Seis cuestiones humanitarias que deben ser tratadas en 2022

Seis cuestiones humanitarias que deben ser tratadas en 2022

Además de la asistencia a personas que sufren los efectos de los conflictos y de la violencia, existen otras cuestiones humanitarias que adquieren protagonismo en la agenda de 2022.
Artículo 14 enero 2022 Afganistán Somalia Siria

Por Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Artículo publicado originalmente en World Economic Forum.

  • Las organizaciones humanitarias, como la Cruz Roja, tienen como objetivo proporcionar ayuda imparcial e incondicional a personas que sufren los efectos de los conflictos y de la violencia; sin embargo, otras cuestiones adquieren protagonismo en la agenda de 2022.
  • Además de la lucha contra la COVID-19 mediante programas de vacunación, existen cuestiones –como la crisis climática– particularmente difíciles de encarar en zonas de conflicto.
  • Los efectos de las tecnologías digitales, las armas autónomas y las ciberoperaciones también requieren atención internacional urgente, no solo por parte de actores del ámbito humanitario, sino de un espectro más amplio de socios, organizaciones y organismos gubernamentales.

Recientes sepulturas cavadas y casas destruidas colmaban el paisaje cuando viajé por la campiña afgana el pasado mes de septiembre, poco después de que las imágenes de afganos desesperados pululando por el aeropuerto de Kabul dominaron los titulares internacionales. El mundo sabe ahora –o debería saber– que muchos millones de afganos están sufriendo un invierno frío y con hambre.

"O nos ocupamos, o no nos ocupamos", dije a mis colegas en aquel momento. Cualquiera de ambas opciones tiene consecuencias. O nos ocupamos incondicionalmente por quienes sufren esta conmoción para evitar el colapso total, o posponemos la asistencia hasta que las condiciones políticas sean acordes a nuestras ideas y observamos cómo millones de personas afrontan al desastre y la inestabilidad.

Un elemento básico del enfoque del Movimiento de la Cruz Roja es ayudar a las personas de forma imparcial e incondicional, cuando lo necesitan, en momentos emblemáticos en que las vidas y los medios de subsistencia se ven afectados. A la par de esa idea fundamental de ayudar a quienes sufren los efectos de los conflictos y de la violencia, he aquí otras seis cuestiones que ocupan un lugar destacado en la agenda humanitaria a comienzos de 2022:

1) Dar una inyección en el brazo

La respuesta desigual a la COVID-19 a nivel mundial y la veloz expansión de la variante ómicron muestran cuán vulnerables somos todos cuando una amplia proporción de personas en el mundo no están vacunadas. Es absolutamente necesario vacunar a quienes viven en contextos particularmente frágiles –personas desplazados, marginadas o detenidas, pobres en centros urbanos y quienes viven en lugares afectados por la violencia y los conflictos– para poner fin a la pandemia de COVID-19.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) estima que más de 100 millones de personas viven actualmente en zonas controladas por grupos armados no estatales. Los conflictos armados son impredecibles y pueden dejar las infraestructuras en mal estado. Las negociaciones con grupos armados llevan tiempo y son delicadas. Vacunar a las poblaciones de estas zonas es difícil. Sin embargo, es esencial.

En 2022, debemos impulsar esta cuestión humanitaria: debe haber una iniciativa mundial, decisiva y colectiva para llegar a todas las poblaciones que necesitan protección contra la COVID-19.

2) Afrontar las zonas peligrosas

La combinación de conflictos, cambio climático, pandemia, pobreza y mala gobernanza es letal. Nuestros equipos en Somalia visitaron recientemente Galgaduud, donde más de 300.000 personas se han visto afectadas por una grave sequía. Además de este enorme factor de estrés, a finales de octubre estallaron intensos enfrentamientos entre el Ejército Nacional Somalí y un grupo armado, que causaron la muerte de decenas de personas y obligaron a huir a cerca de 100.000.

Nueve de los diez países considerados como los más vulnerables al cambio climático se encuentran en África, y siete de esos nueve también están afectados por conflictos armados. Quiero que se destine una mayor proporción del financiamiento climático a la adaptación al clima en contextos frágiles. Las iniciativas para reducir las emisiones de carbono son importantes, pero deben complementarse con acciones para ayudar a las comunidades a adaptarse a un clima cambiante.

