República Centroafricana: la vida en un campamento para personas desplazadas
- Hospital comunitario de Bangui.Los médicos y las enfermeras del CICR realizan un injerto de piel a un paciente en el Hospital comunitario de Bangui.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Hospital comunitario de Bangui.Valer, de dieciocho años, sufrió heridas de bala en Bambari, en marzo. Se está recuperando luego de una operación de injerto de piel.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- BanguiEl CICR trabaja junto con Sodeca para construir un sistema de abastecimiento de agua. Michel (centro) es el ingeniero hidráulico del CICR y capacita a los trabajadores de Sodeca.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiEl sistema de abastecimiento de agua en el campamento Mpoko en Bangui puede contener hasta 70.000 litros de agua. El agua de este sistema también se bombea a 12 tanques flexibles situados dentro del campamento, cuya capacidad es de 15.000 litros cada uno. A pesar de estos volúmenes, las personas que viven en el campamento consumen el agua rápidamente.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiRoyale riega las plantas en el jardín de su familia frente a una tienda. Sus familiares viven en el campamento Mpoko desde el 5 de diciembre de 2013, luego de que huyeran de sus hogares tras un ataque por grupos armados.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiRovaline (izquierda) va a buscar agua a una estación de agua. Rovaline vive en el campamento junto a su esposo y sus tres hijos desde hace casi tres años. Para obtener suficiente agua para beber, cocinar y limpiar, todos los días debe realizar dos o tres viajes a la estación de agua.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiGislain se ocupa de sus cultivos en un pequeño jardín cerca de la carpa familiar. Vive en el campamento desde hace casi tres años junto a su esposa Rovaline y sus tres hijos. La familia cultiva mandioca, cebollas y amaranto. También crían algunos cerdos.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiLa Cruz Roja Centroafricana se dedica a velar por la salud y la independencia de las personas infectadas con VIH . El CICR facilita actividades como los talleres de costura en Bangui.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiUn bebé de ocho meses toma un baño fuera de su tienda en el campamento de Mpoko en Bangui. No conoce la vida fuera del campamento.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiAlfredo, de 71 años, es maestro de escuela primaria en Bangui. Sentado fuera de su carpa, prepara algunas preguntas de examen para sus alumnos.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiBoukanga Blaise y Rosalie Barbo son marido y mujer. Viven en el campamento Mpoko con sus cuatro hijos desde el 5 de diciembre de 2013, cuando comenzó la violencia en Bangui. Antes de que su hogar fuese atacado, vivían en PK5. Desde entonces, temen volver a su barrio debido a la presencia de grupos armados. La familia se gana la vida dentro del campamento Mpoko, vendiendo alimentos y cultivando mandioca.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
- Campamento Mpoko, BanguiVirginie besa a su abuela Rosalie mientras ésta lava los platos. Aun dentro de los confines del campamento Mpoko, el amor y la esperanza no flaquean.CC BY-NC-ND / CICR / Virginie Nguyen Hoang
Miles de personas en Bangui se vieron forzadas a huir de sus hogares cuando estalló la violencia en la capital de la República Centroafricana.
Miles de personas en Bangui se vieron forzadas a huir de sus hogares cuando estalló la violencia en la capital de la República Centroafricana.
Con poco más que el deseo de sobrevivir, muchas de estas personas terminaron en el campamento Mpoko, donde intentan reconstruir sus vidas paulatinamente.
El gobierno de la República Centroafricana, Sodeca, la Cruz Roja Centroafricana y el CICR ofrecen asistencia a las personas desplazadas que se han visto afectadas por la violencia que azotó al país hace casi tres años.
Ayúdenos a asegurarnos de que la República Centroafricana nunca caiga en el olvido.