Sesenta años después, continúa la búsqueda de víctimas de la Segunda Guerra Mundial
09-05-2005 Reportaje
El CICR y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja reciben por año decenas de miles de solicitudes de búsqueda de personas que desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial. Los colaboradores del CICR y de las Sociedades Nacionales que se ocupan de esas búsquedas continúan reuniendo a familiares separados por los seis años de conflicto. A continuación, un informe enviado por Marcin Monko, colaborador de la delegación regional del CICR en Budapest.
George Gordon nunca había imaginad o que volvería a ver a su hermana Krystyna. A decir verdad, creía que estaba muerta desde hacía unos sesenta años. Desde el otoño de 1944, George Gordon, cuyo verdadero nombre es Jerzy Budzyinski, intentaba saber lo que le pasado a su familia, pero no lo lograba.
Durante la guerra, combatió en la resistencia armada clandestina polaca y participó, en particular, en el Levantamiento de Varsovia (agosto-septiembre de 1944). Tras sesenta y tres días de intensos combates, fue detenido por la Gestapo y deportado al campo de concentración de Stutthof, antes de ser transferido a Buchenwald.
Su padre y su hermano menor habían muerto en esos sucesos. Según sus compañeros de la resistencia, que habían visto cómo la casa de la familia en Varsovia se derrumbaba bajo un diluvio de bombas, su madre y su hermana seguramente también estaban muertas: era imposible que hubieran sobrevivido.
El 11 de abril de 1945, el ejército estadounidense liberaba el campo de concentración de Buchenwald. George estuvo cinco años al servicio de las fuerzas armadas estadounidenses en Alemania, fue incorporado en las filas de unidades especiales que se dedicaban a cazar a los fugitivos nazis. Durante ese período, hizo todo lo posible por saber lo que les había pasado a los suyos, pero sin éxito.
Luego se instaló en Estados Unidos. En su país de adopción, inició una nueva vida. Encontró trabajo en una fábrica de empaquetado de carne de Seattle, donde fue ascendiendo y llegó a un cargo jerárquico, antes de jubilarse.
En 2000, por consejo de un colega, George presentó una solicitud de búsqueda en la Cruz Roja Americana, que se puso en contacto con la oficina de la Cruz Roja en Varsovia. Entonces, el servicio de búsquedas de la Cruz Roja Polaca pudo descubrir que los compañeros de la resistencia de Georges se habían equivocado.
Krystyna Budzynska estaba viva. Vivía en Wroclaw, en el sudoeste del país. En agosto de 1944, ella y su madre trabajaban como enfermeras voluntarias para la resistencia polaca. En el momento del bombardeo, no estaban en su casa.
El día siguiente al levantamiento, fueron deportadas a un campo de trabajo, pero sobrevivieron. Hicieron búsquedas para encontrar a Jerzy, pero le perdieron el rastro en Stuthoff. A Krystyna se le dio a entender que su hermano había sido ejecutado en el campo.
" Es lo más fuerte que he vivido en mi vida " , reconoce George, cuando cuenta el reencuentro con su hermana en Wroclaw, en septiembre de 2003. " La última vez que había visto a Krystyna tenía catorce años. "
" Momentos como estos son los que a una le permiten mantener la esperanza y seguir trabajando para la Cruz Roja " , explica Elzbieta Rejf, responsable del servicio de búsquedas de la Cruz Roja Polaca que, en 2004, abrió 4.300 expedientes de solicitudes de búsquedas en relación con la Segunda Guerra Mundial.
El año pasado, gracias a los esfuerzos conjuntos de Elzbieta Rejf, los 39 colaboradores de su equipo en Varsovia, el CICR y numerosas Sociedades Nacionales, más de 780 personas lograron saber lo que había sucedido a miembros de su familia. Sin embargo, sólo unas decenas de éstas, como George Gordon, tuvieron la suerte de encontrar a sus parientes tras una separación de varios decenios. Para la mayor parte de esas personas, era demasiado tarde, pero por lo menos pudieron saber.
La señora Rejf ingresó al servicio de la Cruz Roja Polaca en 1957, época en que esa oficina recibía innumerables solicitudes de ciudadanos polacos que volvían al país, del este y del oeste, tras la guerra y al término de la era estalinista.
Siempre ha trabajado en el ámbito de la búsqueda de personas, esforzándose por esclarecer la suerte que corrieron la mayor parte de los desparecidos en la guerra y por obtener información sobre prisioneros de guerra, personas sometidas a trabajos forzosos y civiles. Se ocupa, asimismo, de dar seguimiento a miles de solicitudes en favor de personas que desean cerrar esos expedientes de una vez por todas.
" Hoy en día, los finales felices son cada vez menos frecuentes " , explica la señora Rejf. " Las personas se conforman con saber lo que ha ocurrido a sus familiares. "
En estos últimos años, la señora Rejf participó activamente en los trabajos de una comisión germano-polaca que efectúa actividades de exhumación. Contribuyó, además, con la creación de cementerios militares destinados a recibir los restos de soldados alemanes muertos en el frente, en Polonia.
La Cruz Roja Polaca también ayuda a familias alemanas a encontrar el lugar de sepultura de parientes cercanos.
En cuanto a Geor ge Gordon, siempre estará agradecido a la Sociedad Nacional Polaca. " Gracias a la Cruz Roja, mi vida ha cambiado " , confía. Su historia hará revivir la esperanza que aún tienen cientos de personas de encontrar a sus parientes desaparecidos a raíz de un conflicto armado que se libró hace sesenta años.