Organizaciones confesionales y líderes religiosos: asociados esenciales en la acción humanitaria

22 julio 2015
Organizaciones confesionales y líderes religiosos: asociados esenciales en la acción humanitaria
Kabul, Afganistán, 2013. Mesa redonda sobre el Islam y el derecho internacional humanitario organizada por el CICR, celebrada con la participación de líderes religiosos islámicos, estudiosos de madrasas, organizaciones islámicas y ministerios gubernamentales. / CC BY-NC-ND/CICR

¿El CICR debe dialogar con los círculos religiosos? Si es así, ¿cómo puede la Institución hacerlo sin comprometer su misión humanitaria neutral? Desde Irak al Vaticano, desde México a Jerusalén, desde la República Centroafricana a Bangladesh, el CICR se aproxima a los líderes religiosos y a las organizaciones confesionales. Ronald Ofteringer, asesor del CICR en asuntos globales, explica la importancia de fortalecer la protección y el respeto de las personas y comunidades afectadas por conflictos y situaciones de violencia.

Durante los pasados veinte años, el CICR ha reforzado notablemente su diálogo con las organizaciones confesionales y los líderes religiosos. ¿Qué esperan ustedes de esta interacción?

El respeto de la dignidad humana y la protección de los seres humanos en tiempo de conflicto armado están firmemente cimentados en los preceptos de las principales religiones del mundo, si no en todas. El diálogo entre las organizaciones humanitarias y los líderes religiosos puede ayudar a crear un entendimiento común sólido y transmitir mensajes contundentes a las comunidades, a los portadores de armas y a los encargados de adoptar decisiones. Puede contribuir a proteger la vida humana y limitar el uso de la fuerza.

A nivel mundial, las figuras religiosas pueden desempeñar un papel central para reforzar el respeto de los valores humanitarios y la protección de los civiles, incluidas las mujeres y los niños, en situaciones de guerra. A nivel nacional y de las comunidades, los líderes religiosos responsables guían a sus comunidades y, en situaciones de agitación y violencia, pueden ayudar a mantener su cohesión.

Las organizaciones religiosas y las iniciativas a nivel de la comunidad suelen desempeñar un papel esencial en la prestación de los servicios humanitarios iniciales e inmediatos. Para las organizaciones humanitarias nacionales e internacionales son asociados importantes, que les ayudan a comprender las situaciones y las sensibilidades locales. También pueden contribuir a la elaboración de programas significativos que respondan a las necesidades de las personas afectadas, ayudar a explicar la labor y la misión de las instituciones neutrales, imparciales e independientes como el CICR y facilitar el acceso seguro de esas instituciones.

Tijuana, México, 2014. El "Desayunador Salesiano" es un centro dirigido por los salesianos (una institución católica de beneficencia) que ofrece comidas a los migrantes que se dirigen a Estados Unidos. El CICR ha ayudado a este centro mediante la renovación de la fontanería y la instalación de paneles solares. / CC BY-NC-ND/CICR/J. Cornejo

A veces, los líderes religiosos son responsables de alimentar tensiones. ¿Cómo puede el CICR cooperar con ellos?

En situaciones de violencia, durante los conflictos armados, la religión y las ideologías basadas en la religión pueden actuar en forma muy positiva para limitar los excesos de la guerra, establecer el diálogo y reconciliar a las comunidades y los beligerantes. Para mencionar un solo ejemplo, en la República Centroafricana, tanto el Gran Imán como el arzobispo de Bangui hicieron oír su voz para reconciliar a las facciones en pugna y a las comunidades divididas y limitar la violencia.

En las últimas dos décadas, el mundo ha presenciado una revitalización de la religiosidad, que ha venido acompañada de una especie de "desregulación" y del paulatino reemplazo de la espiritualidad por apariencias y simbolismos superficiales y por el surgimiento de líderes autodeclarados. Lamentablemente, con el uso generalizado de los medios de comunicación, esas voces, a menudo caracterizadas por la intolerancia y las tensiones sectarias e interreligiosas, han crecido y han contribuido a las tensiones entre religiones y comunidades.
En estas situaciones, el diálogo incluyente y la construcción de un ambiente de confianza son elementos indispensables. En muchos contextos, han demostrado su eficacia para mejorar el respeto de los valores y principios humanitarios y, por ende, aliviar el sufrimiento de las personas y comunidades afectadas por conflictos o situaciones de violencia. El diálogo y la creación de confianza pueden contribuir a limitar la polarización y, cuando es posible, a reducir el número de víctimas.

La interacción con todos esos grupos o individuos es una de las principales fortalezas del CICR: es fundamental conocer cómo trabaja la Institución y comprender su papel y su cometido. Ello, a su vez, permite al CICR llevar adelante sus actividades humanitarias.

