Los ataques contra nuestros bienes culturales son ataques contra nuestra humanidad
Los monumentos históricos, las obras de arte y los sitios arqueológicos – conocidos como bienes culturales – están protegidos por las normas de la guerra. Los ataques perpetrados contra estos bienes van más allá de su destrucción material. Los ataques contra esos bienes son, en esencia, ataques contra nuestra historia, nuestra dignidad y nuestra humanidad.
A continuación, presentamos algunos comentarios de personas que se vieron profundamente afectadas por la destrucción o el daño de monumentos históricos, religiosos, u otros sitios, en sus países durante los conflictos.
Los ataques contra los bienes culturales son ataques contra nuestra identidad, nuestra memoria, nuestro futuro y nuestra dignidad
"He visto muchos edificios destruidos en mi ciudad. Pero el peor dolor que sentí después de ver toda esa destrucción fue cuando estuve en las ruinas de nuestros antiguos monumentos. Sentí como si una parte de mi cuerpo se hubiese destruido, como si una parte de mi alma se hubiese dañado. Fue un golpe en el corazón vibrante de Alepo." (Siria)
‟Profanar el pasado de un pueblo en el presente socava su memoria colectiva y su identidad en el futuro." (Líbano)
"Cada roca narra una historia... una historia de la dignidad de las personas que vivieron sus vidas en esta tierra de civilización." (Siria)
‟Nunca podremos restaurar un sitio destruido y devolverle su gloria anterior. Siempre llevará las cicatrices de la guerra, del horror y del odio – la memoria viva de un pasado doloroso." (Líbano)
Cuando recientemente encuestamos a 17.000 personas sobre las normas de la guerra, la mayoría respondió que cree que está mal atacar monumentos religiosos e históricos. Las personas y las comunidades desean ver los bienes culturales preservados, aún en los momentos más oscuros de la guerra.
Los bienes culturales están protegidos por las normas de la guerra
El derecho internacional humanitario obliga a las partes en los conflictos armados a proteger y respetar el patrimonio cultural. Las normas de la guerra son claras: las partes en un conflicto tienen la responsabilidad de no dirigir ataques ni actos de hostilidad contra los bienes culturales, de no utilizarlos para fines militares, así como de hacer cesar los robos y los saqueos de esos bienes y los actos de vandalismo contra estos.
La protección y el respeto de los bienes culturales son cruciales para la reconstrucción de una sociedad una vez terminado el conflicto armado
"Antes de la guerra civil, cada comunidad en el Líbano podía identificarse con el Monumento a los Mártires. El monumento ahora está plagado de balas – un testimonio del conflicto que hemos vivido. Aunque ha sido restaurado, todavía lleva las cicatrices del horror, que nos recuerda lo que sucedió. Si este monumento no hubiera sido devuelto casi exactamente a su estado original, la memoria colectiva de Beirut habría desaparecido." (Líbano)
"Cuando se mata la cultura de un pueblo, se mata también sus costumbres y su educación. Se retrasa la construcción de su futuro. Cuando se destruye la memoria cultural de un pueblo, se borran las historias de heroísmo y coraje sobre las cuales han construido su identidad a lo largo de los siglos. Se socava completamente su resiliencia al conflicto." (Líbano)
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