El refuerzo sanitario se decidió ante la escalada de las hostilidades, el aumento del número de personas heridas y las dificultades del sistema de salud para atender las necesidades urgentes de la población.
El equipo, compuesto por un médico especialista en urgencias, un cirujano y un anestesista, tiene experiencia en las heridas específicas y destructivas que causan las armas de guerra. Los médicos trabajarán con el equipo de 22 personas ya desplegado por el CICR, en estrecha colaboración con el Ministerio de Salud Pública, en el Hospital Universitario Rafik Hariri.
Un cargamento de suministros médicos que el CICR envió a ese hospital a principios de octubre ha ayudado a equipar y abastecer la unidad de traumatología del centro. El cargamento se destinará también a una unidad similar en el Hospital Gubernamental Elias Hrawi de Zahlé, Becá, adonde pronto se enviará a otros diez especialistas de salud del CICR, entre ellos, personal médico y de enfermería.
“Esta asistencia vital representa un alivio muy necesario, pero es preciso elevar considerablemente el nivel de ayuda”, advierte Simone Casabianca-Aeschlimann, jefa de la delegación del CICR en Líbano. “Nuestro equipo de cirugía y los insumos médicos van a ayudar a aliviar la carga que sobrellevan los prestadores de salud, pero se necesita de manera urgente asistencia humanitaria sostenida y segura. La crisis humanitaria se agrava a cada momento”.
Entre los suministros médicos, se enviaron artículos de cirugía de guerra para tratar a alrededor de 2.000 pacientes en estado crítico, según la gravedad de las heridas, e insumos para purificar 50.000 litros de agua. Los productos se usarán para asistir a 19 centros de salud de todo el país en zonas afectadas por el conflicto armado y zonas que albergan a personas desplazadas.
El CICR continúa recordando a todas las partes en el conflicto que deben tomarse medidas constantes para proteger a la población y los bienes de carácter civil en la conducción de operaciones militares. Además, en virtud del derecho internacional humanitario, el personal y las instalaciones de salud, así como los vehículos destinados exclusivamente a tareas sanitarias, deben gozar de respeto y protección en todas las circunstancias.