¿Cómo se concilian los preceptos religiosos con el cometido del CICR como organización neutral, imparcial e independiente?

El respeto de las creencias religiosas y el derecho de los prisioneros de guerra de practicar su religión se hallan consagrados en el principio de humanidad y en el derecho internacional humanitario (DIH).

La acción humanitaria del CICR no impide en modo alguno el diálogo y los intercambios con líderes religiosos y organizaciones y comunidades confesionales. En realidad, así sucede también con cualquier grupo o individuo con quien el CICR entra en contacto para fortalecer la protección de la dignidad humana y el respeto del derecho. El CICR también colabora, por ejemplo, con entidades políticas, sin que esto afecte su neutralidad, su imparcialidad ni su independencia.

Las personas afectadas por conflictos o situaciones de violencia son la principal preocupación del CICR. La Institución procura fortalecer el diálogo y la interacción con quienquiera se halle en una posición desde la cual pueda influir favorablemente en el destino de esas personas. En sus relaciones con los círculos religiosos –como así también con entidades políticas, comunidades étnicas y otros actores– el CICR mantiene su identidad no religiosa y se abstiene de entrar en controversias religiosas y políticas.

Hasta ahora, la mayor parte de las actividades y contactos del CICR se han relacionado con círculos islámicos. ¿Por qué?

El CICR ha mantenido diálogos sustanciales con eruditos musulmanes y círculos islámicos acerca de los puntos en común y las diferencias entre el derecho internacional humanitario y su equivalente en la jurisprudencia islámica, así como sobre cuestiones humanitarias concretas, como el acceso a las víctimas y la protección del personal médico, las instalaciones de salud y los heridos y enfermos. En particular, mantiene desde hace tiempo un diálogo académico con estudiosos musulmanes en Irán. Además, ha participado en conferencias y mesas redondas acerca de la Sharia y el DIH en Pakistán, África y varios países de Oriente Próximo.

El CICR siempre ha procurado entablar relaciones transparentes y de confianza con los actores clave en los países miembros de la Organización para la Cooperación Islámica, sobre todo debido al hecho de que, durante las últimas dos décadas, han aumentado las necesidades de las víctimas de los conflictos en el mundo musulmán. A mediados de la década de 1990, la Institución comenzó a celebrar consultas en forma más sistemática con estudiosos, intelectuales y humanitarios musulmanes, como complemento de su habitual cooperación con las entidades gubernamentales y de la sociedad civil. El objetivo era y sigue siendo superar las percepciones erróneas de ambas partes y mejorar la protección de la dignidad humana durante los conflictos armados mediante el diálogo sobre los fundamentos jurídicos, doctrinarios y éticos de las normas humanitarias y sobre los problemas concretos que se presentan en los conflictos contemporáneos y las formas de encararlos.

¿Cuál es la relación del CICR con otros líderes religiosos y organizaciones confesionales?

El CICR tiene gran interés en el diálogo y la interacción con instituciones, movimientos y comunidades religiosas y su práctica en ese ámbito data de largo tiempo atrás. Ese interés abarca a todas las religiones. En marzo de 2014, Peter Maurer, presidente del CICR, mantuvo un encuentro con el papa Francisco. Hablaron de numerosas cuestiones humanitarias, entre ellas la forma de mejorar la protección de la dignidad humana, reforzar el respeto del personal médico y de las instalaciones de salud, la situación de los prisioneros y los derechos de los migrantes.

El CICR mantiene también un diálogo permanente con organizaciones y comunidades judías, particularmente en Israel y los territorios ocupados. En México y Centroamérica, como asimismo en otros lugares del mundo, el CICR dialoga con instituciones confesionales y religiosas comunitarias: los esfuerzos conjuntos ayudan a mitigar las situaciones a veces dramáticas que afrontan los migrantes durante las travesías que los alejan de su hogar. También podemos mencionar las organizaciones de caridad y de ayuda islámicas, que desempeñan un papel importante en la respuesta humanitaria a la crisis de los refugiados sirios en Líbano, Jordania, Irak y Turquía.

En muchos países, el CICR ha entablado o procura entablar contactos con los actores religiosos pertinentes que ejercen influencia en conflictos y situaciones de violencia, entre ellos los grupos y asociaciones budistas en Asia y las iglesias evangélicas y pentecostales en algunos países africanos. Las razones principales de ese diálogo y de esas actividades es reforzar el entendimiento recíproco, superar las percepciones erróneas de ambos lados, fortalecer el respeto de la dignidad humana, preservar la vida humana, fortalecer la protección de quienes no participan en los conflictos armados o situaciones de violencia y prevenir el sufrimiento.