Sudán: el viaje de resiliencia y recuperación de Musa

Yuba (CICR). El 24 de marzo de 2025, Musa Ali Musa (32 años de edad) llegó arrastrándose al centro de rehabilitación física de Yuba, que recibe apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Ahora Musa ha vuelto a caminar con la ayuda de un par de muletas y está listo para comenzar una nueva vida. Su historia es especial: un viaje de dificultades, resiliencia y esperanza inimaginables.
Como decorador de interiores ocasional en Jartum, la capital de Sudán, Musa seguía su rutina diaria habitual en diciembre de 2023 cerca de un concurrido mercado en los suburbios de Hajj cuando una explosión repentina hizo que su mundo se viniera abajo. Tratando de reprimir sus emociones, Musa recuerda con desesperación la serie de acontecimientos que cambiaron su vida para siempre. “Hubo una explosión y de pronto estaba en el suelo sangrando”, señaló Musa.
Herido de gravedad en ambas piernas, Musa fue trasladado al hospital más cercano en Jartum. Sin embargo, su familia tuvo dificultades para conseguirle el tratamiento que precisaba. “En el hospital me pidieron mucho dinero, que no tenía, así que me llevaron a casa”, agregó. Su familia tardó cuatro días en reunir el dinero. Para entonces, la sepsis ya había avanzado. En ese momento los médicos le dijeron que la única opción era amputarle ambas piernas por debajo de la rodilla para evitar que el contagio se extendiera al resto del cuerpo.
“El olor del tejido dañado me convenció de aceptar inmediatamente”, explica con tranquilidad. Pero la mayor preocupación de Musa no era solo la pérdida de sus miembros, sino también cómo reaccionaría su esposa. “No dudes en regresar a la casa de tus padres si piensas que pasar el resto de tu vida con un marido sin piernas va a ser un problema”, le dijo. Se quedó sin palabras al escuchar la respuesta de ella, que decidió quedarse y le ofreció su apoyo incondicional durante toda su recuperación.
Al intensificarse el conflicto en Jartum, Musa y su familia tomaron la dolorosa decisión de huir de Sudán. El trayecto a Sudán del Sur les llevó más de tres meses. Finalmente, en marzo de 2025, llegaron al asentamiento de refugiados de Wedweil, en el estado de Bahr el Ghazal del Norte, donde se unieron a otros miles de refugiados y retornados de Sudán. Fue allí donde Musa oyó hablar por primera vez del CICR y de su asistencia a las personas amputadas. Pronto se dirigió al centro de rehabilitación física de Yuba, una decisión que volvería a cambiar su vida.

Ahora Musa puede sentarse en una silla otra vez.
“Llegó arrastrándose”, recuerda Apeleo Samson Emor, fisioterapeuta del centro. El equipo del centro evaluó el estado y las necesidades de Musa. Con las heridas curadas, las articulaciones fuertes y una actitud positiva, Musa ahora ya estaba listo para recibir prótesis. “Nuestro principal objetivo era mejorar su movilidad e independencia”, explica Emor.
Tombura Joseph Kenyi, protesista-ortesista, fabricó las prótesis de Musa. “Calzó perfectamente”, asegura Kenyi. En menos de un mes, Musa dejó de arrastrarse y volvió a caminar. Cada uno de los departamentos del centro —fisioterapia, prótesis y órtesis, y apoyo psicosocial— desempeñó un papel esencial en la recuperación de Musa. “Mi principal objetivo consistió en ayudarlo a recuperar su capacidad para realizar las actividades cotidianas”, afirma Kenyi.

Musa aprende a caminar con sus piernas ortopédicas recién colocadas.
Hoy en día, Musa se mueve con confianza por el centro en su silla de ruedas, mientras ajusta el asiento y sonríe al equipo que lo ayudó a reconstruir su vida, a la espera de sus prótesis, que se están fabricando en el taller y le permitirán volver a caminar. Musa ha recuperado su dignidad. Es capaz de mantenerse erguido y está aprendiendo a caminar con sus nuevas piernas ortopédicas, lleno de entusiasmo y de agradecimiento al equipo que lo ayudó a reconstruir su vida.
En Sudán del Sur, el CICR presta apoyo a tres centros de rehabilitación física situados en Yuba, Wau y Rumbek. Cada año se proporcionan piernas ortopédicas, sillas de ruedas, muletas y otros dispositivos de asistencia a unas 3.200 personas con movilidad reducida. Desde enero hasta mediados de mayo de 2025, más de 2.500 sursudaneses y 343 sudaneses han acudido a los centros de rehabilitación física y las clínicas comunitarias de campaña para recibir este tipo de servicios.
Desde 2009, el CICR presta apoyo a los servicios de rehabilitación física en Sudán del Sur, en colaboración con el Ministerio de Género, Infancia y Bienestar Social. El apoyo del CICR incluye el suministro de materias primas locales e importadas, componentes, equipos y maquinaria para producir dispositivos de asistencia, becas de educación formal en el extranjero y en el país, orientación práctica para el personal clínico y técnico, y el fortalecimiento de la capacidad en el sector.

Menos de tres meses después de su ingreso en el centro que recibe apoyo del CICR, Musa pudo volver a caminar.
El CICR contribuye a crear un entorno político y jurídico propicio para la inclusión de las personas con discapacidad mediante su apoyo a la incorporación en la legislación nacional de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de la que Sudán del Sur es signatario. Asimismo, el CICR implementa un programa de inclusión social que facilita el acceso a la educación de los niños y niñas con discapacidad, así como el acceso a los deportes y el apoyo a los ingresos de los adultos con discapacidad.