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Aceitunas para calefaccionar un centro de salud libanés

En preparación del invierno inminente que, según las previsiones, será especialmente duro, el CICR distribuyó diez toneladas de combustible de orujo de aceituna para dar calefacción a la clínica de salud Al Rahma, en la zona montañosa de Cheeba, en el sudeste de Líbano.

 

Cheeba es una región encajada entre las fronteras siria e israelí y lleva mucho tiempo directa o indirectamente expuesta a diversos conflictos y sus consecuencias. En los últimos años, su población ha aumentado considerablemente por la presencia de refugiados de la vecina Siria, que ha sumado una presión significativa a la de por sí frágil infraestructura local.

Descarga del camión del CICR ante la clínica.

Esta zona aislada, situada a más de 1.300 metros de altitud en las laderas del monte Hermón, también está expuesta a duras condiciones climáticas. El pasado mes de enero, se vio afectada por la tormenta Zina, que causó la muerte de varios refugiados sirios y afectó gravemente a muchos otros habitantes de la región.

"A veces, la vida aquí no es fácil, y el acceso a servicios de salud es todavía una gran preocupación, especialmente en invierno. A menudo nieva mucho, las carreteras se bloquean y los traslados se hacen difíciles", señala el director de la clínica de salud Al Rahma, Mohamed Al Jarrar.


"El año pasado, debido a la nieve y el frío, incluso tuvimos que cerrar la clínica durante varios días. Pero este invierno, gracias al biocombustible que nos ha facilitado el CICR, podremos recibir a nuestros pacientes y brindarles atención en un ambiente cálido."


Condiciones traicioneras para conducir, especialmente cuando las carreteras están cubiertas de nieve.

La clínica Al Rahma es el principal centro médico de la zona. Presta servicio tanto a refugiados sirios como a la población local libanesa, incluidas las personas más vulnerables de esos dos grupos. A principios de este año, el CICR instaló en la clínica un sistema de calefacción con una caldera de biomasa, que solo necesita orujo una vez cada cinco días. Para alimentar la caldera durante todo el año, se requiere solo un total de 19 toneladas de orujo de aceituna. La caldera es fácil de manejar y garantiza calefacción ininterrumpida a las instalaciones.

"Es un enfoque muy innovador que se basa en el propio medio ambiente", explica Bahjat Mansour, ingeniero del CICR que dirige proyectos de agua y hábitat en el sur de Líbano.


La caldera de biomasa, vista de cerca.

El orujo de aceituna es un producto derivado de la producción de aceite de oliva. Está disponible en abundancia en el mercado local en Líbano, un país con numerosos olivares y prensas de aceite.

"El orujo de aceituna no solo es una fuente de energía ecológica, sino que también resulta casi tres veces más económico que el fueloil tradicional. Además, adquirir el orujo a nivel local beneficia a la economía de la zona", agrega Bahjat. "De hecho, también evaluamos el uso en esta zona de otros compuestos orgánicos, como piñas y cáscaras de nuez y almendra.

"Las aceitunas son un símbolo de Oriente Próximo. Tienen una enorme importancia práctica y cultural", apunta Bahjat. "Es asombroso que también puedan dar calor, que puede ser especialmente significativo para quienes más lo necesitan."