Ucrania: los controles y los cortes de luz afectan en especial a las personas mayores

08 octubre 2015
Ucrania: los controles y los cortes de luz afectan en especial a las personas mayores
Kominternove, region de Donetsk, Ucrania. Dos residentes llevan a su hogar provisiones distribuidas por el CICR. Para las personas mayores, el retiro y el traslado de los paquetes es más dificultoso. CC BY-NC-ND /CICR / L. Lehongre

A raíz del conflicto, la vida de toda la población del este de Ucrania se ha vuelto más difícil, pero las personas mayores son quienes más sufren los efectos. El CICR distribuye alimentos en todos los lugares posibles, pero vivir en la línea del frente resulta una penosa experiencia para las personas mayores.

Kominternove es una pequeña aldea en la región de Donbass, en el este de Ucrania, devastada por la guerra. Se ubica en la tierra de nadie entre las posiciones militares de ambos bandos del conflicto. Para entrar o salir de la aldea, la población civil debe atravesar puntos de control de alguno de los bandos, lo que resulta complicado y peligroso.

Los pobladores de Kominternove viven con el constante estruendo de los bombardeos. Numerosas viviendas fueron destruidas o dañadas, hace meses que está interrumpido el suministro eléctrico, y el centro de atención médica está cerrado. Llevar alimentos e insumos médicos a esa zona se ha convertido en un desafío de proporciones.

One of the many houses damaged in the fighting that has wracked eastern Ukraine.

Kominternove, región de Donetsk, Ucrania. Una de las numerosas casas dañadas en los enfrentamientos que devastaron el este de Ucrania. El CICR provee materiales para que los habitantes reparen sus hogares antes de la llegada del crudo invierno ucraniano. CC BY-NC-ND / CICR / L. Lehongre.

La población sobrevive gracias a la solidaridad. Los habitantes se ayudan mutuamente y se ocupan de los más vulnerables, especialmente de los ancianos, ya que muchos de ellos permanecieron en la aldea mientras que sus familiares se trasladaron a lugares más seguros.

Hoy el CICR distribuye velas, alimentos y artículos para el aseo personal. Los pobladores rápidamente hacen fila detrás del camión del CICR. No hay niños ni demasiados adultos jóvenes: la mayoría de los residentes tienen más de cincuenta años de edad y muchos superan ya los setenta.

ICRC staff distribute food and other essentials to the people of the village.

Kominternove, región de Donetsk, Ucrania. Colaboradores del CICR distribuyen alimentos y otros artículos esenciales a los pobladores de la aldea. CC BY-NC-ND / CICR / M. Weinreich.

Una anciana exhibe su pasaporte para obtener sus paquetes. Valentina Viktorovna nació en 1935. Comenzó su vida en los turbulentos años de la Segunda Guerra Mundial y ahora debe atravesar otro conflicto brutal. Tal vez no llegue a presenciar la paz nuevamente.

Una explosión distante paraliza a todos.

Valentina pregunta qué sucedió: sufre de sordera parcial, pero percibió la conmoción general a su alrededor y tiene miedo. "No siempre oigo el bombardeo y a veces no me protejo a tiempo. Mi vista tampoco es demasiado buena, así que a veces no sé hacia dónde correr", explica a un colaborador del CICR. Valentina padece de un estado avanzado de catarata, de modo que además sordera parcial, sufre también de ceguera parcial. La condición de la anciana resulta sumamente vulnerable en tiempo de guerra.

The situation in eastern Ukraine is difficult for everyone, but for older people like Valentina Viktorovna (80) things are doubly hard.

Kominternove, region de Donetsk, Ucrania. La situación en el este de Ucrania es difícil para todos, pero para los ancianos como Valentina Viktorovna (80 años de edad) todo es doblemente árduo. CC BY-NC-ND / CICR / L. Lehongre

"La última vez me caí mientras trataba de refugiarme" prosigue. "No logré levantarme, así que solo atiné a quedarme acostada en el piso, llorando, hasta que cesó el bombardeo. Fíjese, todavía tengo la pierna lastimada." Se levanta un poco la falda y deja ver una oscura magulladura bajo la rodilla.

"Los jóvenes están en condiciones de reparar sus casas, usar lámparas de petróleo y cargar baldes de agua. Yo ya no soy capaz de hacer nada de eso; no puedo caminar sin bastón, no tengo fuerza en las y mi vista está muy disminuida. Necesito ayuda todo el tiempo."

"Mi refrigerador no funciona porque hay corte de electricidad en la aldea", agrega. "Me paso el tiempo buscando alimentos y luego cocinando un poco cada vez, ya que no se puede conservar nada. Estoy cansada. Ya no tengo edad para todo esto."

Mains water supplies have still not been restored in some areas.

Kominternove, región de Donetsk, Ucrania. El agua de red aún no se ha restituido en algunas zonas. CC BY-NC-ND / CICR / L. Lehongre

"Perdí el turno que tenía en la clínica oftalmológica porque no me permitieron cruzar el puesto de control. Me estoy volviendo ciega y necesito tratamiento con urgencia. Para nosotros, los mayores, esta clase de vida es sumamente difícil. Tampoco consigo ya el medicamento contra la alta presión que empeora por el estrés."

El CICR suministra también protectores absorbentes para la incontinencia a quienes atienden a las personas postradas. "No tenemos agua corriente", relata una de esas personas al colaborador local. "Es tan difícil mantener aseados a nuestros ancianos con solo unos pocos baldes de agua de pozo."

Al finalizar la distribución, el equipo del CICR se apresta a partir. Todos guardan silencio; piensan en los muchos ancianos atrapados en esta guerra en el ocaso de sus vidas, en el miedo que deben sentir cada vez que les acecha el peligro y en su grado de dependencia del atento cuidado de sus vecinos y familiares.

El CICR regresará con más paquetes de alimentos, artículos de aseo, velas y provisiones a fin de que los pobladores puedan sobrellevar el invierno, pero vivir en la línea del frente seguirá siendo un desafío difícil de superar, especialmente para las personas mayores que viven solas.

El equipo del CICR saluda a Valentina Viktorovna con un gesto de despedida, mientras la anciana queda atrás, esbozando una valerosa sonrisa.