Fortalecimiento de la coordinación de asistencia humanitaria y socorro en casos de desastre que presta la ONU

13-12-2012 Declaración

Asamblea General de las Naciones Unidas, 67º período de sesiones, tema 70(a), declaración del CICR, Nueva York, 13 de diciembre de 2012.

Es un placer para el Comité Internacional de la Cruz Roja dirigirse a esta asamblea sobre un tema tan importante como es la coordinación humanitaria.

El contexto mundial en el que se desarrolla la labor humanitaria ha evolucionado notablemente en los últimos años, y seguirá haciéndolo habida cuenta de los desafíos que deberá afrontar en los próximos años. Las connotaciones del término “humanitario” se han ampliado, y actualmente abarcan desde el socorro de urgencia hasta la preparación para desastres, la recuperación temprana, el fortalecimiento de la capacidad, las medidas judiciales, el restablecimiento del estado de derecho y la reconstrucción institucional. La labor humanitaria está pasando de ser una acción inmediata a incidir más en las causas y las consecuencias de las crisis, como demuestran las actuales iniciativas dirigidas a fortalecer la capacidad de resistencia de las poblaciones más vulnerables. Nuestros métodos de trabajo también están cambiando, gracias en parte a las nuevas tecnologías que permiten aumentar el radio de acción y modelar la forma en que los agentes humanitarios interactúan con las poblaciones vulnerables. El CICR siempre ha procurado adaptarse a las nuevas realidades que se le presentaban desde el respeto escrupuloso de sus principios fundamentales, y así lo seguirá haciendo en el futuro.

La labor humanitaria está pasando de ser una acción inmediata a incidir más en las causas y las consecuencias de las crisis (...)

Las asociaciones son un elemento fundamental de la actividad del CICR. La organización colabora con una gran variedad de asociados; prueba de ello es el apoyo que proporciona a los programas gubernamentales y públicos, las instalaciones públicas como los hospitales y centros de detención, y los servicios públicos. Muchas de sus actividades las desarrolla conjuntamente con diversos componentes del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, lo cual refleja la convicción del CICR de que una asociación sólida en el plano local es vital para entender perfectamente la situación en el terreno y las necesidades de las comunidades.
En total, el CICR mantiene asociaciones activas con 107 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Dichas asociaciones pueden adoptar diversas formas: algunas son básicamente operacionales y se centran en las intervenciones en casos de emergencia, otras se dirigen a fortalecer la capacidad en ámbitos concretos como el de la preparación para situaciones de conflicto. Un ejemplo de la primera es la estrecha colaboración fraguada durante operaciones de gran evergadura emprendidas este año con las Sociedades Nacionales de Siria, Malí, Afganistán, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y la República Democráctica del Congo, por citar unas pocas.

Un tema importante a este respecto es la coordinación con las distintas entidades que intervienen en los contextos en los que se desarrolla la labor humanitaria. El aumento del número y la diversidad de dichas partes está dificultando si cabe más la prestación de una labor humanitaria uniforme, coordinada y eficaz y, por tanto, la atención de las necesidades de las personas afectadas. Es primordial que esta diversidad no genere confusiones que puedan perjudicar a las personas a las que tenemos el deber de ayudar.

El CICR está decidido a dialogar y colaborar con todos aquellos que intervienen en la prestación de ayuda humanitaria en el terreno en aras de una coordinación eficaz y pragmática. Una buena estrategia deberá estar orientada a la acción y reflejar la realidad del terreno, como reafirmaron los componentes del Movimiento durante la reunión previa a la Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en 2011.
Señor Presidente:

La determinación del CICR de colaborar estrechamente con nuestros asociados y con los actores recién llegados y aprender de ellos no pueden sin embargo, estar reñidos con nuestros principios fundamentales, que constituyen el marco dentro del cual se debe desarrollar toda interacción entre nuestra organización y terceras partes.

La labor humanitaria del CICR es de carácter meramente civil y se rige exclusivamente por motivos humanitarios. Se basa principalmente en los principios de humanidad e imparcialidad y se lleva a cabo sin ningún tipo de discriminación y atendiendo a las necesidades más urgentes. Los principios de neutralidad e independencia son también piezas fundamentales del enfoque del CICR y permiten a la organización acceder a las personas necesitadas y desempeñar actividades de asistencia y protección. El CICR procura dialogar constantemente con las autoridades y con todas las partes concernidas, y lo hace con total transparencia. Si bien tenemos en cuenta las posturas y preocupaciones de todas las partes, formulamos y aplicamos nuestras políticas de manera independiente. Neutralidad significa que el CICR se centra exclusivamente en su cometido humanitario y se abstiene de toda acción o declaración que pueda ser interpretada como favorable a uno u otro bando, o percibida como una postura política.

Los principios de neutralidad e independencia son también piezas fundamentales del enfoque del CICR y permiten a la organización acceder a las personas necesitadas y desempeñar actividades de asistencia y protección.

La experiencia operacional del CICR ha demostrado repetidas veces que, para ganarse el acceso y la aceptación, los objetivos de la labor humanitaria en los conflictos armados y otras situaciones de violencia deberían estar al margen de los objetivos políticos o militares.

