Tras el volante de un carro del CICR en Colombia

Guillermo ha sido conductor de la organización durante 17 años.

17 octubre 2017
Tras el volante de un carro del CICR en Colombia
CICR / CC BY-NC-ND

Guillermo Barreto Melo es un hombre de 54 años, alto, robusto y de voz grave. La experiencia de haber sido conductor en las zonas recónditas de Colombia durante 17 años le ha dado la seguridad para transportar a su equipo de trabajo por caminos difíciles.

Después de saludar con la expresión "¡¿Qué hubo, manito?!" Guillermo se alista para salir a cumplir su labor humanitaria en las veredas del departamento del Meta, ubicado en el oriente del país.

Aunque hoy se lo ve tranquilo por las carreteras de la región, no siempre ha estado libre de peligros durante sus salidas a los lugares afectados por el conflicto y la violencia, donde el Comité Internacional de la Cruz Roja trabaja.

"Al principio hubo mucho temor, salía con muchos nervios y mi familia estaba un poco preocupada. La primera vez que nos encontramos un grupo armado en el camino fue una situación muy tensa porque eran bastantes. Por fortuna, en el carro iba un delegado portugués que tenía mucha experiencia y eso tranquilizó al equipo", afirma.

Entre las innumerables misiones humanitarias en las que Guillermo ha participado siempre se ha llevado experiencias muy tristes y otras que le ofrecen una gran satisfacción. Esas son las que más le gustan, como las veces en las que ha presenciado reencuentros de familiares que llevaban mucho tiempo sin saber uno del otro.

La alegría que le llega a uno cuando logra unir a estas familias es algo que no se puede describir. Esa es la mayor recompensa. Cada uno de ellos lo deja a uno marcado

Haber quedado en medio de enfrentamientos entre grupos armados, bombardeos y retenciones, entre otros escenarios peligrosos, no han hecho flaquear sus ganas de ayudar a las comunidades de la región.

"Uno sabe lo que significa la labor humanitaria, porque uno puede contribuir en una pequeña parte en aliviar el dolor de la gente. A mí me encanta el trabajo y quiero continuar hasta que deje de haber más víctimas, ahí ya daría un paso al costado", concluye Guillermo.

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