Colombia: CICR lleva ayuda humanitaria a comunidades afectadas por el conflicto en la costa Pacífica

07 abril 2017
Colombia: CICR lleva ayuda humanitaria a comunidades afectadas por el conflicto en la costa Pacífica
El pasado primero de abril, más de 100 personas desplazadas del Chocó llegaron a Buenaventura. Ahora viven temporalmente en el coliseo central de la ciudad. Juan Sebastián González/CICR/CC BY-NC-ND

Comunidades afrodescendientes y resguardos indígenas del Chocó, el Valle del Cauca y Nariño enfrentan riesgos derivados de los enfrentamientos entre grupos armados y de la presencia de artefactos explosivos en sus territorios. Para responder a esta situación, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha llevado ayuda humanitaria de emergencia a 950 familias en los últimos dos meses.

"Solo le pido a los grupos armados que nos dejen vivir tranquilos, como lo hacían nuestros ancestros", dice Isabelina, miembro de una comunidad indígena del noroccidente del departamento del Chocó. El énfasis que ella pone a estas palabras refleja la angustia de los habitantes de la zona que han tenido que dejar sus hogares atrás para huir de los enfrentamientos entre grupos armados.

Los combates entre grupos armados y la grave afectación por la presencia de artefactos explosivos en estas zonas han provocado que desde enero se presente una difícil situación humanitaria en varios puntos de la zona del Pacífico colombiano.

Muchas de estas comunidades sufren además una situación de confinamiento ante el temor de ser afectados por la explosión de los artefactos improvisados en la región. La situación amenaza sus opciones de alimentación, ya que les impide acceder a sus cultivos, cazar o pescar. En estas regiones, el CICR realizó talleres para que las comunidades aprendan a reducir el riesgo de accidentes.

Durante la primera semana de abril, se entregaron en el norte del Chocó más de 2.500 mercados, kits de aseo y otros insumos básicos a varias comunidades afrodescendientes que se habían visto forzadas a desplazarse hacia la cabecera municipal, así como a varias comunidades indígenas que estaban confinadas en sus territorios. 

"Esto es solo una ayuda de emergencia que hará menos penosa su situación durante un mes, pero que no basta para solucionar la grave situación en la que se encuentran estas familias. Hay muchas más que se han visto obligadas a desplazarse en la región y necesitan apoyo", manifestó Sebastien Fustier, jefe de la subdelegación del CICR en Medellín, que cubre el departamento del Chocó. 

Los equipos del CICR que se trasladaron a estas zonas para asistir a las familias afectadas encontraron no solo un grave panorama en términos humanitarios sino también un reto a la hora de promover el respeto por las normas humanitarias en una región donde aún es prematuro hablar del fin del conflicto armado. 

"Todas las partes involucradas en las confrontaciones deben respetar a la población civil. Nada justifica someter a las comunidades a esta clase de desprotección. No nos cansaremos de seguir insistiendo sobre este punto, a través del diálogo confidencial con los grupos armados", dijo Marc Linning, coordinador de protección del CICR en Colombia.

La emergencia atendida recientemente en el norte del Chocó no es la única que pone de relieve la crudeza del conflicto armado en el occidente del país. Entre febrero y marzo, el CICR atendió a 195 familias que se habían desplazado en la zona rural de Tumaco (Nariño) por temor al enfrentamiento entre la Fuerza Pública y los grupos armados presentes en la zona. A mediados de marzo, el CICR realizó distribuciones de alimentos y elementos de aseo a cerca de 300 familias en el Alto Baudó.

Buenaventura (Valle del Cauca) es otra de las ciudades que ha recibido varios desplazamientos masivos durante los dos últimos meses. Solo durante la primera semana de abril, se ha atendido a 32 familias afrodescendientes que llegaron a esta ciudad a principios de abril huyendo del fuego cruzado de los grupos armados. "Me hace falta mi casa", decía una de las personas desplazadas que pidió mantener su nombre en reserva. "Teníamos poco, pero al fin y al cabo era nuestra casa. Allá no quedó nadie, hasta los perros se vinieron".


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