Con instructores de Brasil, Paraguay, Perú y Colombia, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) apoyó la formación de policías para fortalecer el respeto por los estándares internacionales de uso de la fuerza.
"¡Cámaras!... ¡Acción!", grita el instructor José Luis Solari. De inmediato, dos policías apuntan sus pistolas hacia el sospechoso, quien se esconde dentro de un cuarto y podría tener a un rehén. Se escuchan golpes y más gritos mientras los policías tratan de controlar la situación.
La cinematográfica escena, que se repite una y otra vez dentro de un complejo de simulaciones en el sur de Bogotá, es un ejercicio para preparar a policías y guardias de centros carcelarios en estándares sobre uso de la fuerza y Derechos Humanos.
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Estos simulacros complementan la formación teórica sobre el tema que reciben del CICR. En el último año, la organización instruye a 2.500 hombres y mujeres de la Fuerza Pública colombiana sobre las normas internacionales que deben respetar para hacer bien su trabajo.
A medida que los simulacros avanzan, el estrés entre los alumnos aumenta. Uno de ellos está sudando mientras intenta convencer a su colega que hace el papel de sospechoso que se arrodille y ponga las manos detrás de la cabeza.
"¡Corte!", grita José Luis para detener esta escena. Luego interviene y les recuerda a todos cuál es la técnica adecuada para esposar a un detenido sin herirle las muñecas. Por un momento, la acción da paso a la teoría y para todos es claro que nada de esto es como lo pintan en las películas.