Pandemia, conflictos y violencia sexual

Pandemia, conflictos y violencia sexual: invertir la carga de la prueba

Por Sophie Sutrich
Artículo 19 junio 2020 China Reino Unido Sudáfrica Kenia

La violencia sexual está prohibida por el derecho internacional humanitario, pero es aún una cruda realidad. En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, Sophie Sutrich, a cargo de la unidad del CICR que aborda la cuestión de la violencia sexual, hace hincapié en las consecuencias que la violencia sexual en contextos de conflicto tiene para los y las sobrevivientes, y se detiene en los efectos particulares que ha tenido la pandemia de COVID-19.

La violencia sexual es un efecto colateral conocido en situaciones de emergencia, y la pandemia de coronovirus que nos aqueja no es la excepción. La situación de las personas afectadas por emergencias humanitarias existentes se agrava por otras vulnerabilidades relacionadas con riesgos en materia de economía, salud y protección.

Entre las amenazas a la protección, se observa un claro incremento del riesgo a la violencia, la negligencia, la explotación y los abusos sexuales, la discriminación y la exclusión social a raíz de las consecuencias del virus y de sus efectos secundarios.

En todo el mundo, los titulares de las noticias advierten que la pandemia ya ha provocado un aumento de los riesgos y los casos de violencia sexual y por motivos de género. Desde China hasta el Reino Unido, y en muchos otros lugares, se registró un aumento de entre el 60 y el 700% en las llamadas a las líneas de atención telefónica para la violencia doméstica. En Sudáfrica, el presidente emitió una declaración en la que afirmó que, a partir de que el país entró al nivel 3 de alerta de confinamiento el 1 de junio, se ha producido un aumento en los femicidios. En Canadá, la red de 550 casas seguras, donde se reciben casos de violencia doméstica, quedó abarrotada de personas tan solo horas después de que comenzó el confinamiento a nivel nacional. En Kenia, el Consejo Nacional de Administración de Justicia emitió un comunicado en el que informó de un "aumento significativo" de delitos sexuales desde marzo de 2020.

En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos y en medio de una crisis de salud pública mundial, resulta oportuno reflexionar sobre cómo la pandemia repercute en la violencia sexual en conflictos y en otras situaciones de violencia.

Cuando la falta de información lo dice todo

La información sobre los efectos de la pandemia en la prevalencia y los patrones de violencia sexual en conflictos aún es escasa. Pero el hecho de que sea difícil recopilar este tipo de datos, en general, es un indicador de que no hay suficientes espacios para que los y las sobrevivientes busquen asistencia y cuenten su experiencia, lo cual es preocupante.

Debemos tomar las medidas necesarias para que nuestra respuesta no dependa de que las personas sobrevivientes decidan exponer su experiencia individual, sino que esté dirigida a rendir cuentas a las víctimas o sobrevivientes en vista de la naturaleza generalizada de esta problemática. En otras palabras, necesitamos invertir la carga de la prueba de violencia sexual.

En contextos humanitarios, aumentan los riesgos de violencia sexual a la vez que disminuye la posibilidad de acceder a servicios de respuesta aporque la presencia de organismos de ayuda en el terreno es escasa, porque los servicios humanitarios han sido reducidos o porque los recursos financieros, humanos y técnicos han sido destinados a la respuesta a la pandemia, a expensas de los servicios de salud sexual y reproductiva. Por ejemplo, vemos un aumento en las restricciones de movimiento y, al mismo tiempo, las personas no quieren acudir a los centros médicos por temor a exponerse al virus. Esto significa que una víctima o sobreviviente podría no ir a un centro de salud dentro de las 72 horas críticas posteriores a una violación.

Por otro lado, también podría estar disminuyendo la capacidad de los organismos humanitarios, incluido el CICR, de realizar un seguimiento y de prestar asistencia. Lo cual también incide en la información; es probable que actualmente sea más difícil acceder a los servicios de asistencia, que son el punto de acceso clave para que los y las sobrevivientes de violencia sexual pueden contar su experiencia y recibir asistencia. Esto significa que, si bien los datos muestran que los casos han disminuido, en realidad son una representación falsa de las cifras reales. Esta situación es sumamente preocupante porque estos factores dificultarán, con el tiempo, el mapeo de los riesgos, las tendencias y la prevalencia, así como la respuesta de calidad a los casos de violencia sexual, lo que retrasaría los progresos que hemos alcanzado hasta la fecha en materia de respuesta a violencia sexual y por motivos de género.

Si bien no veremos cifras reales que confirmen el aumento de la prevalencia de violencia sexual por un tiempo, debemos suponer que la prevalencia es al menos tan alta como antes de la pandemia. Además, debemos reconocer y planificar sobre la base de un aumento de los factores de riesgo. Sabemos que los casos de violencia sexual tienden a aumentar en emergencias y hemos visto pruebas de que eso está sucediendo durante esta crisis sanitaria. En consecuencia, debemos continuar haciendo todo lo posible para garantizar el acceso a servicios vitales contra la violencia sexual, y sostener los esfuerzos para prevenir la violencia sexual. No solo demos dar prioridad a estos esfuerzos, sino que no debemos desatenderlos en estos tiempos difíciles. Se lo debemos a las mujeres, hombres, niños y niñas sobrevivientes de violencia sexual o que corren el riesgo de sufrirla.

La atención de salud sexual y reproductiva, el apoyo psicosocial y en salud mental, y los servicios de protección para los y las sobrevivientes de violencia sexual son prioridades del CICR, y continuaremos participando en el diálogo sobre la violencia sexual en conflictos como crimen de guerra.

Este artículo fue publicado originalmente en el Humanitarian Law & Policy Blog.

V. también: