenta el género.

El Comité Internacional de la Cruz Roja hace hoy un llamamiento por 27 millones de francos suizos para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas a la violencia sexual en catorce países clave. Esto incluye la ampliación de los servicios en Colombia, el mejoramiento de las respuestas en Siria, y nuevos servicios en República Centroafricana. Este año contamos, por primera vez, con especialistas dedicados en seis países que darán una respuesta coordinada en el terreno.

Nos preocupa tanto la prevención como la respuesta. La violencia sexual no es una consecuencia inevitable de la guerra, y no todos los actores armados cometen estos delitos. Esto quiere decir que las violaciones pueden prevenirse. Mantenemos el diálogo con portadores de armas y autoridades para comprender sus prácticas, influenciar de manera positiva y prevenir las violaciones.

Trabajamos para proteger a las comunidades que pueden verse expuestas a sufrir daños: el riesgo de abusos es mayor en situaciones de desastre, para los migrantes vulnerables y para quienes viven en la pobreza.. La Federación Internacional redoblará su apoyo a las Sociedades Nacionales para fortalecer los servicios locales que prioricen a los supervivientes. Es importante que se atienda su salud y sus medios de subsistencia.

Tenemos una responsabilidad colectiva de mejorar nuestras prácticas. Está claro que los esfuerzos actuales no son suficientes. El CICR, junto con el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y la Organización de las Naciones Unidas, hoy se comprometen a trabajar más por los supervivientes y las comunidades en riesgo. No podemos aceptar la violencia sexual y por motivos de género . No podemos fallarles a quienes más nos necesitan.