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Familias desplazadas en Líbano: pasar de la inocencia a la resiliencia en los suburbios de Beirut

Batoul plays with a tree branch, smiling, with blue sky and a red cross in the background

La enorme esperanza de una niña

Para Batoul, de siete años, existe un antes y un después en su vida.

Antes, su hogar estaba en Ouzai, Beirut: había una cama donde dormir tranquila por la noche, tenía ropa bonita, y el olor a la comida que preparaba su mamá —calabacín relleno, el plato favorito de la niña— se filtraba desde la cocina.

El “después” se refiere a todo lo vivido desde ese día en que ella y su mamá se vieron forzadas a huir de su hogar en busca de seguridad tras un fuerte bombardeo en su vecindario.

Salieron con prisa, a pie, solo con lo puesto; dormían donde podían, mayormente en la calle. Batoul estaba asustada, triste y avergonzada de haber tenido que dejar atrás su bella ropa. Luego de casi un mes sin saber dónde pasarían la próxima noche, la mamá de Batoul encontró lugar en un refugio colectivo, que les dio un techo y cierta sensación de seguridad.

Pero criar a una niña sola en estas circunstancias pondría a prueba los mecanismos de afrontamiento de cualquier padre o madre. Según la mamá de Batoul, cada día es una lucha, y toma medicamentos para combatir la ansiedad y ayudarla a afrontar los días difíciles.

Batoul sits on her mother's lap in a car with an open door
Sandro Basili / CICR
Batoul plays with an ICRC staff member and two other little girls
Sandro Basili / CICR

Una niña aferrada a la esperanza: Batoul juega con otros niños en la puerta del refugio donde vive con su madre, en los suburbios de Beirut. A pesar de todo lo que ha vivido, su sonrisa le ilumina el rostro. “Solo quiero que la guerra termine y todos los niños puedan volver a casa”, dijo ilusionada.

A father's fear for the future

La historia de Batoul y su madre es solo un ejemplo de la cruda realidad que atraviesan innumerables familias desplazadas internamente en Líbano.

El padre de María la observa jugar con otros niños que encontraron asilo en el refugio colectivo de Karantina y lamenta el cambio drástico que ha sufrido su estilo de vida. Antes de que el conflicto armado irrumpiera en sus vidas, él procuraba que sus hijos tuvieran una buena vida y un hogar confortable. Cuando se vieron forzados a huir de su hogar en los suburbios al sur de Beirut, también debieron dejar atrás la tienda de artículos electrónicos que era su medio de subsistencia; por el momento no tienen forma de saber si ha quedado en pie.

Antes de llegar al refugio, la familia se hospedó en casas de amigos, saltando de una a la otra, sin empleo y sin saber qué les depararía el día siguiente. Ahora tienen un lugar donde quedarse, pero enfrentan la amenaza de un posible caso de sarna y la falta de acceso a asistencia médica adecuada. La pérdida de estabilidad y normalidad es un peso enorme para el padre de María, que lucha por cuidar y proteger a su familia en estas circunstancias terribles.

Maria wears a red sweater and holds the face of another child as she smiles for the camera
Sandro Basili / CICR
Maria sits in a chair and looks directly at the camera
Sandro Basili / CICR
Maria in side profile smiling, with a smiling Batoul in the centre of the picture and the side profile of an ICRC delegate to the left
Sandro Basili / CICR

El padre de María la observa jugar con otros niños del refugio y se preocupa por el futuro. Antes del conflicto armado, les brindaba una buena calidad de vida a sus hijos. Ahora le apena no poder comprarles siquiera el cereal que más les gusta para el desayuno.

La protección que confiere el derecho internacional humanitario a las personas internamente desplazadas

Las personas internamente desplazadas son una de las poblaciones más vulnerables en tiempos de crisis. A diferencia de los refugiados, los desplazados internos continúan dentro de su país y dependen de la protección de su propio Estado. Sin embargo, en contextos frágiles, es posible que los Estados tengan capacidad limitada para cumplir con sus responsabilidades. Conforme al derecho internacional humanitario, toda la población civil, que incluye a los desplazados internamente, tiene derecho a ser protegida de daños, a acceder a ayuda esencial y a que se respete su dignidad.

