Damas y caballeros, muy estimados colegas:
Les traigo una cifra aterradora: 120.
En la actualidad, hay más de 120 conflictos armados en todo el mundo. Solo unos pocos reciben atención internacional, pero son millones las personas que sufren en la guerra y casi nunca son noticia.
Ante esta alarmante cifra, no podemos dejar caer nuestros estándares ni nuestras aspiraciones, o bajar los brazos respecto de lo que hemos logrado hasta ahora en favor de la humanidad. La razón de ser del derecho internacional humanitario es la reducción del sufrimiento en los conflictos armados. Si no se aplica hoy, cuando las necesidades son apremiantes, ¿cuándo se va a aplicar?
El artículo 1 de los Convenios de Ginebra establece que “Las Altas Partes Contratantes se comprometen a respetar y a hacer respetar el presente Convenio en todas las circunstancias”. Ustedes son las Altas Partes Contratantes. No basta con denunciar las violaciones del derecho a la distancia. Los Estados deben emplear toda herramienta a su disposición para evitar y dar fin a las infracciones que conducen al sufrimiento humano.
Las cinco resoluciones que son la base de la Conferencia Internacional de este año se ocupan de temas cruciales para la acción humanitaria. En un mundo que sigue siendo devastado por conflictos armados, reviste particular importancia la resolución “Forjar una cultura universal de cumplimiento del derecho internacional humanitario”, que insta a los Estados a fortalecer los marcos jurídicos y defender los principios humanitarios.
Los Convenios de Ginebra otorgan al CICR un cometido exclusivo como organización humanitaria neutral e imparcial, que le permite proteger y asistir a las personas civiles y a los prisioneros de guerra, y promover la observancia del DIH en los conflictos armados. Esta es una labor vital para preservar la dignidad humana, ya sea atendiendo a los heridos o informando de manera directa a las partes correspondientes acerca de las violaciones del DIH.
A fin de trabajar con eficacia, debemos respetar la neutralidad y la independencia. La confidencialidad nos permite ser neutrales. Nuestra máxima prioridad es el acceso a quienes más lo necesitan. La neutralidad persiste en todos los conflictos armados. Independientemente de la situación, la región o los actores involucrados, el CICR no elige bandos: defendemos a las víctimas de la guerra.
Las Sociedades Nacionales ocupan un lugar importantísimo en la promoción del DIH. Como actores con profunda raigambre en las comunidades y auxiliares de los poderes públicos en el ámbito humanitario, la labor que ustedes realizan es esencial para ayudar a los Gobiernos a respetar sus obligaciones y proteger los principios humanitarios que hacen posible la acción humanitaria imparcial y eficaz.
La esencia del DIH sobrevive al paso del tiempo, pues se adapta a medida que la guerra evoluciona de la mano de los nuevos métodos y tecnologías, y se flexibiliza lo suficiente para acompañar estos cambios sin renunciar a su condición fundamental. El DIH no es estático: siempre ha evolucionado para dar respuesta a los avances tecnológicos y a los nuevos sistemas de armas.
Toda resolución, decisión y compromiso que surge en este espacio es para favorecer a quienes sufren a causa de conflictos armados, desastres y emergencias. Nuestra labor confirma la necesidad de priorizar la humanidad ante todo y destaca un principio clave: la universalidad. Se necesita una respuesta universal para aliviar un sufrimiento de carácter universal.
Estimadas y estimados colegas:
Esta Conferencia es la plataforma internacional más importante para ayudar a las personas afectadas por las crisis desde un lugar no politizado. Espero que todos cuidemos este espacio y trabajemos en conjunto con las Sociedades Nacionales, la Federación Internacional y el CICR para que el espíritu de la Cruz Roja y la Media Luna Roja prevalezca y oriente al mundo en medio de la incertidumbre. Protejamos aquello que nuestro Movimiento defiende: la neutralidad, la imparcialidad y la independencia; y lo que nos une: la humanidad.
Lo digo una vez más: no es momento de bajar estándares, reducir aspiraciones, ni de retroceder en lo que hemos logrado. Este es el momento de aplicar el derecho internacional humanitario y de que la humanidad prevalezca sobre todo lo demás.
Millones de personas que sufren a causa de conflictos armados cuentan con ello.