Convivir con minas terrestres en Bosnia y Herzegovina
Aldin Karavdić estaba arreando un rebaño de ovejas cerca de la casa de sus padres cuando pisó una mina terrestre. El joven, de dieciséis años, sufrió lesiones graves, sobre todo en la pierna derecha. Por suerte, los médicos pudieron salvársela. En esas colinas, cerca de la ciudad de Mostar, muchos niños solían arrear el rebaño de sus familias. Esa práctica era común antes de que los residentes supieran que la zona está llena de minas y de artefactos sin estallar que quedaron de la guerra de Bosnia.
Si bien la guerra finalizó hace más de dos décadas, el número de minas y de piezas de artefactos sin estallar que aún son un riesgo para más de medio millón de residentes supera las ochenta mil unidades. Durante el período de posguerra, al menos mil setecientas cincuenta personas resultaron heridas a causa de minas, de las cuales murieron seiscientas catorce. La mayoría de los siniestros son consecuencia de minas antipersonales PROM-1, que fueron prohibidas veinte años atrás en el marco del Tratado de Ottawa. Cerca de un 15 % de las víctimas son niños.
Solo en los dos últimos años, las minas terrestres se cobraron la vida de nueve personas e hirieron a otras doce. Aldin es uno de los sobrevivientes. El joven recuperó parte de la pierna, aunque continúan extrayéndole esquirlas, y aún no puede dormir bien —según su madre— a causa del trauma. La pensión por discapacidad que recibe todos los meses es, en gran medida, simbólica, y su familia no puede costear la rehabilitación. A pesar de haber nacido seis años después de que finalizó la guerra, Aldin —cuya discapacidad se estima en un 60 %— se afilió a la asociación de víctimas de la guerra civil.
Durante nuestra visita, los padres de Aldin hablaron del miedo y de la incertidumbre que sienten no solo sobre la manera en que el joven se sobrepondrá a la lesión y al trauma, sino también sobre cómo les darán de comer a sus cinco hijos. Dado que ambos están desempleados, las cabras que poseen son esenciales para la supervivencia de la familia. "Ahora resulta muy difícil arrear ganado porque tememos caminar por las colinas", comentaron. A partir del siniestro que sufrió Aldin, las autoridades barrieron la zona y encontraron muchos otros artefactos sin estallar. Aunque dichos artefactos fueron extraídos, los pobladores locales ya casi no se atreven a transitar por la zona.
Muchos pobladores que viven cerca de las zonas señalizadas como áreas contaminadas con minas arriesgan la vida para recolectar madera y satisfacer otras necesidades. Confían en que estarán a salvo gracias a su conocimiento del terreno. Pero la realidad no siempre funciona de esa manera: en abril de 2017, un hombre murió y otro resultó herido en la Montaña Ozren. Los cazadores también son vulnerables, como quedó demostrado con el hombre de cuarenta y ocho años de edad que perdió la vida el 5 de noviembre en Oštra Luka. Ese mismo día, tres niños de once a trece años de edad, se arriesgaron a ingresar por curiosidad en un campo minado próximo a Sarajevo: afortunadamente, las unidades de desminado se encargaron de rescatarlos.
Para prevenir ese tipo de siniestros y mantener a los niños fuera de peligro, la Cruz Roja construye zonas de recreación seguras en áreas afectadas por minas. Hasta ahora, se han inaugurado trece zonas de recreación seguras en todo el país. El trabajo con los niños constituye una parte importante de la labor que lleva a cabo la Cruz Roja para crear conciencia sobre el peligro que representan las minas. Cada año, más de veinticinco mil niños participan en "Campos minados de ideas", una competencia entre escuelas primarias organizada por la Cruz Roja de Bosnia y Herzegovina con el apoyo del CICR. La Cruz Roja además trabaja con otros grupos vulnerables advirtiéndoles sobre la amenaza de las minas y promoviendo constantemente un comportamiento seguro. También señaliza campos minados colocando carteles y señales de advertencia, y elaborando mapas de las zonas minadas.
Las autoridades tienen la firme determinación de llevar adelante el desminado humanitario y hasta ahora han extraído más de ciento veinte mil minas terrestres y piezas de artefactos sin estallar. Sin embargo, el país no alcanzará su meta inicial de extraer todas las minas terrestres para 2019. Este mes, la fecha límite oficial fue aplazada para 2025, aunque incluso ese año puede resultar ambicioso dada la falta de recursos financieros. Algunos expertos estiman que la remoción completa de minas terrestres y de artefactos sin estallar en todo el país podría demorar varias décadas. Hasta entonces, la Cruz Roja continuará creando conciencia entre los residentes locales. Este devastador legado de guerra ya ha privado a demasiadas personas del derecho básico a la seguridad. Algunos, como Aldin, han perdido mucho más que eso.