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“No nos queda nada”: dos años devastadores para Sudán

In a displacement camp in Sudan, a woman cooks over an open fire outside a makeshift shelter as two children watch.
CICR

Han pasado dos años desde que estalló el conflicto armado en Sudán el 15 de abril de 2023, y el número de víctimas que se ha cobrado entre la población es abrumador. La guerra, que hoy suele verse eclipsada en los titulares mundiales, ha devastado millones de vidas. Más de 12 millones de personas han sido desarraigadas de sus hogares, tres millones han huido del país, y Sudán actualmente alberga la mayor población de desplazados internos del mundo.

Detrás de cada una de estas cifras hay una historia de pérdida, dolor y miedo, pero también de una resiliencia inimaginable. 

Someya, wearing a yellow headscarf, looks at the camera
Alyona SYNENKO/CICR

Detrás de las cifras hay personas como Someya, que huyó de Darfur con sus hijos tras presenciar el asesinato de su padre en una mezquita. “La vida en el campamento es dura, pero en Sudán no nos queda nada”, dice mientras arrulla a su bebé en Adré (Chad), donde ahora trabaja lavando ropa en casas particulares para mantener a su familia.

Un país en crisis

Desde el inicio del conflicto armado, miles de personas civiles han muerto o resultado heridas. El acceso humanitario sigue gravemente comprometido, a pesar de los compromisos asumidos por los beligerantes en la Declaración de Yeda de mayo de 2023 para proteger a las personas civiles y respetar el derecho internacional humanitario (DIH).

Durante una visita a Sudán en noviembre de 2024, la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, advirtió: “La crisis humanitaria en Sudán se deriva, ante todo, del incumplimiento del derecho de la guerra. Las consecuencias del conflicto armado pueden durar una década si no se toman medidas urgentes”.

Aunque en algunos casos el respeto del DIH ha permitido evacuaciones que han salvado vidas —como la movilización segura de 300 huérfanos y 70 de sus cuidadores de las zonas de combate a mediados de 2023—, las violaciones de sus normas siguen definiendo este brutal conflicto: los hospitales y las personas civiles son objeto de ataque, y la violencia sexual es generalizada. 
 

El colapso de la atención de salud

Se estima que entre el 70 % y el 80 % de las instalaciones de salud en las zonas afectadas por el conflicto armado ya no funcionan, lo que ha dejado a dos de cada tres personas sin acceso a atención médica básica. Los efectos son devastadores: mujeres que dan a luz sin asistencia, traumatismos que no son tratados y muertes por enfermedades crónicas que podrían haberse evitado.

En el hospital Al Saudi de Al Fasher, el último hospital civil en funcionamiento en Darfur septentrional, hubo un ataque en enero de 2025, en el que murieron decenas de personas y el edificio sufrió graves daños. El Dr.  describió la terrible situación: “A veces, no tenemos más remedio que dejar que los pacientes duerman bajo los árboles cuando todas las camas están ocupadas… Sin embargo, independientemente de su ubicación dentro del hospital, nos esforzamos por brindar atención a todos. Es fundamental enfatizar que atacar hospitales, centros de salud o establecimientos sanitarios constituye una grave violación del derecho internacional. El personal médico que trabaja en estas instalaciones respeta el principio de neutralidad y debe mantenerse fuera de peligro”. 

En respuesta a la crisis de salud, el CICR ha incrementado su apoyo en Sudán y en los países vecinos. Solo en 2024: 

  • Se brindaron suministros para la atención de traumatismos a 88 hospitales, lo que ayudó a tratar a más de 42.000 pacientes.
  • 6 hospitales se mantuvieron en funcionamiento gracias al apoyo operacional y logístico.
  • Un equipo quirúrgico móvil asignado al Hospital Universitario de Atbara trató a más de 200 pacientes, algunos de los cuales recorrieron más de 2.000 km para recibir atención.
  • En Sudán del Sur, equipos similares están atendiendo ahora a refugiados sudaneses, mientras los sistemas sanitarios de toda la región sufren los efectos en cadena de la crisis. 
Othman holds a picture of his missing son
Mutawakel Issa

“Cada vez que sueño, lo veo… Espero que regrese con nosotros sano y salvo. Cuando regrese, si Dios quiere, nos prepararemos para su boda y vendrán todos a compartir su alegría”. Un padre, Othman Moussa Hassan, cuyo hijo desapareció en noviembre de 2023

La epidemia silenciosa de la violencia sexual

Las denuncias de violencia sexual son frecuentes en Sudán. Dado que la mayoría de los establecimientos de salud ya no funcionan, muchas víctimas/sobrevivientes no pueden acceder a servicios médicos vitales ni a apoyo psicosocial. La violencia sexual es a la vez causa y consecuencia de desplazamientos forzados. En 2024, más de 100.000 personas que huían de Sudán hacia Renk (Sudán del Sur) desbordaron los pocos servicios disponibles para casos de violencia de género.

