Un regalo y un juguete: crecer a la sombra de la guerra en Sudán del Sur

Un regalo y un juguete: crecer a la sombra de la guerra en Sudán del Sur

Estos niños y niñas de Sudán del Sur conocen la peor parte del conflicto: pesadillas, angustia, soledad, dolor, pérdida, enojo y desesperanza.
Artículo 14 diciembre 2018 Sudán del Sur

¿Qué conoce un niño sobre la guerra?

En Sudán del Sur, los niños y las niñas conocen la peor parte: las pesadillas, la angustia, la soledad, el dolor, el enojo y la desesperanza. Desde que se desató el conflicto hace cinco años, no hablan de la escuela ni de las amistades, sino de guerra y de muerte. No saben lo que es un juguete o un regalo: solo saben de crímenes y armas.

Goi

 

Goi tiene diez años. No recuerda exactamente qué sucedió en su aldea, pero, en los últimos dos años, lo acechan pesadillas en las que sus amigos se queman vivos dentro de sus casas.

Es huérfano. Extraña comer y jugar con sus padres y sus hermanos. Echa la culpa a la guerra por la "destrucción que trajo a su país" y quiere paz: basta de muerte, dice.

Muchas víctimas jóvenes como él sufren pesadillas y tienen sentimientos de desesperanza, ira, temor y tristeza. Este es el futuro de Sudán del Sur: un país con niños que, muy a menudo, sufren en silencio.

Thagaya

 

Thagaya tiene doce años. Aún siente un dolor enorme. Ella también vio morir a sus amigos. No le importa recibir ayuda porque "la situación no cambiaría". Hace lo que puede: estudiar. Un día, será el orgullo de su madre y podrá ayudarla trabajando como piloto.

Bitoang

 

Bitoang tiene catorce años. A su padre lo mataron hace un año en un ataque. Este año le tocó a su primo, su mejor amigo. Estaban huyendo juntos, y a él le dispararon. Se siente responsable por no haber tenido la capacidad de evitarlo. Tiene pesadillas y no deja de pensar en ese día. Aún lleva puesta la misma ropa que tenía cuando ocurrió el ataque, hace meses.

Nyaduala

 

Nyaduala tiene trece años. Sobrevivió un ataque brutal a su aldea. Hoy, piensa que la vida le da una segunda oportunidad. Va a la escuela, pero le preocupa no poder terminar, en caso de que la obliguen a casarse antes de que se gradúe.

James

 

James tiene 14 años. Pensó que no iba a sobrevivir al último ataque. Durante dos días, se escondió entre los arbustos, bajo una lluvia implacable, sin alimentos y envuelto en una nube de mosquitos. Constantemente piensa que los van a atacar de nuevo, se pregunta dónde debería esconderse, hacia dónde escapar y cuándo volver. El dolor aún es muy fuerte, y se hace difícil olvidar lo que ocurrió, pero también espera poder perdonar y ser un hombre de bien.

Si bien esta generación ha atravesado enormes dificultades, conservan la esperanza. Necesitan tiempo y espacio para recuperarse. No piden nada extraordinario. Esperan cambiar sus experiencias de violencia y temor por una vida normal, un hogar, alimentos, acceso a la asistencia de salud y a la educación, con sus familiares y amigos. Saber qué es un regalo y qué es un juguete.

Temas