Durante los conflictos armados, otras situaciones de violencia y emergencias humanitarias, las personas y las comunidades se ven afectados drásticamente. Su sufrimiento va más allá de las cicatrices que vemos a simple vista. En "Detrás de las cicatrices visibles", tres de esas personas comparten sus experiencias traumáticas.
Gombo en Nigeria, Hamda en Líbano y Fatma en Gaza describen los efectos psicológicos y psicosociales que les causó la guerra.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dirige actualmente 77 programas de apoyo psicosocial y en salud mental en 38 países de todo el mundo para dar respuesta a las necesidades de las personas en este sentido.
El equipo de apoyo psicosocial y en salud mental está integrado por más de 100 profesionales en salud mental, entre locales e internacionales. Prestan apoyo a las personas afectadas, contribuyendo a reducir su angustia psicológica. También les ayudan a mejorar su funcionamiento cotidiano y sus mecanismos de adaptación saludables.
"Hace poco, les conté cómo la música me ayuda a pensar menos en las cosas malas y a no tener pesadillas. Realmente, estar en este grupo me hace sentir mejor." – Gombo, participante del grupo de apoyo psicológico de pares, víctimas de la violencia, Nigeria.
"Aprendimos a ser más conscientes de nuestros sentimientos y a tener control sobre ellos. También aprendimos a lidiar con nuestro propio estrés. Solía desquitarme con mis hijos por las tensiones que sufría en el trabajo. No debo agobiarlos con esa carga." – Fatma, partera formada en un programa de Ayuda a los que ayudan, Gaza/Israel y los territorios ocupados.
Con el apoyo psicosocial y en salud mental ofrecido por el CICR, Gombo, Hamda y Fatma lograron superar paulatinamente sus experiencias angustiantes.
Al igual que muchas otras personas que viven en zonas de conflicto y países afectados por la violencia, ellos también aprendieron a afrontar sus dificultades emocionales para recuperar la funcionalidad en sus vidas.