Personas internamente desplazadas
La labor que tradicionalmente realiza el CICR para abordar la problemática de los desplazamientos internos a escala mundial se guía por su mandato de proteger la vida y la dignidad de las personas afectadas por conflictos armados y por otras situaciones de violencia. Nos centramos principalmente en ayudar a satisfacer las necesidades específicas de las personas internamente desplazadas, así como en abordar las consecuencias negativas de su desplazamiento en las comunidades de acogida y en brindar apoyo a quienes corren riesgo de ser desplazadas.
La acción del CICR frente a los desplazamientos internos
Comprender las experiencias de las personas internamente desplazadas
El desplazamiento de millones de personas en el interior de su propio país, ya sea a raíz de desastres naturales, conflictos armados u otras situaciones de violencia, se ha convertido en una preocupación mundial apremiante. Este fenómeno interrumpe vidas, amenaza a las comunidades y afecta a los países en general, generando graves preocupaciones humanitarias, sociales y económicas.
El desplazamiento suele ser un mecanismo de supervivencia, cuando la huida es el único recurso que las personas tienen a su alcance para evitar un peligro inminente o la penuria. Desafortunadamente, el desplazamiento también tiende a volver vulnerables a las poblaciones, a menudo exacerbando las dificultades que ya enfrentan como resultado del conflicto armado o la violencia a su alrededor. Las personas desplazadas internamente se ven obligadas a alejarse de su ambiente habitual y privadas del apoyo de su entorno social. A menudo, las familias quedan separadas y algunos de sus miembros mueren o desaparecen durante la huida. La pérdida de ingresos, efectos personales y documentos oficiales deja a los desplazados internos en la imposibilidad de satisfacer incluso sus necesidades más básicas de manera sostenida o de acceder a los servicios esenciales. Para sobrevivir, algunas personas se llegan a recurrir a medidas desesperadas, como el trabajo infantil, la prostitución, la venta de sus bienes o el regreso a zonas peligrosas. También suele ser difícil encontrar donde vivir, en particular cuando no son bienvenidos en su nuevo lugar de llegada o si no pueden pagar un alquiler. A medida que el desplazamiento se prolonga, la incertidumbre acerca del futuro y de la posibilidad de regresar, o de encontrar otra solución duradera a su difícil situación, agrava aún más la situación. Las tensiones con la comunidad de acogida por la escasez de recursos y los servicios sobrecargados pueden generar estigmatización, aumentar la inseguridad y generar un nuevo desplazamiento.
La experiencia de las personas desplazadas evoluciona con el correr del tiempo. En el caso de los desplazamientos recientes, las personas pueden afrontar peligros físicos y carecer de los bienes más básicos para sobrevivir. Aquellas que llevan más tiempo en condición de desplazadas, necesitan asistencia de salud, educación y alojamiento adecuado, así como también acceso a los medios de subsistencia y oportunidades de empleo que les permitan recuperar su independencia y volver a llevar una vida normal. Además, cada persona vive esta experiencia de modo diferente. Factores como el género, la edad o la discapacidad inciden en la manera en que las personas afrontan el desplazamiento. Por ejemplo, las mujeres y las niñas internamente desplazadas suelen correr un riesgo mayor de sufrir explotación y violencia sexual. Los niños son particularmente vulnerables a los reclutamientos forzados, en especial quienes viven en campamentos infiltrados por grupos armados, o pueden afrontar obstáculos para acceder a la educación como consecuencia del desplazamiento. Para definir las respuestas apropiadas e implementar soluciones duraderas, es esencial considerar la diversidad de las personas desplazadas y la evolución de su situación.
Nuestro enfoque
La labor que tradicionalmente realiza el CICR para abordar la problemática de los desplazamientos internos a escala mundial se guía por su mandato de proteger la vida y la dignidad de las personas afectadas por conflictos armados y por otras situaciones de violencia. Consideramos el desplazamiento interno como un proceso que consta de diferentes fases (pre-desplazamiento, desplazamiento agudo, desplazamiento estable y soluciones duraderas), cuyos efectos superan en gran medida a las personas desplazadas en sí mismas. Nuestra respuesta se centra en ayudar a las personas internamente desplazadas para que sus necesidades específicas sean atendidas –ya sea directamente o mediante la interacción con las autoridades y otros actores– y, al mismo tiempo, abordamos las consecuencias negativas de su desplazamiento en las familias y comunidades de acogida. Conscientes de que las personas desplazadas y las comunidades de acogida tienen necesidades diferentes, y que esas necesidades suelen ser multifacéticas y estar interrelacionadas, nuestra labor se basa en prestar tanto asistencia como protección. Combinamos asistencia de emergencia y esfuerzos iniciales de recuperación, con el objetivo de alcanzar el equilibrio entre la acción a corto y a largo plazo. Procuramos interactuar de diversas maneras con las personas internamente desplazadas y las comunidades de acogida para conversar sobre sus preocupaciones, comprender sus prioridades, identificar las iniciativas que pudieron haber implementado para enfrentar el desplazamiento y recibir sus opiniones sobre las actividades puestas en práctica para ayudarlos, a fin de lograr su plena participación en nuestros programas.
