Myanmar: miles de personas desplazadas a raíz del conflicto en Kachin
Los habitantes del estado de Kachin quedaron atrapados en medio de los enfrentamientos intermitentes que se han producido en la zona norte de Myanmar a partir de 2011. Desde comienzos de abril, cuando volvió a estallar la violencia en Kachin, se produjo una nueva ola de enfrentamientos que obligó a más de seis mil ochocientas personas a desplazarse. Ese número se suma a las cien mil personas que ya habían tenido que desplazarse a lo largo de los años. Durante el último mes, las personas que quedaron sin hogar cruzaron cientos de millas a pie para llegar a iglesias locales y campamentos para desplazados internos que ya estaban instalados en las afueras de Myit Kyi Na.
El equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Myit Kyi Na responde de manera permanente a las necesidades de las familias. Distribuye asistencia en efectivo, entrega filtros cerámicos para producir agua potable y garantiza que no se violen sus derechos en materia de derecho internacional humanitario.
"Escapé junto con mi familia en medio de la noche. Viajamos a pie durante muchas horas y luego tomamos un autobús para llegar hasta aquí. No sé cuánto tiempo tendremos que permanecer en este lugar", dice Sharaw Naw Aung, residente del municipio de Injangyang —a unos cien kilómetros de Myit Kyi Na— que tiene setenta y siete años de edad. En la actualidad, él y sus cuatro hijos están refugiados en la iglesia Trinidad de la Convención Bautista de Kachin, en Myit Kyi Na. Allí hay otras doscientas familias que llegaron desde Injangyang, con la esperanza de refugiarse en esa iglesia. Se prevé que llegarán muchas personas más en los próximos días.
Desplazados de sus hogares y de sus vecindarios, miles de civiles continúan abriéndose paso por la tupida selva.
Khun Nue, quien tiene un hijo de diez años de edad y pertenece al municipio de Jang Yang, tuvo que pasar tres noches en la selva. "Sobrevivimos gracias a los alimentos que fuimos consiguiendo en el camino."
Unos mil cincuenta miembros de la población civil —en su mayoría, habitantes de la aldea de Kum Tsai Taw Yang— caminaron día y noche, y cruzaron ríos para llegar hasta la iglesia de Tang Hpre durante la última semana de abril. En medio de los desplazamientos, también se producen historias desgarradoras de separación. Se informó que un niño había quedado separado de su familia durante estos desplazamientos. El CICR a cargo de buscar personas desaparecidas lleva adelante el caso.
"Cuando escuché por primera vez que, en los alrededores de mi aldea, había enfrentamientos y disparos, me desmayé. Fue estremecedor", recuerda Htu Sam Da Rai de Kum Sai Taw Yang, quien huyó con tres de sus hijos.
También se informó de numerosos civiles muertos o heridos a causa de minas terrestres. Otra de las preocupaciones es que las personas están atrapadas en una zona boscosa remota cerca de la aldea de de Aung Lawt.
"Mi esposo quedó varado en el puerto durante dos días y ahora está muy enfermo", sostiene, preocupada, U Di Lu Bu, quien tiene cuatro hijos y se refugia temporalmente en la iglesia católica de Tang Hpre.
Dado que son miles las personas que escapan al mismo tiempo, la sobrepoblación en esos refugios temporales es motivo de gran preocupación. No hay privacidad: el solo hecho de encontrar suficiente espacio para dormir es un gran desafío.
"Somos muchos los que estamos hacinados dentro de la iglesia", expresa Daw Lu Bu, quien huyó del municipio de Moe Kaung junto con sus hijos y su nieto. Unas cuatrocientas personas residen de manera provisoria en la iglesia San Pablo, en el municipio de Namti.
Ywe Nwe, una joven de quince años de edad que está en octavo grado, afirma: "En mis oraciones, siempre pido que haya paz porque sé qué se siente al estar lejos de casa". La adolescente huyó junto con su prima, y esta es la segunda vez que debió escapar para alejarse de los enfrentamientos.
Con el abrupto recrudecimiento de la violencia, la mayoría de las familias no tuvieron la oportunidad de llevar consigo sus pertenencias. Roi Aung, una joven madre de un niño de nueve meses de edad, está preocupada por su bebé: "Esta es la primera vez que tengo que huir. Caminamos durante muchas horas, y lo hice cargando a mi bebé sobre la espalda. No tengo absolutamente nada de lo que necesita", explica en voz baja, por temor a despertar al bebé.
Ante la posibilidad de que se produzcan más desplazamientos durante los próximos días, el CICR continuará siguiendo de cerca y evaluando las necesidades de los ciudadanos y seguirá asistiéndolos. Se necesitará una respuesta humanitaria a gran escala para salvar la vida de las personas afectadas a causa del reciente aumento de desplazamientos.