Ginebra/Kabul (CICR) – Tras una serie de ataques contra su personal, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha tomado la decisión de reducir su presencia en Afganistán.
"Desde diciembre de 2016, el CICR ha sido objeto de tres ataques directos en el norte de Afganistán, incluso en lo que considerábamos una de nuestras instalaciones más seguras: el centro de rehabilitación de Mazar-i-Sharif. Estos incidentes han afectado no solo al CICR en Afganistán, sino a toda la organización en general", señaló Mónica Zanarelli, jefa de la delegación del CICR en Afganistán.
Tras intensas conversaciones, en las que participó la sede de la organización en Ginebra, el CICR ha llegado a la conclusión de que la única alternativa es reducir drásticamente su presencia y sus actividades en Afganistán, sobre todo en el norte del país.
Por ello, el CICR cerrará sus oficinas en Maimana y en Kunduz, y procederá a reducir considerablemente la estructura de la subdelegación en Mazar-i-Sharif. El centro de rehabilitación en Mazar-i-Sharif permanecerá abierto, y el CICR evalúa la capacidad de los asociados –sean otras organizaciones o las autoridades afganas– de asumir la dirección de este centro. En el resto del país, las actividades también están bajo evaluación. Mientras tanto, el CICR analiza la indemnización y el plan social que recibirán los empleados afectados por los cierres.
"Es un momento difícil para el CICR y su personal", afirmó la señora Zanarelli. "Después de treinta años de presencia continua en el país, nos vemos en la obligación de reducir nuestra presencia y nuestras operaciones. Pero debemos dejar en claro que no nos retiramos de Afganistán. Nuestra prioridad es limitar la exposición de nuestros empleados a los riesgos, sin dejar de prestar asistencia a las personas afectadas por el conflicto de la mejor manera posible."
En diciembre de 2016, un colaborador del CICR fue secuestrado en la provincia de Kunduz y liberado cuatro semanas después. A ese incidente le siguió el brutal asesinato de seis empleados y el secuestro de otros dos en la provincia de Jawzjan. Tras siete meses de sufrimiento, los dos colaboradores secuestrados fueron liberados el 5 de septiembre. Tan solo seis días después de ese hecho, una fisioterapeuta murió a causa de un disparo que recibió de un paciente al que atendía desde hacía tiempo en el centro de rehabilitación de Mazar-i-Sharif.
Para más información:
Thomas Glass, CICR, Kabul (inglés), tel.: +93 (0) 729 140 510
Siavash Kohzad, CICR, Kabul (dari y pastún), tel.: +93 (0) 794 618 908
Sanela Bajrambasic, CICR, Ginebra (inglés), tel.: +41 79 217 32 17