Haití: las ambulancias de la Cruz Roja, entre los pocos vehículos que atraviesan las barricadas

14-12-2010 Reportaje

La epidemia de cólera persiste, y las barricadas se multiplican por las calles de un barrio desfavorecido de Puerto Príncipe. Los vehículos de la Cruz Roja están entre los pocos que logran circular para trasladar a heridos y enfermos. Encuentro con un equipo de socorristas del barrio de Martissant.

     
©CICR/O. Miltcheva/ ht-e-06566 
   
Puesto de primeros auxilios de Martissant, Puerto Príncipe. Caleb, jefe del equipo de socorristas, tiene en brazos a una niña enferma. 
               
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Shelda, que ha contraído el cólera, es transportada al hospital en la ambulancia de la Cruz Roja de Haití. 
               
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En el mercado de Martissant, una voluntaria de la Cruz Roja informa a la población sobre las medidas de higiene para protegerse del cólera y sobre las actividades de evacuación que realizan los socorristas. “Gracias a esas charlas, la población sabe nuestro número de teléfono de urgencia.”  
           

" Me siento bien, estoy contento con nuestro trabajo " , dice Caleb, aunque sus ojos delatan el cansancio que siente. " Es cierto, no he dormido mucho últimamente, pero el esfuerzo vale la pena. "

Con sólo 25 años, Caleb es el jefe de equipo de socorristas de Martissant, un barrio desfavorecido, donde suelen producirse tensiones y donde viven más de 150.000 personas. Tanto de día como de noche, Caleb recibe las llamadas al número de urgencia de la Cruz Roja de Martissant.

" Desde que se produjo la epidemia de cólera, mi teléfono suena casi cada media hora " , explica. Además de nuestra ambulancia, tenemos que utilizar un " tap tap " para evacuar por lo menos veinte personas por día. Es como una camioneta que se utiliza para el transporte público, pero la nuestra ahora tiene el emblema de la Cruz Roja. "

  Sin demoras, para salvar vidas  

A las 10 de la mañana, el sol ya calienta fuerte en Martissant. Los socorristas vuelven de una evacuación. Llevan puestos impermeables, guantes y botas de goma, y tienen calor. Pero, en el caso de una enfermedad contagiosa como el cólera, esa protección es vital. Después de cada salida, lavan el vehículo y la ropa con agua de cloro.

" No es muy oportuno ser alérgico al cloro " , bromea Caleb, mientras vuelve a sonar el teléfono. Se muestra preocupado. " Es una pequeña, está muy deshidratada. No podemos demorar. "

Apenas unos segundos después, el equipo e stá en el vehículo, van a toda velocidad, con las sirenas y las luces giratorias encendidas. En un cruce, una multitud rodea a Yannick, que tiene en brazos a su hija Darmela, de ocho años. El cansancio extremo y los pómulos salientes de la niña indican que su estado es crítico. " Hace dos días que tiene vómitos. Creo que es cólera " , murmura su madre. Llamó a la Cruz Roja porque oyó hablar de los voluntarios en una sesión de concientización en el mercado.

Muy lentamente, los voluntarios acuestan a Darmela en la ambulancia, con su mamá. Unos pocos minutos después llegan al centro de Médicos sin Fronteras para el tratamiento del cólera, donde Darmela es atendida inmediatamente por los médicos.

El vehículo y sus tripulantes acaban de ser desinfectados con cloro, y ya tienen que salir corriendo otra vez. Shelda, otra niña enferma, los espera del otro lado del barrio.

  Seguir trabajando a pesar de las tensiones  

     

" ¡Darmela ha sobrevidido! " , anuncia Caleb con alegría, el día siguiente de la evacuación. El día anterior había creído que era demasiado tarde. " Es importante que la gente tenga un conocimiento mínimo del cólera, y que nos llamen a tiempo. Por eso, concientizamos permanentemente a los residentes. Nosotros, los de la Cruz Roja, no sólo somos muy conocidos, sino también muy respetados. Por eso podemos seguir trabajando, aunque la situación sea tensa. "

Mientras tanto, el paisaje ha cambiado mucho en Martissant. Ningún vehículo levanta el polvo de las callejuelas del barrio. Manifestantes, escombros y neumáticos en llamas obstaculizan las principales arterias del barrio.

" Además de los enfermos, tenemos que evacuar en forma urgente a los heridos de bala " , relata Ca leb. Hace algunas horas, un motociclista disparó en medio de la multitud. Una joven y tres niños resultaron heridos. Felizmente, pudimos actuar a tiempo. "

Caleb explica que los manifestantes rápidamente despejan las barricadas para permitir el paso de la ambulancia: " La Cruz Roja es algo bueno. Podemos pasar a cualquier hora porque venimos a salvar vidas. "

" Es cierto, me conmuevo cuando oigo que la gente de Martissant nos aplaude al pasar " , agrega el joven socorrista. Pero, justamente, gracias a esa aceptación, nosotros podemos trabajar. Eso es lo que me ayuda también a dejar de lado mis propios temores para ir a socorrer a los que tienen miedo. "