La cárcel de La Joyita, en Panamá, ofrece varios programas productivos a las personas privadas de libertad para su educación, ocupación del tiempo libre y conmutación de condena. Uno de los más queridos y valorados es el vivero Sembrando Paz, donde más de 50 trabajadores cultivan vida, como parte de su proceso de formación para reintroducirse a la sociedad.
Sembrando Paz es un vivero sano, vital y muy verde; un oasis dentro de la cárcel, elaborado por los propios privados de libertad, que tomaron un espacio abandonado, y limpiaron el área y empezaron a cultivar con sus propios recursos.
Actualmente, el vivero tiene más de 16.000 plantones con un valor en el mercado que oscila en los USD 20.000 y un índice de productividad que es la envidia de cualquier vivero privado. Parte de la producción de plantas es usada para contribuir a la "Alianza por el Millón de Hectáreas", un programa que busca resembrar un millón de hectáreas en Panamá durante los próximos 20 años; además de ser uno de los pocos viveros del país con una excelente producción de los árboles nativos.