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Minas antipersonal:"Las semillas de muerte" (Nota de prensa)

22-10-2001

El siguiente artículo ha sido publicado en “El Observador”, (Montevideo) del 20 de octubre de 2001, luego de una entrevista a dos delegados del CICR (Delegación del CICR para el Cono Sur)

     

Nota: La publicación de textos de autores que no pertenecen al CICR se hace bajo su exclusiva responsabilidad y/o de las institución(es) a que representan; por lo tanto, no constituyen ni pueden ser interpretados como tomas de posición del CICR

     

Ver también nuestra página acerca de las minas antipersonal  

     

     

     

  Las semillas de muerte  

     

  por Ana Laura Lissardy  

     

  •   Existen alrededor de 80 millones de minas sin explotar dispersas por el mundo. Los niños y los campesinos son sus víctimas más frecuentes      

  •   Esfuerzos. La princesa Diana trabajó en la campaña "Acabemos con las minas terrestres".   

  •   El terrible poder del odio  

         

  Cada 20 minutos, una persona en el mundo pisa una mina y muere o es herida. Por año hay entre 24 mil y 26 mil lesionados por este tipo de explosivos, según datos proporcionados por el   Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)   a Fin de Semana. Algunos pierden un brazo o una pierna, otros la vida. Nueve de cada 10 heridos son civiles. Muchos de ellos campesinos y niños, que son sorprendidos mientras trabajan o juegan en montañas y campos.  

  Existen alrededor de 80 millones de minas dispersas a lo largo y ancho del globo. Más de 70 países tienen minas sembradas en su territorio. Desde Asia hasta América Central, desde Africa hasta Europa, hay naciones que viven día a día las consecuencias de estos explosivos que quedaron regados como souvenirs de guerras pasadas. Afganistán, Bosnia-Herzegovina, Angola y Sudán son algunos de los países con más heridos por las minas, de acuerdo a la información del CICR. También Irak.  

  El lunes pasado Hasan Sami Karim, un niño iraquí de 10 años, jugaba en la localidad de Samawa, al sur de Bagdad, cuando una mina explotó y le hizo perder la mano izquierda y los dedos de la derecha. El artefacto había sido colocado por Estados Unidos durante las operaciones militares contra el Sur de Irak, según informó la agencia oficial de noticias local, INA. Historias como ésta se repiten a diario con gente de las más diversas nacionalidades.  

  Distintos tipos. Las minas "antipersonal", también llamadas "semillas de la muerte", son artefactos pequeños que estallan generalmente al ser pisados. Contienen entre 10 y 250 gramos de explosivo y explotan al sentir la presión de cualquier cosa que pese más de medio kilogramo. Existen no menos de 340 modelos de minas "antipersonal". Algunas cuestan alrededor de US$ 2, otras llegan a los US$ 170.  

  También existen las minas "antivehículo". Son de mayor tamaño, tienen entre 2 y 9 kilogramos de explosivos y se activan con un peso superior a 100 kilogramos.  

  Hay minas que son detectables porque están construidas con componentes metálicos, pero también existen otras que no se pueden detectar porque están hechas básicamente de otros materiales, como el plástico.  

     

  Hasta mediados de la década de 1990 se fabricaban entre 5 millones y 10 millones de minas en el mundo. Durante la guerra fría los principales proveedores fueron Checoslovaquia, Italia, la Unión Soviética y Yugoslavia. En un segundo lugar estaban Bélgica, Gran Bretaña, China, Francia y Estados Unidos. En 1995 se comenzaron a sumar a este mercado países como Pakistán, Egipto y Sudáfrica.  

     

  Las minas son usadas durante las guerras para frenar el paso del enemigo o para encerrarlo en una zona determinada. Los ejércitos rebeldes las usan para provocar muertes al adversario y reducir así su capacidad militar. En zonas donde actúan guerrillas, las minas son ubicadas en campos de cultivo, pozos de agua o directamente en un poblado.  

  Bosnia y Afganistán   . Terminados los conflictos, las minas quedan esparcidas sobre la tierra o enterradas, prontas para explotar con el paso de cualquier persona.  

