El imperativo humanitario es claro: los niños deben asistir a la escuela, incluso durante conflictos armados. Proteger la educación de los ataques no solo es esencial, sino que también es posible.
Conforme al derecho internacional humanitario, se debe proteger a las personas civiles y los bienes de carácter civil de los ataques. Los actores armados han de tomar todas las precauciones factibles para evitar o reducir al mínimo los daños que produzcan esos ataques.