Es muy interesante observar a Ma San San Maw mientras ajusta tornillos y arregla las prótesis y ortesis de personas que las necesitan, pero lo que es una verdadera inspiración es escuchar su historia: la de una sobreviviente a la explosión de una mina terrestre que superó la depresión para convertirse en una reparadora que ve sus capacidades por sobre su discapacidad.
“Fue un día como cualquiera. Subí a la montaña con mis amigas para recoger bambú y pisé una mina terrestre”, recuerda.
En 2003, sin embargo, cuando se abrió el nuevo Centro de Ortopedia y Rehabilitación de Hpa-an (HORC), más cerca de donde vivía, Ma San San Maw fue derivada allí.
“El incidente me trajo consecuencias muy repentinas y muy duras, que nunca había imaginado, y me deprimí. En Yangon conocí a otras personas que habían pasado por experiencias similares, y eso me ayudó a recuperarme”, cuenta.
En 2017, participó en un programa de dos semanas sobre reparación en ortopedia organizado por el HORC y comenzó a prestar servicios para personas que necesitaban arreglos menores en sus prótesis u ortesis.
“Cuando conozco personas en mi situación, les aconsejo que piensen en todo lo que siguen pudiendo hacer y que lo hagan, en lugar de pensar en lo que no pueden. Habremos perdido una pierna, pero podemos usar otras partes del cuerpo para fabricar artesanías y hacer muchas otras cosas”, explica.
Sin embargo, eso no le impide ayudar a los demás. A pesar de que tuvo que huir de su hogar para refugiarse, se ocupa de derivar a personas con discapacidad al HORC para que accedan a servicios de rehabilitación.