Joven programador desarrolla su talento en una de las zonas más difíciles de El Salvador

Proveniente de Ciudad Delgado, una de las zonas más pobladas y problemáticas de San Salvador, Jeffry, de 19 años, obtuvo la oportunidad de formarse como programador informático.

Todo empezó con el Proyecto Oportunidades de Inclusión Social (OIS), que lo acercó a una empresa de tecnología para que recibiera formación en un área de alta demanda laboral en El Salvador.

Hace apenas dos años, Jeffry terminó su educación secundaria. Debido a sus limitados recursos económicos, consideró la idea de trabajar de la primera cosa que le ofrecieran. Sin embargo sus aspiraciones definirían que pasaría buena parte de su vida persiguiendo un sueño frente a un monitor y un teclado.

"Vivir en El Salvador, dentro de una comunidad difícil, es lo que me ha hecho más fuerte," comenta Jeffry.

El municipio donde habita es uno de los que ha sido incluido en el plan gubernamental del país para prevención de violencia por reportar altos índices de homicidios, presencia de pandillas y difícil acceso a servicios básicos a consecuencia de la violencia.

"Las personas piensan que vivir en una zona violenta puede detener las ganas de una persona para salir adelante, pero no es así. Las oportunidades de lograr los sueños están y hay que salir a buscarlas", añade Jeffry.

Según sus vecinos, Jeffry se ha convertido en un ejemplo a seguir.

"Con 19 años, ha aceptado el reto de enfrentarse a dificultades y luchar por alcanzar la meta de convertirse en ingeniero en sistemas", comenta un vecino del barrio.

La empresa Central American Software Services (CASS) lidera un programa para establecer Centros de Desarrollo de Software (CDS) dirigidos a jóvenes que viven en zonas de riesgo. En El Salvador, CASS se acerca a las comunidades a través del Proyecto Oportunidades de Inclusión Social (OIS) y Puentes para el empleo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Fruto de esta alianza, Jeffry fue uno de los jóvenes beneficiarios que ha tenido acceso al proyecto y ha logrado formarse para ser un programador informático.

Como resultado de su buen desempeño como estudiante, se ha ganado una pasantía remunerada dentro de CASS. Así, ha podido materializar sus sueños, contribuyendo a la construcción de una página web para un hospital en Francia.

Ser parte de este proyecto lo llena de satisfacción y con el salario que recibe por el trabajo que realiza puede costear su carrera de ingeniería en sistemas.

Roland Despinoy, fundador y director de CASS, opina que "los jóvenes necesitan esperanza, un rumbo y valores morales, y eso se refuerza cuando se sienten involucrados en proyectos como estos. Parte de la violencia en cualquier país, tiene que ver con la falta de inclusión, de no pertenecer a algo concreto". El objetivo de Despinoy es que este plan extienda cada vez más en otros municipios y departamentos del país y así involucrar a más jóvenes en esta actividad. Esta iniciativapodría mejorar las condiciones de vida de muchas personas.

El proyecto de vida que ahora se plantea Jeffry es muy diferente al que tenía hace dos años. Ha podido ampliar sus competencias técnicas; ha desarrollado más confianza en sí mismo, y ha conocido el mundo laboral. Dice estar preparado para ser parte de una empresa que le brinde la oportunidad de demostrar sus conocimientos y de combinar esta actividad con su pasantía.

"No hay que detenerse. Es difícil, lo sé. Solo mis padres saben todo el esfuerzo que hacen por pagarme el transporte para asistir y recibir las clases, pero eso me impulsa a querer ser más. Los jóvenes en El Salvador somos productivos, solo tenemos que acercarnos a las oportunidades que existen", reflexiona Jeffry.

El Proyecto OIS, que es liderado por Cruz Roja Salvadoreña y apoyado técnica así como financieramente por el consorcio formado por la Cruz Roja Italiana, Suiza y Noruega además del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), trabaja en la mitigación de las consecuencias de la violencia. Implementa programas que contribuyen a empoderar a la juventud y a contrarrestar la estigmatización de los jóvenes a consecuencia del riesgo social que viven en sus comunidades, limitándoles las oportunidades de desarrollarse y de ser resilientes al contexto.