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Senegal: en Casamance persisten las minas y el peligro

30-12-2009 Reportaje

Martine Niafouna perdió parte de su pierna derecha mientras caminaba por un sendero minado en Casamance, una zona de Senegal afectada por la violencia durante los últimos treinta años. Ahora espera recibir una pierna ortopédica que le permita retomar su vida normal.

Hace algunos meses que las cosas son así. Martine no sale mucho, y cuando recibe visitas se muestra muy discreta; su cabeza, envuelta en un pañuelo, apenas sobresale por encima del pequeño muro que rodea su casa en Ziguinchor. " Por aquí " , murmura. Inmóvil detrás de la pared de cemento que la oculta de los hombros para abajo, Martine sonríe con timidez, como si el hecho de que los demás vean sólo una parte de su cuerpo la hiciese sentir mejor por un momento; como si, a los ojos de los demás, pudiese todavía ser la joven de antes, que caminaba normalmente con ambas piernas, sin las muletas que hoy la acompañan constantemente.

     
©CICR 
   
Martine Niafouna en su casa, en Zinguichor. 
              El 8 de junio de 2009, Martine, de 36 años, madre de dos niños y que además tiene a su cargo a sus diez hermanos y hermanas, pisó una mina. " Sucedió en Koureng, la aldea donde nací " , dice Martine, sentada en su cama. " Queríamos regresar allá para quedarnos. Ese día, mi abuelo cortaba leña en el bosque para construir una cabaña. Había mucha madera; para él era difícil acarrearla y fui a ayudarlo " . Martine hace una pausa, con la mirada ausente; luego reanuda su narración. " Estaba a menos de cien metros de las casas. Todo el mundo usaba ese sendero, incluso los soldados. Nunca se nos ocurrió que podía estar minado " .

 

  "No puedo dejar de pensar en lo que pasó"  

 

Martine perdió el pie derecho y parte de la pierna. La otra pierna está hinchada por las quemaduras. Levanta el ruedo de su colorido vestido y dice: " Mire. Tengo que volver al médico. Encontré otro fragmento " . Pasa con cuidado los dedos sobre la piel debajo de la rodilla, deteniéndose en un pequeño bulto duro. Lo palpa minuciosamente con expresión preocupada. Su propio cuerpo le resulta extraño. " Mis hermanos dicen que me olvide del accidente, que todo irá mejorando con el tiempo. Otras víctimas de minas dicen lo mismo. Pero no puedo sacármelo de la cabeza " .

 

El día en que Martine pisó la mina, miembros del ejército la llevaron al hospital en Ziguinchor. El CICR ayudó a tratarla y le dio un par de muletas. Recibió la visita de algunos miembros de la Asociación de Víctimas de las Minas de Senegal. El padre de sus dos hijos vino de Dakar a visitarla. Pero, aunque sus seres queridos la alientan y ella cuida su aspecto, para Martine aún es difícil volver a sentirse como una mujer, sobre todo porque persisten en ella los reflejos de su vida anterior. " A veces, tengo el impulso de levantarme de un salto y cruzar la habitación corriendo, y mi madre exclama:'¡Cuidado, no te caigas!'" . Martine suspira y sus ojos se nublan. " El accidente arruinó mi vida. Ya no puedo hacer nada, nada de nada " .

 

  Martine quiere creer  

 

El hecho es que, desde entonces, Martine comenzó a vivir en el pasado; todo el día, piensa en la vida, los planes y los deseos que tenía antes del accidente. Pasa el tiempo sentada en una pequeña habitación, en la que sólo hay una cama, una mesa baja y una lámpara. Se terminó el trabajo en los arrozales, se terminaron los ingresos adicionales que obtenía trabajando como lavandera en los hoteles de Cabo Skirring durante la temporada turística. No podrá ganar lo necesario para alimentar a sus hermanos y hermanas y mandarlos a la escuela. Eso es lo que más la afecta. " Mi madre y yo podíamos ganarnos la vida, incluso después de la muerte de mi padre. Pero ahora, ella está sola y tiene que cuidarnos a todos. Ya no podemos alquilar la vivienda de al lado, y todos tenemos que dormir aquí " .

 

¿Y el futuro? " A veces, pierdo el ánimo " , reconoce Martine. " La gente me dice:'Ya verás cómo empiezas a trabajar de nuevo " . Quizás. Si tuviese una pierna ortopédica, tal vez podría hacerlo " .  Quiere creer que será así, y hay esperanza en su rostro.

 

Martine ha ido a la primera consulta en el centro ortopédico, en donde el personal médico le ha tomado las mediciones iniciales de su pierna. Pero antes, la herida debe sanar por completo.

 

Mientras tanto, las personas que esperaban volver a vivir en Koureng después de nueve años, han tenido que huir una vez más. El accidente que sufrió Martine ha despertado viejos temores. Ahora, ella ha pasado a integrar la larga lista de las víctimas (748, según  el centro senegalés de de acción contra las minas) causadas por las minas durante los 27 años de conflicto en Casamance.