México y América Central: personas privadas de libertad
Desde 1870, el CICR visita y realiza acciones humanitarias en favor de las personas privadas de libertad. En un principio, y siguiendo las normas del Derecho Internacional Humanitario, el principal cometido de la organización fue el de salvaguardar la dignidad e integridad física de los capturados durante los conflictos armados, así como brindarles la posibilidad de intercambiar mensajes con sus familias.
En la actualidad, el CICR trabaja en más de 80 países del mundo, entre ellos El Salvador, Honduras, México y Nicaragua, visitando a población carcelaria, realizando observaciones sobre las condiciones de detención, sobre el debido proceso judicial y el respeto de los derechos básicos de las personas privadas de libertad.
Estas observaciones son compartidas en diálogo bilateral, confidencial y constructivo con las autoridades penitenciaras a fin de facilitar la toma de las medidas necesarias para adecuar las condiciones de detención a los estándares internacionales y en favor de la dignidad de los detenidos.
La acción humanitaria del CICR busca contribuir a una mejor respuesta a los problemas que enfrentan a diario las personas privadas de libertad, que proteja la dignidad de cada una de ellas, independientemente de su situación jurídica; que evite el sufrimiento innecesario causado por enfermedades físicas o psicológicas que no son prevenidas o atendidas, disminuya su vulnerabilidad frente a desastres estructurales, como inundaciones, incendios o colapso de edificaciones, o el que sufran de un trato inadecuado, en detrimento de sus derechos básicos.
El CICR también promueve y apoya el restablecimiento de contactos familiares entre personas privadas de libertad y sus seres allegados a través de llamadas telefónicas, mensajes Cruz Roja y facilitando programas de visitas.
Las personas detenidas forman parte de la sociedad y, por ello, es primordial velar porque éstas no vivan permanentemente en una situación de exclusión, así como facilitar su reinserción social en el futuro.
En El Salvador y Honduras, el CICR despliega su acción en favor de las personas privadas de libertad, con un abordaje integral y estructural de la problemática. Se han llevado a cabo evaluaciones sobre aspectos tales como el acceso al agua y a los servicios de salud, condiciones de alojamiento, garantías judiciales, entre otros; y se trabaja con las autoridades para diseñar medidas que contribuyan a mejorar el sistema penitenciario y las condiciones de detención y tratamiento a personas privadas de libertad.
Específicamente en el Salvador, el CICR ha distribuido elementos de higiene y camas, y ha mejorado las condiciones en distintos centros penitenciarios con la renovación de pisos, mejoras en techos, ventilación y acceso al agua potable. También ha brindado capacitación a las autoridades responsables del diseño de nuevas prisiones y en materia de salud pública.
En Honduras, el CICR ha mejorado las condiciones de salubridad y acceso a agua, ha rehabilitado redes eléctricas y reducido la cantidad de material inflamable. Adicionalmente, ha proporcionado entrenamiento en prevención y evacuación ante desastres, y brindado asesoría en la elaboración e implementación de planes de contingencia.
En México, el CICR realiza visitas individuales a personas privadas de libertad, y facilita el restablecimiento de contactos familiares a través de llamadas o programas de visita.