Una familia desplazada de su aldea en Mafa llega a las afueras de Maiduguri. Con escasa comida y agua, la mayoría de estos desplazados caminan más de tres días para llegar a Maiduguri.
Una familia desplazada de su aldea en Mafa llega a las afueras de Maiduguri. Con escasa comida y agua, la mayoría de estos desplazados caminan más de tres días para llegar a Maiduguri.
Los recién llegados al campamento de desplazados internos se sientan en medio de sus pertenencias e intentan protegerse de una tormenta de polvo que azota Maiduguri.
Niños pequeños reciben alimentos que distribuye el personal del CICR en las afueras de Maiduguri. Llegaron ese día, junto con otros 450 niños que habían abandonado sus hogares. Según las Naciones Unidas, la violencia en el noreste de Nigeria afecta en forma directa a 15 millones de civiles, de los cuales siete millones necesitan asistencia. Esa cifra incluye 2,4 millones de desplazados, de los cuales más del 50 por ciento son niños.
Halima con su hijo Aboubacar en brazos, en el Hospital Estatal Especializado de Maiduguri. Aboubacar padece diarrea crónica, malnutrición grave, bronconeumonía y malaria. A pesar de haber recibido tratamiento de emergencia, el estado de salud de Aboubacar no ha mejorado.
Aboubacar consuela a su hija de 11 años Houwa en el Hospital Estatal Especializado de Maiduguri. Houwa padece malnutrición.
Yunus se pesa en el Hospital Estatal Especializado de Maiduguri. Él y su hermana Houwa padecen malnutrición, pero el estado de salud de ambos mejora lentamente tras recibir atención médica.
Ayshe, una joven desplazada de su hogar en Dikwa, en el campamento improvisado para desplazados de Muna, en las afueras de Maiduguri.
Mujeres desplazadas aguardan junto a las pilas de bolsas de alimentos distribuidas por el CICR en el campamento improvisado para desplazados de Muna, en las afueras de Maiduguri.
Padres de niños enfermos hablan con un colaborador del CICR en el campamento improvisado para desplazados de Muna, en las afueras de Maiduguri.
Una madre alimenta a su hijo. Ambos acaban de llegar de Maiduguri tras haber tenido que huir de su hogar.
Personal del Hospital Estatal Especializado de Maiduguri cuida de Yunus y Houwa, dos niños con malnutrición grave.
Hombres rellenan la tumba de un niño tras su entierro en las afueras de Maiduguri. Hacía una semana que el pequeño, de tan solo un año de edad, estaba enfermo.
Más de 2,4 millones de personas han abandonado sus hogares a raíz del conflicto en el noreste de Nigeria.
La situación humanitaria se sigue deteriorando, dado que muchas de las personas desplazadas se encuentran en zonas de difícil acceso, donde la asistencia humanitaria es mínima o nula. Otros desplazados internos han sido acogidos por comunidades de bajos ingresos, lo que impone una carga aún mayor a los recursos y servicios, ya de por sí escasos. La situación de las personas más vulnerables, como los niños, las viudas y los ancianos, es especialmente preocupante.
La mayoría de los desplazados internos tuvieron que abandonar sus hogares dejando todo atrás y carecen hasta de lo más indispensable para vivir. En algunos lugares, los niños mueren a causa de la malnutrición y otras enfermedades. Asimismo, la situación sigue siendo extremadamente compleja, dado que algunas personas se desplazaron hace mucho tiempo mientras que otras han tenido que huir en reiteradas ocasiones. En general, los últimos en llegar a los campamentos son los que necesitan asistencia humanitaria más urgente.