En la medida de lo posible, procuramos evitar los desplazamientos en primer lugar, abordando algunas de sus causas. En los conflictos armados, un medio eficaz para reducir los desplazamientos es asegurar que todas las partes –tanto los actores estatales como no estatales– respeten el derecho internacional humanitario (DIH), en particular las normas relativas a la protección de los civiles de los efectos de las hostilidades. Tratamos de hacerlo mediante el diálogo bilateral y la formación, así como el asesoramiento jurídico para la implementación del DIH a nivel nacional. El apoyo a las comunidades residentes que les garantice el acceso a los servicios esenciales, el mantenimiento de las infraestructuras vitales durante los conflictos armados prolongados y la ayuda para el logro de la resiliencia también pueden contribuir a prevenir el desplazamiento.
Recordamos a las autoridades su responsabilidad primaria de proteger y ayudar a las personas internamente desplazadas correspondientes a su jurisdicción; aportamos conocimientos adicionales y apoyo, según las necesidades, por ejemplo, sobre la adopción de leyes y políticas nacionales que guíen la respuesta del gobierno en materia de desplazamiento interno, así como para la implementación de medidas concretas que mejoren la situación de las personas desplazadas. También participamos en foros regionales y mundiales sobre desplazamientos internos, donde presentamos nuestras opiniones y recomendaciones basadas en la experiencia directa adquirida en el terreno.
Procuramos complementar los esfuerzos desplegados por otros actores que participan en este ámbito. Por ejemplo, ayudamos a las personas desplazadas que viven fuera de campamentos: en comunidades de acogida, donde el CICR está en mejores condiciones de trabajar con las personas internamente desplazadas y la población local, o en las zonas a las que otros actores humanitarios no pueden acceder.
Nuestra respuesta
El CICR responde a los desplazamientos internos de diversas maneras, que incluyen las siguientes actividades:
- ayudar a las comunidades que corren riesgo de ser desplazadas a reforzar los sistemas locales de alerta temprana y a prepararse para la huida (para que puedan proteger sus pertenencias, identificar rutas de escape seguras y hacer un seguimiento de familiares y documentos personales);
- ayudar a los miembros de las familias a mantenerse en contacto y reunir a familiares separados a raíz de un desplazamiento;
- distribuir socorros (como alimentos, agua, artículos domésticos de primera necesidad, refugio, semillas y aperos) a los recién llegados o a los desplazados que regresan a su hogar;
- impulsar iniciativas microeconómicas, agrícolas y ganaderas para apoyar los medios de subsistencia, de modo que las personas internamente desplazadas puedan recuperar su independencia y rehacer su vida;
- financiar centros de salud, mantener en funcionamiento las redes de abastecimiento de agua y sustentar otros servicios públicos esenciales en las comunidades de acogida;
- realizar campañas de sensibilización sobre el peligro de las minas para que las personas internamente desplazadas puedan regresar a sus hogares en forma segura;
- organizar charlas informativas (o utilizar otros medios de comunicación, por ejemplo, las redes sociales) para que las personas internamente desplazadas puedan comprender sus derechos y obtener información sobre los servicios locales;
- entablar el diálogo con las autoridades y los grupos armados no estatales acerca de su obligación de prevenir los desplazamientos, de proteger a las personas internamente desplazadas y de prestarles la asistencia que necesitan;
- sensibilizar sobre las consecuencias humanitarias de la violencia entre las fuerzas armadas y los grupos armados no estatales, y ayudarles a respetar el derecho internacional humanitario y otros cuerpos jurídicos;
- asesorar a los gobiernos respecto de los aspectos técnicos de leyes y políticas para proteger y ayudar a las personas internamente desplazadas;
- trabajar con las autoridades para introducir procedimientos que permitan a los desplazados internos obtener documentos de identidad u otra documentación oficial;
- interactuar con otros actores, sobre la base de sus mandatos y conocimientos, para encontrar soluciones a casos o problemas específicos que afectan a las comunidades desplazadas.