El CICR está muy preocupado por las amenazas que acechan a la prestación de asistencia sanitaria y a la seguridad de quienes la dispensan. La violencia contra el personal y las instalaciones de salud y sus beneficiarios es uno de los problemas humanitarios más graves de la actualidad y, sin embargo, suele pasar desapercibido. En muchos países, esa violencia impide el acceso a la asistencia sanitaria. El bombardeo de hospitales, los ataques a las ambulancias y el hecho de que los heridos tengan que agonizar durante horas en los vehículos retenidos en los puestos de control demuestran un flagrante desprecio hacia el estatuto neutral de las instalaciones, los vehículos y el personal de salud, como se observa en numerosos países de todo el mundo.

Ante esta realidad, el CICR emprendió en 2011 una iniciativa denominada “Asistencia de salud en peligro”, cuyo fin es trabajar codo con codo con los Estados y otras partes interesadas para tomar medidas prácticas que mejoren la seguridad y garanticen el acceso a la asistencia de salud en los conflcitos armados y otras situaciones de emergencia.

La cuestión se planteó en la XXXI Conferencia Internacional, celebrada en Ginebra en 2011. La conferencia reunió a los diversos componentes del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y a los Estados, y culminó en la aprobación de una ambiciosa resolución sobre la Asistencia de salud en peligro en la que se solicitaba una respuesta eficaz de los Estados, las Sociedades Nacionales y el sector sanitario en su conjunto. El CICR acoge con agrado las conversaciones mantenidas por los Estados en relación con la protección del personal y las unidades sanitarias en el marco de las negociaciones relativas a las resoluciones sobre el tema del programa “Fortalecimiento de la coordinación de la asistencia humanitaria que prestan las Naciones Unidas”. Como la inciativa “Asistencia de salud en peligro” constituye un proceso dinámico, el CICR confía en que en los próximos períodos de sesiones de la Asamblea General y el ECOSOC, este tema tan trascendental concitará el interés y el apoyo constantes de los Estados.

Otro de los grandes desafíos a los que se enfrenta el CICR consiste en la brecha cada vez mayor que existe entre la necesidad de protección y asistencia que generan las crisis más agudas de la actualidad y la aparente pérdida de acceso de las organizaciones humanitarias a los grupos más vulnerables.

El CICR participa en diversas iniciativas con el fin de subsanar esta brecha. Por ejemplo, en la Conferencia Internacional del año pasado, los Estados se sumaron a la Cruz Roja y la Media Luna Roja para aprobar un plan de acción cuatrienal para la aplicación del derecho internacional humanitario. Dicho plan establece que “Los componentes del Movimiento deberán prestar ayuda humanitaria de conformidad en todo momento con los principios de humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia. Los Estados respetarán la adhesión de los componentes del Movimiento a estos Principios Fundamentales (…) El CICR y la Sociedad Nacional concernida entablarán y mantendrán un diálogo constructivo con todas las partes en los conflictos armados para obtener acceso a las víctimas y las necesarias garantías de seguridad para su personal. Los Estados respetan la necesidad de dicho diálogo y reafirman la posición y la contribución única del CICR y de las Sociedades Nacionales sobre el particular”.

De cara al futuro, el CICR comparte el objetivo de impulsar la eficacia y la eficiencia de la labor llevada a cabo por las entidades internacionales, regionales, nacionales y locales que realizan labores humanitarias. Cualquiera que participe de esta labor debería adaptarse y facilitar la tarea más ambiciosa de reducir la vulnerabilidad y promover la recuperación y el desarrollo sostenibles. Sin embargo, esta aspiración no siempre es factible, por lo que, toda actuación debe ser ante todo realista una vez sopesadas las circunstancias, las necesidades y la capacidad de actuar con eficacia.

El CICR se afana por atender las necesidades y reducir la vulnerabilidad de las personas afectadas por las crisis, independientemente de su magnitud. Estas personas son la razón de ser de su labor, que tiene por objeto mejorar su resistencia y promover su participación tanto a la hora de determinar las necesidades como de tomar las medidas necesarias para satisfacerlas. Acogemos positivamente toda iniciativa que aspire a afianzar la obligación de los organismos humanitarios de rendir cuentas ante sus beneficiarios, que además complementaría su obligación de rendir cuentas ante las autoridades de los Estados en cuyo territorio trabajan..

El CICR, pese al entorno tan complejo e imprevisible en el que trabaja, seguirá poniendo a punto su capacidad de desarrollar actividades de asistencia y protección de carácter exclusivamente humanitario. Estos esfuerzos se dirigen a aumentar la rapidez y la calidad de las intervenciones operacionales, promover leyes y reglamentos adecuados y supervisar su aplicación. El CICR también seguirá contribuyendo a mejorar la coordinación (en la medida en que se lo permitan los preceptos de sus principios fundamentales, de cuya observancia dependen su acceso a los beneficiarios y su capacidad operacional)

Sólo si respetamos los principios que rigen la acción humanitaria y dialogamos con todas las partes concernidas podremos atender con eficacia las necesidades más urgentes y lograr una mejora duradera del bienestar de las personas.