“Los empleadores suelen ser reacios a contratar personas con discapacidad”, afirma Sameh, que perdió ambas piernas en 2009, durante la guerra. A pesar de su experiencia en administración de empresas, Saleh no pudo encontrar trabajo tras sufrir la amputación de las piernas. Su formación académica y sus aptitudes volvieron a ser de utilidad cuando solicitó una ayuda del CICR para iniciativas microeconómicas y, posteriormente, abrió su propia librería comercial. Sameh estudió el mercado para asegurarse de que el negocio fuera rentable.