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Colombia: El peligro constante de los artefactos explosivos

Una persona del CICR está realizando una charla sobre artefactos explosivos en una comunidad.

La presencia, uso y abandono de artefactos explosivos tiene efectos devastadores sobre la población civil. El año pasado, comunidades enteras se vieron obligadas a desplazarse o confinarse debido a la constante amenaza que representan estos artefactos. Como consecuencia, estas poblaciones perdieron sus medios de subsistencia y experimentaron profundas transformaciones en su forma de vida al no poder transitar libremente por sus territorios.

Actividades esenciales como cazar, pescar, sembrar, ir a la escuela o participar en espacios comunitarios se transformaron en acciones de alto riesgo. Esta situación no solo comprometió la seguridad alimentaria y el acceso a bienes y servicios indispensables, sino que también alteró profundamente la relación de las comunidades con su entorno, lo que generó graves repercusiones a nivel social y económico, así como en su salud mental. La incertidumbre sobre la ubicación y la instalación de nuevos artefactos explosivos provocó una sensación constante de
angustia y temor, debido al riesgo permanente de ser víctima de estos artefactos.

La gravedad de esta problemática también se refleja en el número de personas afectadas de manera directa. En 2024, registramos 719 personas heridas y fallecidas por minas antipersonal, restos explosivos de guerra, artefactos lanzados y de detonación controlada*. Esta cifra repre-
senta un incremento del 89 % en comparación con el año anterior y constituye el número más alto reportado en los últimos ocho años.

719 personas heridas y fallecidas por artefactos explosivos

Los casos se presentaron en 14 departamentos del país, siendo la región del Pacífico la más afectada, ya que, en Cauca, Valle del Cauca y Nariño se concentró el 65 % de las personas heridas y fallecidas. La exacerbación de este fenómeno está estrechamente relacionada con el incremento
en el uso de artefactos explosivos en el contexto del recrudecimiento de las hostilidades. Esto provocó una mayor afectación a la población civil, especialmente por el impacto de los artefactos explosivos lanzados y de detonación controlada. Del total de personas heridas y fallecidas registradas en 2024, el 63 % fue a causa de estos dos tipos de artefactos y la mayoría de las víctimas eran personas civiles.

Además, el considerable incremento en el uso de artefactos explosivos lanzados, tanto en zonas rurales como urbanas, a través de medios de lanzamiento de fabricación improvisada y de vehículos aéreos no tripulados, conocidos comúnmente como drones, agudizó la zozobra en las
comunidades de algunos departamentos donde este tipo de artefactos tuvo un mayor impacto, como Cauca, Arauca, Antioquia, Nariño y Norte de Santander.

Los artefactos explosivos lanzados pueden generar daños superfluos e innecesarios, y afectan directamente a la población y a bienes civiles, especialmente cuando no se garantiza la precisión en los ataques o no se distingue entre objetivos militares y personas civiles. Es fundamental recordar que, según el DIH, las partes en los conflictos armados están obligadas a respetar los principios de distinción, proporcionalidad y precaución. El cumplimiento de estos principios es esencial para proteger a la población civil y minimizar los efectos de las hostilidades.

Aunque el impacto de los artefactos lanzados y de detonación controlada aumentó notablemente el año pasado, esto no implica que los efectos de las minas antipersonal y de los restos explosivos de guerra hayan disminuido. De hecho, el número de personas heridas y fallecidas por este tipo de artefactos creció un 42 % en comparación con 2023. En todo caso, los datos evidencian que, independientemente del tipo de artefacto, todos generan consecuencias graves sobre la población civil. Del total de los casos registrados el año pasado, el 67 % corresponde a personas civiles.

Todo lo anterior demuestra el empeoramiento de la situación, lo que representa graves riesgos para la protección de las comunidades. En 2024, registramos accidentes causados por diferentes tipos de artefactos explosivos en 78 municipios del país. En 39 de ellos no se habían reportado accidentes el año anterior. Además, por primera vez en ocho años se registraron víctimas en el departamento de Amazonas, una región que hasta entonces había permanecido libre de esta amenaza. Esto muestra que la contaminación por estos artefactos sigue expandiéndose a nuevas áreas del país.