Declaración

Peter Maurer: “Los sistemas de armas autónomos generan preocupaciones éticas para la sociedad”

El futuro de la guerra requiere que se tomen decisiones responsables, como establecer límites claros y jurídicamente vinculantes para prohibir los sistemas de armas autónomos impredecibles o diseñados para atacar a seres humanos y regular estrictamente el diseño y el uso de todos los demás.

Declaración de Peter Maurer, presidente del CICR, en ocasión de la VI Conferencia de Examen de las Altas Partes Contratantes en la Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados (CCAC) – 13-17 de diciembre de 2021, Ginebra/(Declaración grabada el 10 de diciembre de 2021)

Señor Presidente, excelencias, señoras y señores:

Me complace dirigirme a la VI Conferencia de Examen de la Convención sobre ciertas armas convencionales (CCAC) en nombre del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). La Convención es un pilar fundamental del derecho internacional humanitario y representa el compromiso de los Estados con el desarrollo del derecho destinado a proteger mejor a los afectados por los conflictos armados.

Así como el derecho internacional humanitario impone restricciones generales a la guerra, la CCAC establece restricciones específicas a las armas convencionales que tienen –o que se prevé que tendrán– consecuencias inaceptables, en especial, las armas que causan sufrimientos innecesarios o tienen efectos indiscriminados.

El objetivo de la CCAC es evitar el sufrimiento, lo que se refleja en sus Protocolos, que se centran en las minas, las armas incendiarias, las armas láser cegadoras y los restos explosivos de guerra, entre otras armas. El CICR ha presentado un documento de trabajo ante esta Conferencia, con una serie de recomendaciones para su consideración.

La finalidad de dichas recomendaciones es promover la universalización de los Protocolos existentes y fortalecer su implementación, así como abordar situaciones actuales de interés humanitario, incluido el uso de armas explosivas con una amplia zona de impacto en áreas pobladas. El documento también contiene un repaso de los desarrollos científicos y tecnológicos y una reseña jurídica de las nuevas armas, medios y métodos de guerra.

Mis comentarios giran en torno a la oportunidad que tienen en la actualidad las Altas Partes Contratantes –como la tuvieron en la preparación de la CCAC– de desarrollar gradualmente el derecho internacional humanitario de forma de evitar los graves riesgos humanitarios que entrañan las armas nuevas. Esta es la razón de ser de la Convención, y ustedes, con el logro de ese objetivo, tienen la oportunidad de demostrar que continúa estando vigente.

Durante los ocho años de debates de la CCAC en torno a los sistemas de armas autónomos, hemos incrementado nuestro conocimiento de los riesgos humanitarios, jurídicos y éticos que plantean esas armas. Las dificultades para prever los efectos de los sistemas de armas autónomos aumentan la probabilidad de que sus consecuencias sean desoladoras para los civiles y los combatientes que han dejado de participar en las hostilidades.

Su uso extendido amenaza el cumplimiento de las exigencias del derecho internacional humanitario, debido a la falta de control y discernimiento humanos en el uso de la fuerza. Básicamente, los sistemas de armas autónomos generan preocupaciones éticas para la sociedad en el sentido de que reemplazan la decisión humana sobre la vida y la muerte por procesos controlados por sensores, software y máquinas.

 En la opinión del CICR, se necesita una respuesta internacional urgente y eficaz para abordar los graves riesgos que plantean los sistemas de armas autónomos. Esta Conferencia de Examen constituye una coyuntura diplomática fundamental para la labor de la CCAC, y es mi deseo que la Conferencia esté a la altura de la ocasión.

El futuro de la guerra requiere que se tomen decisiones responsables, como establecer límites claros y jurídicamente vinculantes para prohibir los sistemas de armas autónomos impredecibles o diseñados para atacar a seres humanos y regular estrictamente el diseño y el uso de todos los demás.

Existe un apoyo generalizado y cada vez más amplio de los Estados, los científicos y los tecnólogos, así como de los miembros de la sociedad civil, a las acciones que garanticen que los humanos conservan el control y el discernimiento en el uso de la fuerza, de forma que sean significativos y suficientes para implementar las obligaciones jurídicas y asumir las responsabilidades éticas.

En el mes de mayo, compartí con ustedes nuestra opinión de que es necesario prohibir los sistemas de armas autónomos que plantean riesgos inaceptables –las armas autónomas imprevisibles y las que se usan para atacar personas directamente– a la vez que regular estrictamente todas las demás, a fin de garantizar un control humano suficiente para el cumplimiento del derecho internacional y la aceptabilidad ética.

Nosotros no nos arrogamos la exclusividad de las soluciones, pero esperamos que nuestras recomendaciones los ayuden a alcanzar un acuerdo sobre la respuesta política que se necesita en el ámbito internacional.

El derecho internacional humanitario procura preservar un grado de humanidad en la guerra. Las tendencias actuales y el rápido desarrollo de las armas autónomas –por ejemplo, los planes para atacar personas, en especial, en las ciudades, con un menor grado de supervisión humana– traen consigo el peligro de que no lleguemos a actuar a tiempo para evitar la pérdida de control a la hora de tomar decisiones sobre la vida y la muerte.

El CICR hace un llamamiento a las Altas Partes Contratantes en esta Convención para que no permitan que eso suceda. Los invito a buscar inspiración en la Declaración de San Petersburgo de 1868 y "fij[ar] [...] los límites técnicos en que deben detenerse las necesidades de la guerra ante las exigencias de la humanidad"

 Es imprescindible actuar con determinación y sin demora. Los animo a trazar el camino hacia la aprobación de nuevas normas jurídicamente vinculantes mediante un claro compromiso con la prohibición de algunos sistemas de armas autónomos y la limitación estricta del desarrollo y el uso de todas las demás armas, junto con la decisión de iniciar negociaciones para formalizar esos límites en un nuevo instrumento.

Gracias, señor Presidente, mis mejores augurios para la Conferencia.

Video de la declaración (en inglés):