Refugiados, repatriados y personas desplazadas: declaración del CICR ante las Naciones Unidas, 2015

06 noviembre 2015

Asamblea General de las Naciones Unidas, Septuagésimo período de sesiones, Tercera Comisión,tema 65 del programa, declaración del CICR, Nueva York, noviembre de 2015.

Debate general sobre el informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, cuestiones relacionadas con los refugiados, los repatriados y los desplazados y cuestiones humanitarias.

Los conflictos armados siempre han sido una causa de desplazamiento tanto dentro de las fronteras de los países afectados como fuera de ellas. Cuando las partes en conflicto se van acercando, algunas personas deciden marcharse como una medida preventiva hasta que las condiciones de seguridad les permiten regresar nuevamente. Pero lo que presenciamos hoy en día con demasiada frecuencia -es decir violaciones generalizadas del derecho internacional humanitario, que dan lugar a un desplazamiento prolongado y en gran escala- no es algo normal y no debemos aceptarlo como tal.

El número cada vez mayor de desplazados internos y de refugiados es una clara indicación de que la respuesta internacional a los conflictos armados actuales es insuficiente. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) reitera su llamamiento en favor de un compromiso diplomático y político mucho más firme por parte de los gobiernos de garantizar un mayor respeto del derecho internacional humanitario. De hecho, esto sigue siendo un factor esencial para mejorar la situación actual: si las partes en un conflicto armado cumplen sus obligaciones para con los civiles y los bienes de carácter civil, se podría evitar la mayoría de los desplazamientos, las personas desplazadas sufrirían mucho menos y un mayor número de ellas podría regresar a sus hogares.

El desplazamiento también tiene repercusiones negativas a corto y largo plazo en el conjunto de la sociedad. La pérdida de tierras productivas y de capital debilita la economía nacional. Hay una disminución en la prestación de servicios públicos básicos por la falta de trabajadores calificados que se han marchado. Por su parte, la población residente también sufre debido a una infraestructura sobrecargada en las zonas urbanas y a una mayor presión en el mercado laboral. Si no hay perspectivas de que mejore la situación, los desplazados internos se verán quizás obligados a emprender viajes peligrosos a países lejanos, lo que los expone a nuevas dificultades.

Incumbe a los Estados la responsabilidad principal de prevenir el desplazamiento y brindar protección y asistencia a los desplazados internos dentro de su jurisdicción. En este sentido, y según la experiencia del CICR, para aportar la respuesta adecuada es imprescindible comprender claramente las vulnerabilidades específicas de cada fase del desplazamiento. Es importante tener en cuenta que estas fases a menudo se superponen y exigen intervenciones flexibles que también engloben las necesidades de otros sectores de la población, como suelen ser las comunidades de acogida o los que se quedan. Por ello, el CICR acoge con satisfacción las recomendaciones formuladas por el señor Chaloka Beyani, Relator Especial sobre los derechos humanos de los desplazados internos, en su último informe, destinadas a velar por que los gobiernos puedan supervisar de forma continua a las personas afectadas por el desplazamiento y prestarles servicios públicos al mismo tiempo que a otros sectores de la población.

Las estructuras, las políticas y los programas gubernamentales tienen sentido siempre y cuando vayan acompañados de recursos financieros y humanos adecuados. Por ello, los actores de desarrollo deberían colaborar desde el principio del conflicto con las organizaciones humanitarias en un espíritu de complementariedad. De esta forma se puede garantizar el mantenimiento o el desarrollo de la infraestructura esencial, tales como los sistemas de suministro de agua y saneamiento o los hospitales, así como la educación pública continua, las redes de seguridad social, las oportunidades de ingresos y mucho más.

Al mismo tiempo, los actores humanitarios como el CICR no pueden formar parte de los procesos impulsados políticamente, si quieren preservar su capacidad para llegar a las víctimas en todos los lugares. De hecho, no es fácil a los actores humanitarios prestar protección y asistencia de manera imparcial en todas las regiones afectadas por el conflicto. Los problemas de aceptación, acceso y seguridad de los trabajadores humanitarios siguen constituyendo enormes obstáculos para nuestra capacidad de llegar a los desplazados y mejorar su situación.

El CICR continuará trabajando sin descanso por la fiel aplicación del derecho internacional humanitario y proseguirá su acción humanitaria estrictamente neutral, independiente e imparcial. Siempre que sea posible, lo haremos en estrecha colaboración con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que trabajan respetando los mismos Principios Fundamentales. Las Sociedades Nacionales también ayudan con frecuencia a los organismos humanitarios de las Naciones Unidas a prestar socorro a los desplazados internos y los refugiados.

Pero hay que hacer más, sobre todo en lo que se refiere a encontrar soluciones políticas. En lugar de aceptar con fatalismo cada vez un mayor número de personas desplazadas, es indispensable que persigamos el mismo objetivo común, que es reducir significativamente el número de desplazados internos y de refugiados a nivel mundial, así como la duración media del desplazamiento y el sufrimiento que este conlleva.