México y América Central: comunidades afectadas por la violencia armada
La violencia genera múltiples consecuencias humanitarias sobre la población, entre ellas, la limitación del acceso a los servicios de salud y educación, efectos en la salud física y mental de las personas, y la restricción de las posibilidades de desarrollo personal, social y de participación comunitaria.
Por ello, el CICR y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de la región están profundamente comprometidas con comprender y atender las necesidades de dichas comunidades, y brindar respuestas que contribuyan a prevenir y mitigar las consecuencias humanitarias derivadas de la violencia, ya sea en contexto urbano o rural.
Comunidades urbanas
En el ámbito urbano, la acción humanitaria se desarrolla en comunidades de México, Honduras, El Salvador y Guatemala.
En México, el proyecto Abriendo Espacios Humanitarios (AEH) es una iniciativa conjunta entre el CICR, la Cruz Roja Mexicana y las Secretarías de Educación Estatales (hasta el momento se ha trabajado con los estados de Chihuahua y Guerrero) que busca promover valores humanitarios y fomentar comportamientos de respeto hacia la vida y la dignidad de las personas. El objetivo de AEH se desarrolla mediante seis ejes principales: Educación Formal, Primeros Auxilios, Educación de Pares, Atención Psicosocial, Desarrollo Comunitario y Padres y Madres de Familia.
Los componentes de AEH incluyen el desarrollo de materiales y contenidos temáticos que se han logrado integrar al currículo de los centros educativos con un fuerte énfasis en la formación de los docentes. A fin de fortalecer las capacidades tanto personales como comunitarias, el programa AEH ofrece asistencia psicosocial a docentes y estudiantes y promueve las acciones comunitarias que refuercen los valores humanitarios. En El Porvenir (Valle de Juárez, Chihuahua) y en Chilpancingo (Guerrero), con la participación activa de la comunidad, dichos proyectos han permitido mejorar su acceso a instalaciones médicas y recreativas, mediante la construcción de un consultorio médico y una cancha deportiva. AEH también organiza actividades lúdicas de educación entre pares, al unir esfuerzos con los voluntarios jóvenes de la Cruz Roja Mexicana.
AEH, actualmente implementado en Ciudad Juárez y el Valle de Juárez (Chihuahua), ha logrado alcanzar a 22.750 estudiantes y 193 docentes de secundaria y primaria de 41 centros educativos. Estudiantes, docentes y familias participan en diversas actividades para encontrar maneras de mitigar las consecuencias humanitarias de la violencia. De igual forma, en el periodo 2011 a 2015, el programa AEH se desarrolló en Acapulco, Chilpancingo e Iguala (Guerrero), donde se logró alcanzar a 20 escuelas secundarias con un total de 5.500 alumnos y 86 docentes.
En El Salvador, a través del programa Oportunidades para la Inclusión Social (OIS) y en Honduras con el Programa Abriendo Oportunidades (PAO), se facilitan espacios de fortalecimiento comunitario, de participación e intercambio entre jóvenes y sus familias, se brinda formación técnica-vocacional a miembros de las comunidades para fomentar la capacidad de generar ingresos económicos, y se promueven actividades lúdicas y educativas para jóvenes; generando así, directa e indirectamente, opciones de desarrollo personal y fortaleciendo las capacidades de participación comunitaria de alrededor de 26,000 habitantes. Estos proyectos se llevan a cabo conjuntamente por las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de la región, con el apoyo del CICR, y la Cruz Roja de Noruega, Suiza, Italia y España.
Comunidades rurales
Comunidades de la provincia del Darién (Panamá), y especialmente aquellas que viven en zona limítrofe con Colombia, siguen sufriendo consecuencias humanitarias derivadas del conflicto armado del vecino país. A ello, se suman factores de vulnerabilidad potenciados por un acceso todavía limitado a servicios básicos de salud y a agua potable, y condiciones precarias de higiene y hábitat.
En el Bajo Aguán (Honduras), la violencia generada por las disputas de tierras en la región, generan consecuencias humanitarias similares para la población.
Por ello, el CICR trabaja estrechamente con la Cruz Roja de Panamá, Honduras, así como con las autoridades de Salud de dichos países, colaboran en el desarrollo de proyectos de asistencia para brindar acceso básico a la salud primaria, agua, saneamiento y hábitat.
Los programas incluyen campañas de promoción de higiene y educación en salud para fomentar hábitos que permitan mejorar la calidad de vida de las comunidades y reducir el riesgo de afectaciones en su salud.
Fortalecimiento de los servicios de salud y su acceso
Prestar servicios de salud, puede conllevar riesgos que limiten, o incluso imposibiliten su prestación. Por ello, es esencial fortalecer los servicios de salud así como el acceso de las comunidades a éstos; y promover la protección y el respeto hacia el personal que presta asistencia y los pacientes; así como hacia los insumos, vehículos e infraestructuras de salud.
Para ello, el CICR sensibiliza y dialoga con las autoridades, instituciones relevantes y con la población, sobre las dificultades que enfrenta el personal de salud en el marco de la asistencia en situaciones de riesgo; y capacita al personal de salud sobre aspectos de seguridad y de autocuidado en el marco de su labor.
Es importante que el personal de salud disponga del conocimiento y medios necesarios para atender adecuadamente a personas gravemente lesionadas; por ello, el CICR busca fortalecer las competencias de técnicos en urgencias médicas, especialistas en cirugía y otro personal médico, sobre el manejo de lesionados por armas de fuego y explosivos, a través de seminarios especializados, con el apoyo de instituciones médicas y académicas de la región.