Como consecuencia del desplazamiento, las personas suelen afrontar dificultades para satisfacer sus necesidades esenciales; pueden estar expuestas a riesgos particulares, como tensiones entre ellas y con las comunidades de acogida, condiciones de vida inseguras o insalubres o el riesgo de ser forzadas a regresar a zonas peligrosas. Además, la falta de documentos oficiales (porque los dejaron al irse a toda prisa o porque los perdieron durante la huida) es una de las mayores preocupaciones que afectan a las personas internamente desplazadas. Sin esos documentos, tal vez no puedan acceder a servicios esenciales, como la educación o la asistencia de salud.

Muchas familias desplazadas que venían durmiendo en la calle tras la intensificación de las hostilidades en Líbano fueron recibidas en el refugio que ha sido renovado recientemente en el barrio de Karantina, en Beirut, un espacio que crucial en medio del conflicto armado. El refugio, que antes era una estructura muy deteriorada, se ha transformado por completo gracias a la colaboración de las autoridades locales, miembros de la comunidad y organizaciones internacionales como el CICR. Fue diseñado para satisfacer las necesidades inmediatas y de largo plazo de los grupos desplazados internamente y ofrece espacios de alojamiento limpios y seguros para las personas y familias que atraviesan la incertidumbre del desplazamiento.

El lugar cuenta con habitaciones para familias, áreas comunes que ayudan a fomentar el sentido de comunidad y acceso a servicios básicos, como agua potable e instalaciones de saneamiento. Estas mejoras no solo contribuyen a la protección de la integridad física, sino también al bienestar de los residentes. Este refugio es mucho más que un simple techo; para las familias que sufren el desarraigo causado por la crisis actual en Líbano, es una oportunidad para reconstruir su vida y recuperar cierta normalidad.

The hallway of Karantina Shelter, Beirut
Muchas familias desplazadas que venían durmiendo en la calle tras la intensificación de las hostilidades en Líbano fueron recibidas en el refugio que ha sido renovado recientemente en el barrio de Karantina, en Beirut. Sandro Basili / CICR

La valiente sonrisa de un niño

Tal es el caso de la familia de Ghadi, de siete años, cuya vida dio un vuelco de la noche a la mañana. Antes, sus días eran un compendio de los elementos habituales de la niñez: la escuela, su querido camión rojo de juguete y las horas jugando con sus amigos en la casa de su abuela en los suburbios al sur de Beirut. 

Ghadi sits on a step and makes a peace sign

Cuando su vecindario fue atacado, Ghadi, sus padres y su hermano mayor dejaron atrás sus más preciadas pertenencias y huyeron. Al igual que Batoul y su madre, fueron saltando de un lugar a otro; cada día traía una nueva cuota de incertidumbre respecto de dónde dormirían esa noche. La intolerancia al gluten de Ghadi, que antes era una cuestión menor, hoy es una parte importante de la lucha diaria de sus padres, que deben encontrar comida apta para él. Ante esto, Ghadi le sonríe a su mamá en un intento de darle tranquilidad. “Está bien, mamá, no me duele la barriga”, dice con valentía.

Ghadi sueña con ser médico cuando sea grande para poder ayudar a otros niños como él y a personas como su tía, que usa una silla de ruedas y, como eso le dificulta trasladarse, no pudo venir con el resto de su familia. La sonrisa de Ghadi al hablar de su tía esconde una tristeza demasiado madura para su edad. Tal vez esos son los efectos de la guerra, que obliga a niños como Ghadi a crecer a pasos agigantados y cambiar la inocencia por la resiliencia.

Ghadi leans agains an ICRC vehicle, his face in side profile as he looks at something outside the frame, ICRC logo to his left
Sandro Basili / CICR

Una infancia interrumpida: Ghadi y su familia han huido de su hogar en los suburbios al sur de Beirut. Sueña con ser médico y extraña a su tía y su camión rojo de juguete.

Ghadi leans agains an ICRC vehicle, his face in side profile as he looks at something outside the frame, ICRC logo to his left