"Se debe destinar una mayor proporción del financiamiento climático a la adaptación al clima en contextos frágiles".
— Peter Maurer, Comité Internacional de la Cruz Roja

 

3) Fomentar la incorporación de la tecnología

Si bien la circulación de información errónea, la desinformación y el discurso del odio pueden no ser algo nuevo, el uso de las tecnologías digitales ha acelerado su expansión, impulsando dinámicas de conflicto, violencia y daño. Esto provoca daños físicos más allá del espacio digital, por ejemplo, cuando el discurso del odio en línea incita a la violencia contra un grupo minoritario. Se trata de una cuestión humanitaria. Los daños psicológicos y sociales provocados por el acoso, la difamación y la intimidación, tanto en línea como fuera de línea, pueden, a su vez, conducir a la persecución, la discriminación o el desplazamiento.

¿Deberían Facebook, Twitter y otras plataformas tecnológicas hacer más para controlar esto? Creemos que sí, pero la cuestión va más allá de esas compañías. Es hora de acordar principios de comportamiento responsable: los gobiernos, el sector privado, las empresas de medios de comunicación, la sociedad civil y las personas afectadas deben trabajar juntos para encarar estos retos. Es hora de implementar gobernanza multipartita.

4) Mantener el control humano

Las armas autónomas cambian el cálculo en los campos de batalla del mundo cuando, sin intervención humana, seleccionan y emplean la fuerza contra objetivos. Este salto tecnológico tiene el potencial de cambiar la guerra tanto como lo hizo el descubrimiento de la pólvora.

Las ciberoperaciones son otro ámbito de riesgo. Varios Estados han reconocido públicamente el uso de ciberoperaciones junto a operaciones militares cinéticas, y algunos las utilizan fuera de los conflictos armados. Esto ha provocado daños e interrupciones en los servicios civiles, entre ellos, hospitales e infraestructuras de agua y electricidad, así como instalaciones nucleares y bioquímicas. Estos incidentes ofrecen una escalofriante advertencia sobre los posibles efectos humanitarios de las ciberoperaciones hostiles.

El mundo debe comprender la devastación potencial que las armas autónomas y las ciberoperaciones suponen para la sociedad. Se necesita una respuesta internacional urgente y eficaz para afrontar estos acontecimientos.

5) Mantener el flujo de agua cuando las guerras duran años

Una década de conflicto en Siria ha causado estragos en sus instalaciones críticas. La generación de energía eléctrica se ha reducido en un 70% en algunas partes del país, y los daños en recursos interdependientes como las siete plantas urbanas de suministro de agua del país podrían tardar años en recuperarse, incluso fuera del tiempo de guerra. Con estas plantas en gran medida inhabilitadas, todo, desde las panaderías hasta las morgues, se ve afectado por interrupciones en el servicio.

Siria dista mucho de ser un caso único, pero es una lección sobre la rapidez con que los conflictos erosionan las valiosas infraestructuras de un país de medianos ingresos. Las organizaciones humanitarias como el CICR actúan a toda velocidad apenas para evitar que los servicios básicos –gua, saneamiento, electricidad, instalaciones sanitarias, escuelas– colapsen. Con el tiempo, esta es una carrera que perderemos.

Tenemos que aunar fuerzas con socios, recursos y conocimientos especializados más allá del ámbito humanitario. Si estos donantes eligen las infraestructuras críticas como una inversión estratégica que permite salvar vidas, esto ayudará a que los países se recuperen mejor una vez que cesen las bombas.

"Las organizaciones humanitarias como el CICR actúan a toda velocidad apenas para evitar que los servicios básicos –gua, saneamiento, electricidad, instalaciones sanitarias, escuelas– colapsen. Con el tiempo, esta es una carrera que perderemos".
— Peter Maurer, Comité Internacional de la Cruz Roja

 

6) Ir más allá del humanitarismo

La acción humanitaria existe para evitar lo peor en los lugares más frágiles. En ese sentido, para encontrar soluciones duraderas a los grandes retos se requiere un enfoque sistémico de todo el espectro de entidades que podrían ayudar.

Con las enormes fallas geopolíticas que crean inestabilidad, nuestro mensaje a los Estados es: no pierdan el tiempo compitiendo; por el contrario, cooperen. Afganistán es un caso trágico. Más de 22 millones de afganos afrontan ahora mismo niveles de crisis o de emergencia de hambre aguda.

La cuestión es que no solo los actores humanitarios deben dar un paso al frente para resolver estos problemas. Por eso llevo meses instando a la comunidad internacional a que encuentre soluciones creativas para salvar a estas personas de la privación y la desesperación. Esta debe ser una tarea prioritaria para 2022 y en adelante.