Declaración de Dominik Stillhart, director general de Actividades Operacionales del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), sobre la situación humanitaria en Myanmar
Las víctimas de la crisis humanitaria en Myanmar, donde la inseguridad ha destruido vidas y hogares, son presas del miedo y la incertidumbre.
A raíz de la violencia y del temor a la violencia, numerosos residentes se han visto forzados a huir de sus hogares y todas las comunidades están profundamente conmocionadas. Dado que los desplazamientos parecen peligrosos, los pobladores se quedan donde están, lo que limita el acceso a las escuelas, los campos, los mercados y los servicios de salud.
¿Qué pueden hacer las familias para salir adelante? Para superar el miedo abrumador que sienten, para poner fin a la afluencia de personas que cruzan la frontera y para lograr que las familias consideren regresar a sus hogares, es necesario reconstruir la confianza entre las comunidades en todos los niveles, para que puedan convivir pacíficamente.
Los habitantes del estado de Rakhine han sufrido décadas de subdesarrollo, pobreza y violencia entre las comunidades. Para poner fin a esta violencia cíclica, es preciso atender las quejas de las comunidades.
Pese a las necesidades que hoy en día padecen cientos de miles de personas, la solución a largo plazo no consiste en depositar automáticamente una confianza excesiva en la ayuda humanitaria, sino en restablecer de forma permanente el orden público. A su vez, deben restaurarse los servicios públicos, como la asistencia de salud. También es importante que los pobladores tengan la seguridad de que, ante una reanudación del conflicto, quienes no participen en las hostilidades estarán protegidos.
Si bien el orden público comienza a restablecerse de a poco, existe todavía un temor colectivo de que el futuro no sea mejor que el presente. Las personas no saben a dónde ir ni qué hacer, y estas incógnitas demoran el regreso a una vida normal.
En el norte de Rakhine, es necesario restablecer el orden en forma duradera. Se debe alentar a las comunidades a actuar con moderación, al tiempo que debe garantizarse la seguridad de los civiles y de sus bienes. Los dirigentes de todos los niveles, incluidos los que pertenecen al gobierno y a las fuerzas de seguridad, cumplen un papel clave.
La mayoría de las personas que tuvieron que abandonar sus hogares viven en condiciones deplorables: duermen sobre el barro bajo un techo de plástico, ya sea en el vecino país de Bangladesh (la mayoría) o en el estado de Rakhine. Algunas comienzan a regresar a sus hogares, pero muchas aún tienen miedo.
Si bien el acceso humanitario al norte de Rakhine ha sido limitado desde el comienzo de la crisis, se debe destacar que al Movimiento Internacional de la Cruz Roja se le haya concedido acceso. Alentamos a las autoridades a facilitar la labor de los trabajadores humanitarios, ya que la familia de la Cruz Roja sola no puede atender las enormes necesidades existentes.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja distribuye alimentos (garbanzos, arroz y latas de pescado) para 180.000 personas en el norte de Rakhine. Ya hemos prestado ayuda a diversas comunidades aisladas en zonas montañosas, y también hemos distribuido alimentos y agua para más de 5.000 indigentes atrapados en condiciones desesperantes en las playas cerca de Maungdaw. Las letrinas que instalamos ayudan a que la vida de las personas sea un poco más sana y digna. Los mosquiteros que entregamos permiten a los padres proteger a sus hijos.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja no se quedará allí solo para la fase de emergencia actual, sino también para la fase de recuperación, de manera que podamos contribuir a los esfuerzos para que los habitantes retomen su vida normal.
La asistencia servirá para el corto plazo. Sin embargo, también tenemos una esperanza a largo plazo: un orden público confiable y una convivencia pacífica entre las comunidades, para que los residentes puedan dejar de vivir con miedo.
Más información:
Sanela Bajrambasic, CICR Ginebra, tel: +41 79 217 32 17
Ewan Watson, CICR Ginebra, tel: +41 79 244 64 70