  Dervisa Covic, una mujer de 51 años de Bosnia-Herzegovina, padeció el conflicto bélico en su país y también su herencia. La casa de Covic, en la periferia de Sarajevo, fue destruida durante la guerra. En 1996 visitó lo que quedaba de su hogar y se encontró con algunas ciruelas en lo que era su huerta. Al acercarse a recogerlas, pisó la tierra y algo explotó. Así, Dervisa perdió una pierna. Después de un año, pidió ayuda a amigos y parientes y pudo recolectar los US$ 1.200 que le costó una pierna ortopédica. Aún hoy siente dolores. Recibe un subsidio por invalidez de US$ 9 al mes.  

  Bosnia-Herzegovina es uno de los países que más sufrieron las consecuencias de las minas, particularmente devastadoras para sus campesinos. Allí, entre 1996 y 1997 se atendieron en centros de la   Cruz Roja   un promedio de 35 heridos por minas al mes, comenta a Fin de Semana   María Peytrignet   , de la delegación del   CICR para el Cono Sur.  

  Otro de los países que más heridos y muertos tiene por explosiones de estos artefactos es Afganistán. Se calcula que entre 1998 y 2000 "en los seis centros ortopédicos del CICR se atendieron 50 mil casos entre lisiados y amputados", explica Peytrignet (ver recuadro). Dice que los países que tienen más heridos y muertos por minas, además de Afganistán y Bosnia-Herzegovina, son Angola, Azerbaiyán, Camboya, República Democrática del Congo, Georgia, Irak, Kenia, Ruanda, Sri Lanka y Sudán.  

  A mediados de la década de los 1990, de acuerdo a datos de la oficina quirúrgica de la División Médica del CICR, en Camboya había una persona amputada cada 236; en Angola, uno de cada 470 habitantes; en Somalia uno de cada 650 y en Vietnam uno de cada 1.250, según la publicación "La epidemia mundial de las heridas causadas por las minas terrestres", del   CICR   . En Kuwait se calculaba que en 1993 había alrededor de un millón de minas.  

  En América los países que están afectados por minas terrestres son Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y las islas Malvinas.  

  Las heridas. De acuerdo a información del CICR, el 82,5% de los heridos que llegan a hospitales de la Cruz Roja por heridas de minas, son amputados, menciona Peytrignet.  

  Las minas están hechas especialmente para destrozar miembros o matar. Además, dispara tierra, grava, metal, fragmentos de plástico del artefacto hacia el interior de los músculos, lo que genera riesgos de infección. Por eso, si la persona sobrevive, necesita varias intervenciones quirúrgicas y tratamientos de rehabilitación.  

  "Un herido por bala necesita en promedio 1,9 operaciones para su tratamiento y 0,5 unidades de sangre. Un herido por mina necesita un mínimo de 4 operaciones y 3,2 unidades de sangre", dice   Peytrignet   . El costo de un herido de mina en un hospital del   CICR   es de US$ 120 diarios.  

  La mayoría de estos accidentes ocurren en países con recursos médicos limitados. En algunos lugares los heridos pueden tardar entre seis y 24 horas en llegar a un hospital equipado. Muchos mueren en el camino.  

     

  Hay tres tipos de heridas por minas. Algunas heridas se producen por la "onda de choque", que puede destrozar el pie o la pierna, o causar daños en los brazos, el tronco o los genitales. En este caso, la explosión acelera las partículas del cuerpo (sobre todo de los miembros y los dedos), y las partes más aceleradas son arrancadas o revientan. Otras heridas son causadas por "fragmentación", que puede afectar a cualquier parte del cuerpo y provoca los mismos daños que, por ejemplo, las granadas. El tercer tipo de herida se produce por detonación al manipular una mina, lo que genera daños en las manos, los brazos o la cara y que en algunos casos puede producir ceguera.  

