Artículo

Editorial: Migración: caminar, caer y volver a levantarse

Escribir sobre migración es escribir sobre la historia de muchos de nosotros. La de Migdalia comienza en las montañas del departamento de Huehuetenango hacia el occidente de Guatemala y en la frontera con México.

Salha Benzeghiba, jefa de misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Guatemala

 En 2017, Don Rocael, su padre, decidió migrar hacia los Estados Unidos agobiado por las diversas situaciones que enfrentaban él y su familia. Migdalia lo acompañó: "Tenía 13 años cuando decidimos viajar; queríamos salir adelante. Mi meta era ayudar a mi papá y a mi mamá. Quería sacar a mi familia de la pobreza", asegura.

Desde hace décadas, la migración es uno de los grandes desafíos en América Central, y las causas que la motivan son múltiples, por ejemplo: la pobreza, la inseguridad alimentaria, el desempleo, los cambios climáticos y la violencia. A estos factores se suman los riesgos y problemas que las personas migrantes enfrentan en la ruta migratoria, muchos de ellos asociados a la violencia, como actos de agresión, extorsiones, falta de contacto con sus seres queridos, desapariciones y accidentes, entre otros.

Migdalia llevaba viajando dos semanas junto a su padre cuando, al llegar al estado de Nayarit, en México, vio un tren por primera vez en su vida. Recuerda el efecto hipnótico que le provocó el desfile de metal frente a sus ojos. Sintió mucho miedo. "Yo ni sabía qué era un tren, no conocía esa cosa, no sabía qué hacer. Me preguntaba: ¿qué tengo que hacer aquí? ¿Cómo voy a subir a esto?". Al intentar abordar el tren, Migdalia perdió el equilibrio y cayó a las vías. Como consecuencia del accidente, sufrió la amputación de su pie izquierdo.

En la región, las causas principales de amputaciones entre personas migrantes son las caídas de tren, con un 58 %, y las agresiones, con un 31 %.
Ocho meses después del accidente y de recibir cuidados médicos en dos centros de rehabilitación física y de atención a personas migrantes en México, Migdalia volvió a su casa en Huehuetenango, donde sintió alivio por reunirse con su familia, pero también frustración y tristeza por no haber concretado su viaje hacia el norte, así como por la incertidumbre sobre su futuro: "Perdí parte de mí, no me aceptaba, me miraba en el espejo y me preguntaba: ¿cómo enfrentaré mi vida de ahora en adelante?".

A través del programa de rehabilitación física que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) implementa en la región, muchas personas como Migdalia reciben atención médica y psicosocial gratuita. Por esta vía, el CICR procura asistir a las personas con discapacidad para que puedan llevar una vida normal a pesar de la adversidad y retomar sus proyectos. En 2022, el programa brindó asistencia directa a 195 personas a nivel regional, 64 de ellas en Guatemala.

Además de ayudar directamente a las personas que enfrentan factores de vulnerabilidad, el CICR también apoya a las autoridades de salud para que puedan cumplir con sus responsabilidades en materia de asistencia y protección de las personas migrantes, entre ellas las que tienen alguna discapacidad o enfermedad.

La misión del CICR en Guatemala también trabaja con equipos de rehabilitación física de varias universidades y realiza esfuerzos de capacitación, sensibilización y promoción para mejorar el acceso y la atención de pacientes como Migdalia. Su recuperación demuestra que una respuesta humanitaria neutral e imparcial puede cambiar vidas.

En Guatemala, el CICR, en coordinación con la Cruz Roja Guatemalteca, brinda protección y asistencia humanitaria a las personas migrantes que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y riesgo en la ruta migratoria. Ayudar a restaurar la dignidad de Migdalia, como la de decenas de personas migrantes que han sufrido o sufren algún trauma o discapacidad al emprender la ruta migratoria, es un imperativo humanitario.

Descargue aquí el Balance Humanitario 2023 de Guatemala

Descargar
archivo PDF
3.24 MB