Muchas víctimas/sobrevivientes retrasan o evitan buscar atención por miedo al estigma o a las represalias. Como explica Zainab Abdulkhaliq Zahir, responsable operacional de Violencia Sexual del CICR: “Muchas mujeres que quedaron embarazadas dudaron en buscar atención médica temprana. A menudo, sus familias tuvieron dificultades para asimilar lo sucedido”.

En respuesta, el CICR y sus asociados han capacitado a trabajadores de la salud y han ampliado las actividades de difusión con el fin de reducir el estigma y crear conciencia. 
 

Ataques contra la infraestructura esencial

Hospitales, plantas de suministro de agua, redes de energía eléctrica y comunicaciones han sido objetivos de ataque en varias ocasiones, por lo que cada día es más difícil sobrevivir. Una consecuencia: el brote de cólera y otras enfermedades transmitidas por el agua debido a la dependencia de fuentes de agua inseguras, lo cual ha provocado miles de casos y cientos de muertes.

En 2024, el CICR ayudó a mejorar el acceso al agua potable de 2 millones de personas. Pero los ataques continúan, y la necesidad sigue siendo abrumadora. “Estamos presenciando una alarmante serie de ataques”, expresó un portavoz del CICR. “Las redes de energía eléctrica, los hospitales y los sistemas hídricos no son solo infraestructura: revisten una importancia vital”. 

Familias desmembradas

A fecha de diciembre de 2024, el CICR ha recibido cerca de 7.700 solicitudes de búsqueda, lo que supone un aumento del 66 % respecto del año anterior. Estos casos representan solo una parte del total de familias desesperadas por recibir noticias de sus seres queridos. 

Solo en 2024, el CICR:

  • Reconectó a 457 familias o ayudó a aclarar la situación de sus familiares desaparecidos.
  • Facilitó más de 45.000 llamadas telefónicas entre familiares dentro de Sudán.
  • Facilitó 400.000 llamadas a refugiados en países vecinos que intentaban ponerse en contacto con sus familiares.

Efectos en cadena en la región

Los efectos de la guerra están traspasando las fronteras. Adré (Chad), una ciudad de 12.000 habitantes, ha recibido 150.000 refugiados como consecuencia del conflicto armado. Casi el 90 % de ellos son mujeres y niños que cruzaron la frontera a pie, huyendo con dolor de la brutal violencia. En Boro Medina (Sudán del Sur), miles de personas más se han asentado en una ciudad que antes solo tenía 5.000 habitantes, muchas de ellas con problemas de salud y traumatizadas por aquello de lo que escapaban.

Los desplazamientos, la escasez de recursos y la inflación están provocando una creciente inestabilidad en la región. Sin apoyo internacional adicional, la situación humanitaria corre el riesgo de volverse todavía más incontrolable. 
 

Los actores humanitarios en las líneas del frente

La Sociedad de la Media Luna Roja Sudanesa, con más de 9.000 voluntarios, sigue prestando asistencia vital en todo el país, incluso en las condiciones más peligrosas.

Desde el comienzo del conflicto armado, empleados del CICR y de la Media Luna Roja Sudanesa han perdido la vida en el cumplimiento de su deber.

A pesar de los riesgos, en 2024, el CICR, por medio de distintas iniciativas, logró lo siguiente:

  • Distribución de alimentos para más de 230.000 personas
  • Artículos de socorro para casi 100.000 personas
  • Asistencia financiera para casi 380.000 personas 
Wajdan Hassan Ahmed, SRCS volunteer, holds a young child in her arms

“Las historias de padres que perdieron a sus hijas, madres que perdieron a sus hijos, todas estas historias permanecen conmigo; no puedo olvidarlas”.

Wajdan Hassan Ahmed, voluntario de de la Media Luna Roja Sudanesa, Port Sudan

Un llamamiento a la humanidad

El CICR reitera su llamamiento urgente a todas las partes en Sudán:

  • Respetar el derecho internacional humanitario y los compromisos de la Declaración de Yeda.
  • Proteger a las personas civiles, las infraestructuras y los trabajadores humanitarios.
  • Permitir el acceso seguro y sostenido de la ayuda humanitaria.
  • Preservar un espacio humanitario en el que las organizaciones neutrales puedan trabajar libremente, centrándose únicamente en ayudar a las personas que necesitan asistencia. 

La comunidad internacional no debe mirar hacia otro lado. La vida de millones de personas —y la futura estabilidad de toda una región— están en riesgo.