Después de años sin noticias, familia se reencuentra con hijo detenido en Panamá
Para la sociedad y el sistema penitenciario panameño, durante varios años, Antonio solo fue parte de la estadística. Juzgado y condenado, sin documentos de identidad, se perdió entre las más de 17.000 personas privadas de libertad que entonces estaban en las cárceles de Panamá. Mientras tanto, su familia vivía en la incertidumbre de no conocer su destino.
El reencuentro
Procedente de Matugantí, la familia de Antonio perdió todo contacto con él en 2010, cuando fue trasladado desde la provincia de Darién a una cárcel en la capital del país, ubicada a más de 325 kilómetros de su comunidad de origen. Después de siete años separados y sin noticias, Antonio ha vuelto a reunirse con sus familiares.
Ubaldina y Oristo, padres de Antonio, se embarcaron en una aventura desconocida, animados por la confianza en los colaboradores del CICR y la esperanza de volver a ver a su hijo.
Ella es una indígena de la etnia Emberá-Wounaan, nacida en Colombia y que ha vivido toda su vida en Darién. Es una mujer dura, callada, distante y de mirada lejana. En su lenguaje corporal se distinguen rasgos de ansiedad mientras aguarda el reencuentro con su hijo. Oristo, más relajado y comunicativo, espera a su lado.
Tensa y formal inició una reunión que, poco a poco, se fue suavizando con la conversación y las tímidas muestras de afecto. Durante dos horas, la familia se puso al día. Antonio les contó su caso judicial y detalles de su vida en el penal mientras ellos le hablaron sobre sus hijos, cuánto han crecido y cómo viven.
La despedida parecía seguir la misma tónica hasta que en el último momento, antes de abandonar la prisión, Ubaldina se volvió hacia su hijo y se unieron en un abrazo conmovedor. Al final se separaron, pero esta vez con la certeza de volverse a ver muy pronto.
Los padres de Antonio recibieron un permiso especial por parte de las autoridades penitenciarias para visitarlo. Las autoridades del centro y el CICR gestionaron el encuentro. El Hogar Luisa, un albergue para migrantes, los acogió durante su estadía en Ciudad de Panamá. El CICR les facilitó insumos básicos de higiene y le regaló una hamaca a Antonio.
La búsqueda
En una brigada médica, la familia de Antonio compartió, sin mucha esperanza, el deseo de conocer el paradero y la situación de su hijo con el personal CICR. Los datos compartidos fueron pocos, solo el nombre y que tenía 25 años cuando lo detuvieron.
Con esta información, el CICR solicitó a las autoridades del Complejo Penitenciario La Joya apoyo para localizarlo. La búsqueda fue ardua, ya que los registros penitenciarios se manejan por número de cédula, y Antonio no fue registrado al nacer.
Tomó dos meses encontrarlo y se hizo pasando la voz en los pabellones. Al final la búsqueda culminó cuando el director de La Joya comunicó al CICR que lo habían localizado. Cuatro meses después de presentar la solicitud de búsqueda la familia se reunió.
En el pabellón 15, Antonio dictó un mensaje para su madre a uno de los colegas del CICR. Su familia lo recibió y le envió otro junto con algunas fotos de sus hijos de nueve y diez años. Cuando Antonio fue detenido el menor de ellos tenía un año.
El CICR está apoyando a Antonio y a su familia en el traslado y trámite de visitas. Además de asesorarlo para obtener la cédula, ya que, de llegar a salir en libertad, se enfrentaría a un limbo jurídico que lo llevaría a otra celda, esta vez en las instalaciones migratorias.
El papel del CICR
El CICR facilita el restablecimiento de contactos entre familiares con los allegados de una persona como Antonio mediante llamadas, mensajes Cruz Roja o programas de visitas, con el fin de aliviar el sufrimiento de los familiares y detenidos.
Los programas comunitarios del CICR y la Cruz Roja Panameña en Darién fueron la base para esta reunificación familiar. Ambas organizaciones han trabajado en Darién durante 20 años, llevando asistencia en salud, mejoras de viviendas, acceso a agua segura, saneamiento en higiene para los desplazados por el conflicto armado colombiano y para las comunidades que los acogieron.