Familias en Sudán del Sur reciben semillas y herramientas al comenzar la temporada de lluvias

  • Un miembro del personal del CICR, Joseph Mokorendere, dirige una sesión de difusión antes de la distribución de semillas y herramientas en Dulamaya, un campamento improvisado al oeste de Yuba. Esta es una oportunidad para educar a las comunidades afectadas sobre las prácticas de agricultura, nutrición y el CICR.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • El equipo del CICR descarga un camión lleno de semillas y herramientas que se distribuirán entre 1.000 familias en un campamento improvisado en Dulamaya.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Familias desplazadas en Dulamaya se aproximan a un vehículo del CICR mientras comienza la distribución de semillas y herramientas.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Luego de inscribirse para la distribución de semillas y herramientas, los pobladores reciben un vale que entregan para recibir las mercancías.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Los miembros del personal del CICR llaman a uno a uno a los grupos para que se reúnan alrededor de un paquete de semillas y herramientas. Una vez allí, cuentan el número de herramientas y de bolsas con semillas para asegurarse de que cada familia reciba la misma cantidad.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Mujeres llevando bolsas con semillas y herramientas durante la distribución. Las bolsas contienen semillas de cereales (sorgo y maíz) y de vegetales (calabaza, okra y kudra, una verdura de hoja). También se proveyeron tres herramientas manuales de jardinería: una hoz, una azada y una maloda (una pala pequeña).
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Dos hombres cargan una bolsa con semillas durante la distribución. El objetivo principal de la distribución de semillas y herramientas es ofrecer a la comunidad un medio de resiliencia.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Una vez que las personas reciben las semillas y las herramientas, comienzan a compartir los artículos entre ellas. Cada paquete de semillas y herramientas se comparte entre 20 personas.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Luka llegó al campamento improvisado después de que estallaran los enfrentamientos en su aldea natal, Minga, que se encuentra a unos 50 kilómetros de Dulamaya. "Había una guerra en mi pueblo", dice el hombre de 28 años de edad. "No había otro lugar donde me pudiera quedar." Al igual que muchas otras personas de Dulamaya, Luka teme volver a Minga y prefiere quedarse en un lugar seguro, aunque no le ofrezca oportunidades.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
  • Dulamaya es un lugar muy lejano, y el pueblo más cercano, Rokon, está a veinte km. Aquí no hay oportunidades laborales. "No iba mucho al colegio", dice Luka. "Cometo errores en inglés. Ojalá pudiese tener una mejor educación y pudiese hacer un curso de idioma. Me hubiese encantado ser doctor." Su vida ahora es una lucha para sobrevivir. "Solo como lo que consigo. Si no consigo nada, simplemente no como", concluye.
    CC BY-NC-ND / CICR / Florian Seriex
30 mayo 2019

La violencia ha disminuido en Sudán del Sur desde la firma del último acuerdo de paz, pero más de la mitad de la población aún tiene dificultades para disponer de alimentos suficientes después de años de conflicto. Las comunidades han quedado desarraigadas y sin la seguridad o las herramientas para poder cultivar.

"Solo como lo que consigo", dijo Luka, de 28 años de edad. "Si no consigo nada, simplemente no como".

En los últimos cinco meses, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entregó semillas y herramientas para 352.000 personas en Sudán del Sur a fin de ayudar a las familias a plantar una vez más antes de que comiencen las lluvias. Una de las comunidades que recibió apoyo vive en Dulamaya, donde unas 1.000 familias buscaron refugio después de que, en febrero, perdieran sus hogares y sus pertenencias en los enfrentamientos que consumieron Mundri East, (área que se encuentra aproximadamente a tres horas en coche al noroeste de la capital, Yuba).

Dulamaya, ubicada a veinte kilómetros de la aldea más cercana, está aislada y hay pocas oportunidades para que las personas como Luka trabajen. Por eso, gran parte de la población depende de la asistencia humanitaria para su supervivencia. "Debemos dar seguimiento a la situación de esta comunidad. Ellos nos han expresado sus preocupaciones acerca de la comida, el agua y la educación, y estamos buscando todas las oportunidades para apoyarlos", explicó Ola Ulmo, jefe de la subdelegación de Equatoria. "La temporada de lluvias ha comenzado; las condiciones de vida serán más difíciles y, además, para nosotros, será más complicado llegar a esta área por carretera."

Si bien el campamento necesitará apoyo para superar la escasez en los próximos meses, la esperanza es que las semillas (sorgo, maíz, calabaza, okra y kudra, una verdura de hoja local) les ayuden a tener alimentos para cosechar más adelante este año, hasta que Mundri sea lo suficientemente seguro para que regresen.