Señor presidente, excelencias, señores y señoras:
Es un placer dirigirme a ustedes en nombre del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la inauguración de esta Decimonovena Reunión de los Estados Partes en la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonal.
En los últimos veinticuatro años, los esfuerzos conjuntos y sostenidos de los Estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil han convertido a la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonal en uno de los tratados de armas más exitosos de la historia.
La Convención ha desempeñado un papel importante en la reducción del daño civil, ha permitido el acceso humanitario y ha ayudado a aumentar la seguridad de las comunidades. Se han recuperado tierras destinadas a la producción agropecuaria, y los refugiados y las personas desplazadas como consecuencia de los conflictos han podido regresar a sus hogares, reanudar su vida y recuperar sus medios de subsistencia.
Son todos buenos motivos para celebrar. Desde su entrada en vigor, en 1999, la Convención ha ayudado a reducir en un 90 % el número de víctimas civiles causadas por las minas antipersonal. Más del 80 % de los países del mundo son parte en la Convención. El comercio legítimo de minas antipersonal prácticamente ha dejado de existir y se han destruido más de cincuenta y cinco millones de minas almacenadas, como consecuencia de lo cual treinta y un Estados Partes han desminado por completo su territorio.