
Guatemala: Balance Humanitario 2021-2022

Las consecuencias que genera la violencia armada no siempre son visibles: las afectaciones a la salud mental y bienestar psicosocial, las dificultades para acceder a servicios como la educación y la salud son algunas de las heridas invisibles que desde el CICR buscamos prevenir y atender de la mano con las personas que han sido afectadas.
El CICR, en conjunto con autoridades nacionales e internacionales y con nuestros socios de la Cruz Roja Guatemalteca, continuamos trabajando para mitigar los riesgos que enfrentan las personas migrantes y desplazadas internamente, los cuales a menudo se relacionan con la dificultad para acceder a servicios básicos, a mecanismos de protección e incluso a la falta de acceso a medios para comunicarse con sus seres queridos.
En 2021 continuamos con los esfuerzos que el CICR ha realizado en Guatemala desde hace más de 10 años para apoyar y promover procesos de búsqueda, recuperación, identificación y restitución de personas desaparecidas o fallecidas sin identificar y, más recientemente, en contextos de migración; también realizamos esfuerzos para entender y atender las necesidades de las personas que tienen a un ser querido, pues la incertidumbre de no saber su paradero a su vez produce afectaciones físicas, emocionales y psicosociales, económicas y legales.
En conjunto con la Cruz Roja Guatemalteca, implementamos programas que buscan mitigar las consecuencias físicas, psicológicas y sociales de la violencia armada, al tiempo que continuamos el diálogo confidencial con las autoridades gracias al cual podemos presentarles nuestras preocupaciones.
Seguiremos trabajando para promover entornos respetuosos de la vida y dignidad humanas.
Hace cuatro años, a raíz del impacto de una bala, Wagner perdió la pierna izquierda. Con la herida física llegó también esa otra herida invisible: aprender a vivir sin una de sus extremidades, aprender, a sus 30 años, a habitar el mundo de una forma hasta ahora desconocida.
En Guatemala, un país afectado por la violencia y la desigualdad, la historia de Wagner se repite con más frecuencia de lo que las cifras revelan. La violencia no debería asociarse únicamente a la criminalidad o a hechos armados que resultan en heridos y fallecidos. Las afectaciones psicológicas generadas por las amenazas y extorsiones, las limitaciones para acceder a servicios de salud y educación, y las restricciones para el desarrollo personal, social y de participación comunitaria también son parte de las graves consecuencias humanitarias que genera la violencia y que afectan el día a día de una población que, de cierta manera, ha normalizado vivir con ella.