     

  Entre 1985 y 1995, los hospitales del   CICR   y sus equipos quirúrgicos trataron a más de 140 mil heridos de guerra. La cuarta parte eran víctimas de minas terrestres. Es que ellas son "un combatiente silente", dice Gabriel Valladares,   asesor jurídico del CICR para el Cono Sur.   Un combatiente —acota— que lucha incluso cuando los conflictos cesaron y los acuerdos de paz fueron firmados.  

     

  (En base a página de Internet   Geneva International Centre for Humanitarian DeminingComité Internacional de la Cruz RojaCentro de Investigación para la Paz, 1995EFE   ;     ;     ;     )  

     

  Afganistán, territorio minado   

     

  Afganistán es uno de los países donde las minas han cobrado más víctimas.   El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)   alertó el martes pasado del peligro cada vez mayor que suponen las minas "antipersonal" para los habitantes de esa nación que están recorriendo caminos en su huida de los ataques aéreos.  

     

  Entre 150 y 300 personas mueren cada mes en Afganistán por la explosión de minas terrestres "antipersonal", según los últimos datos del   CICR   . Esta cifra aumentó desde que comenzaron los movimientos internos en el país.  

     

  El coordinador de la Unidad de Minas y Armas del CICR, Peter Herby   , dijo el martes a EFE que los desplazamientos de población hacia zonas rurales o fronterizas están poniendo en peligro las vidas de millones de personas.  

     

  El peligro de explosión de minas también se vio aumentado por el lanzamiento de víveres que está llevando adelante Estados Unidos. Son muchas las personas que, sin recursos, corren tras esos paquetes sin tener en cuenta que hay territorios minados.  

     

  "La gente va por cualquier parte y hay minas en todos lados. La población, en ese afán de salir a la frontera, se encuentra con minas en el camino", dice   Gabriel Valladares, asesor jurídico de la delegación del CICR para el Cono Sur.  

     

  De marzo de 1998 a diciembre de 2000 el   CICR   registró 2.812 víctimas de minas o de municiones sin estallar, la mitad de las cuales eran niños. De acuerdo a datos que el   CICR   proporcionó a Fin de Semana, en 2000 "alrededor del 25% de las víctimas de minas en Afganistán eran personas que huían de las zonas de conflicto o (se movilizaban) a causa de la sequía, o que formaban parte de grupos nómadas". Ese año, el personal del   CICR   en Afganistán produjo 4.600 miembros artificiales (ortopédicos), 10.680 pares de muletas y 865 sillas de ruedas.  

     

  Durante la invasión soviética fueron sembradas millones de minas "antipersonal" en el territorio. Los soviéticos utilizaron, sobre todo, las llamadas "mariposas", que son artefactos de escaso tamaño con forma de mariposa y pintados con colores brillantes, por lo que atraen a los niños.  

     

  Más de 715 kilómetros cuadrados de tierras afganas están sembrados de minas. Están tan desperdigados que no existe zona alguna libre de peligro. En 1989 se inició un programa internacional para desactivarlas, pero hasta 1999 sólo se limpiaron algo más de 80 kilómetros cuadrados.  

     

      El compromiso de los estados  

     

  Son muchos los grupos, organizaciones y personas que se plegaron a la campaña "Acabemos con las minas terrestres". Una de las más notorias fue lady Di. La princesa Diana trabajó en Angola en áreas que estaban siendo desminadas, recuerda   Gabriel Valladares   , asesor jurídico de la delegación del   Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para el Cono Sur.   Dice que el   CICR   también se sumó a esa campaña. En 1997 el movimiento tuvo su mojón principal cuando se firmó en Ottawa la Convención sobre la prohibición de las minas "antipersonal" y sobre su destrucción.  

     

  Lo "importante" del tratado, explica Valladares, es que "por primera vez" se logra establecer "una prohibición absoluta" sobre el uso de minas. El tratado prohíbe el empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas. La convención tiene cláusulas que establecen la obligatoriedad de los estados firmantes a destruir las minas existentes en su territorio. Los países tienen hasta 2003 para deshacerse de las minas que tenga almacenadas, y hasta 2009 para eliminar las que hayan sembrado.